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Alma se queda: El grito de una madre que puede perder la tenencia de su hija

Dos fallos de la justicia francesa y argentina obligan a Sofía Troszynski, ingeniera civil, a entregarle la nena a su padre parisino,  que será juzgado en agosto por violencia de género y violencia familiar. 

Alma se queda: El grito de una madre que puede perder la tenencia de su hija

Sofía Troszynski vive horas decisivas y dramáticas después de que dos fallos judiciales en Argentina y Francia dictaminaron que debe restituir la tenencia de su hija, de tres años, a su ex pareja, que vive en París y a quien en varias ocasiones denunció por violencia de género.

Troszynski que es ingeniera civil, enfrentará el viernes próximo una audiencia judicial decisiva sobre el futuro de su hija, con quien vive en Buenos Aires después de separarse de su pareja, de nacionalidad francesa e hijo de un diplomático.

Hasta el momento, el magistrado de primera instancia a cargo del Juzgado Nacional en lo Civil N° 4, Alejandro Hagopian, le otorgó la razón al padre en esta causa, caratulada “P.F. c. T.S. sobre Restitución”. Sofía apeló, pero la Defensora de la Cámara en lo Civil letra H, dice que, “sigue la misma línea que el de primera instancia. No acreditan el grado de peligrosidad para evitar que la nena vuelva a Francia”, y agrega: “No resolvió con perspectiva de género, por supuesto. Se basó en el dictamen del Defensor de Menores de la Nación, que cometió el mismo error”.

Como sucedió en el mencionado caso Wilner vs. Osswald, para los jueces prima el acuerdo sobre restitución de menores que se celebró en La Haya en 1980 (Convenio sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores) y firmó tanto la Argentina como Francia, entre otros países. Y, por el resultado de la sentencia, eso pesaría más, en los estrados judiciales, que una mirada de género.

En pocos días, la situación debe definirse. Si los jueces de la Cámara (José Benito Farje, Liliana Abreut de Begher y Claudio Kiper) vuelven a fallar en contra de Sofía, la sentencia estaría en condiciones de ser ejecutada y la niña deberá retornar con su padre.

La Justicia del país europeo dictaminó que el 22 de marzo próximo madre e hija deben viajar a las 14.30 rumbo a París en un vuelo de Air France para que la tenencia de la niña pase a manos de su padre, aunque sobre él pesen denuncias de violencia de género radicadas tanto en Francia, como en Argentina y una sospecha de abuso sexual sobre la niña. 

Su última esperanza está depositada en la audiencia del viernes, a la que llegará con la expectativa de lograr un cambio en la postura judicial.

Mañana 19 de marzo se realizará una marcha a las 10: 30 am para levantar la voz , que la justicia falle a favor de la niña y su madre, que el asesor Atilio Álvarez proteja a la menor y no separen a Alma de su mamá. 

"Mañana en la audiencia que se nos permite tener para que la Justicia Argentina impida la sentencia francesa, la abogada del progenitor pidió que estén 5 personas del consulado francés y un abogado penalista.La jueza aceptó. Eso significa que el maltratador pondrá mucha más presión .Además me están amenazando con hacerme un juicio por salir en los medios. Alma les da las gracias a todxs los que nos creen".

Su historia

En 2013 recibida en Ingeniería Industrial en la UTN, Sofía obtuvo una beca gracias a sus notas altas. Viajó a Francia para hacer máster en desempeño energético y energías renovables, que incluía la estadía en la Casa Argentina de la Ciudad Universitaria de París.

“Luego de ese máster y una pasantía comencé a trabajar en Lafarge, una cementera francesa”. Hasta ahí, todo iba de maravillas. “Por una amiga en común conocí al padre de mi hija, que al principio parecía alguien gentil, pero siempre fue muy celoso. De a poco me empezó a hacer sentir más insegura, me alejó de los amigos que había hecho en la ciudad universitaria. Incluso cuando venía mi familia a visitarme me aislaba de todo. Y si yo me rebelaba y salía con amigos, cuando regresaba lo encontraba borracho o drogado. Esa era su forma de manipularme. ‘Vos te vas con tus amigas, mirá lo que me pasa a mí’... Todo era mi culpa, hasta el hecho de no poder salir de las drogas y el alcohol”.

Sofía quiso cortar la relación pero un problema de salud, y el estado de vulnerabilidad que estaba atravesando, sola, en otro país y sin amigos la mantuvo junto a el agresor. Un quiste ovárico la llevó a ser intervenida y tuvieron que extraerle dicho ovario, parte del otro y la trompa. 

A pesar de que las probabilidades eran muy bajas en mayo de 2017 queda embarazada, pero según sus palabras el embarazo fue horrible, ya que de parte de su pareja, como de la familia de este, la acusaban de "embarazarse para no trabajar más y vivir de ellos". 

"La madre me decía que me había embarazado para no trabajar nunca más, cuando yo tengo una carrera universitaria, que es lo que me permitió ir a Francia, y siempre seguí trabajando. Me hizo muy mal ese comentario. Y también otros racistas, diciendo que era una invasión de argentinos en París, que qué hacía yo en Francia. Todo muy feo. A los controles fui siempre sola. Hasta que nació la niña y ya la violencia fue mayor. Contra mí y contra mi hija. Ya no podía soportarlo”.

La violencia que relata Sofía la dejó asentada tanto en Francia como en Argentina.

"Recibía empujones con mi hija en los brazos, contra los muebles de casa. Rompía cosas. Había gritos, desvalorizaciones. Cuando la nena tenía tres meses fuimos a una fiesta familiar y él estaba muy alcoholizado. Le pedí que me de a la nena, que se le iba a caer. Me respondió que era el padre y hacía lo que quería. En eso levantó las manos y tiró o se le cayó mi hija al piso de cemento, de cabeza. Me desesperé y pedí que me llevaran al hospital. Nadie quería, decían que estaba exagerando." cuenta para infobae en un relato desgarrador. 

"Tras el golpe, mi hija no paraba de llorar, estaba toda roja. Al final él aceptó llevarme, y mi hija quedó hospitalizada. Pero la condición para llevarme fue que él hablaría, que me quedara callada. El temía que la policía interviniera. Dijo que la había golpeado una pelota de fútbol. La nena quedó con un temblor en las manos, que pasó con los meses. Fue horrible." relató. 

Luego de reponerse de una licencia, por sucesivas hemorragias post -parto, Sofía volvió a trabajar, mientras que su agresor dejó el trabajo con la excusa de quedarse a cuidar a la nena. Las constantes amenazas y denigraciones que recibía a diario hacían de la vida algo insoportable. 

"Me amenazaba, me decía que si yo no hacía lo que él quería durante el tiempo que la cuidaba, “cuando vuelvas del trabajo, A. no va a estar nunca más”. Amenazaba con desaparecer con mi hija mientras yo me iba a trabajar. Pero no la cuidaba. Se la pasaba alcoholizado, jugando a los jueguitos".

Pero la violencia no era solo para con Sofía, como cualquier mamá que tiene que salir de su casa para trabajar, en varios momentos del día llaman a la casa para ver como están sus niños. Sin embargo , lo que ella recibía eran siempre fotos de la niña "desmayada" en el sillón o durmiendo. 

“Tengo un montón de fotos que me enviaba. Me enviaba fotos de mi hija directamente desmayada en el sillón… todo el tiempo durmiendo. Le preguntaba cómo puede ser que estuviera en ese estado si cuando yo la cuidaba era una bebé muy activa. Dormía todo el día, desde que yo me iba a las 8 de la mañana hasta que volvía a las 7, 8 de la tarde, y me costaba muchísimo despertarla. El me decía que así estaba tranquila, que no me perdía de nada. Yo tenía muchísimo miedo. Hasta tenía miedo de hablar con el pediatra para contarle la situación, porque él venía conmigo…”

Al tiempo se enteró , por palabras de él, que la manera de mantener tranquila a la niña, durante las horas que la tenía bajo su cuidado, era dándole alcohol para que se durmiera. 

"Él me lo dijo. En una reunión con amigos había una torta borracha, que tenía alcohol. Mi hija quiso probar la torta y le dije “no, tiene alcohol”, y él respondió “que pruebe, total ella ya está acostumbrada a tomar alcohol. Yo siempre le pongo alcohol en el puré y es la forma en que ella está tranquila. Como diciendo que era algo común en Francia darle alcohol a los niños para que estén tranquilos". 

Sofía lo denunció, pero la poca asistencia que le brindaron y las constantes amenazas que recibía sobre lo que podría hacerle a ella o a la niña, la paralizaron. 

"Varias veces me amenazó de muerte. Y yo no podía más. Era llorar todos los días, todos los días tener miedo por mi hija, cualquier cosa que yo podía hacer repercutía sobre ella. Si yo no hacía todo lo que él decía, desaparecía con mi hija. Volvía a las tres de la mañana con la nena dormida y yo no sabía qué había pasado en el medio".

Finalmente, el 25 de enero de 2019 decidió regresar a la Argentina, pero “Él se compró un pasaje y viajó con nosotras. Y acá fue peor”.

Los maltratos acá no se detuvieron, señala Sofía. “Hubo amigas mías que lo vieron gritándome, sacudiendo a nuestra hija. Me hacía escenas de celos frente a ellas. Un día se pinchó la rueda del auto y era mi culpa. Otro me acusó diciendo que venía de vacaciones, cuando lo único que deseaba era descansar de toda su violencia. También decía que Argentina era un país de mierda y que era toda mi culpa. Y que cuando volviéramos a Francia iba a tener mi merecido. Que me acuerde que tenía un arma, que yo no iba a existir más….”

El 15 de febrero, lo denunció en la Oficina de Violencia Doméstica. A partir de ese momento, al padre de su hija le pusieron una perimetral. “Fue de máximo riesgo para nuestra hija y de mediano riesgo para mi. También me dieron un botón antipánico. Pero él a la perimetral no la cumplió. Lo tenía acá en la puerta a las 4 de la mañana, dando vueltas por la cuadra. Hasta que él no se iba, yo no salía de casa. Tenía muchísimo miedo. La gente de seguridad de mi edificio me decía ‘no podemos creer que esta persona tenga una perimetral porque está acá todo el tiempo’.

Dos veces logró acceder al departamento donde violentó todo y Sofía tuvo que accionar el botón  antipánico. Luego de declarar en la comisaría, él  le dio un poder a una abogada, y ella comenzó el juicio de restitución internacional. Empezó en mayo del 2019. 

Y empezó otro calvario más para Alma y Sofía: “Cuando veía a otros nenes de un año y los comparaba, notaba que mi hija no balbuceaba, no gateaba, le tenía mucho miedo a todo el mundo. No tenía el desarrollo de otros niños de la misma edad. Era consecuencia de lo que estábamos viviendo. La llevamos al Hospital Garrahan. Los médicos dijeron que estaba con un subdesarrollo, como si fuera un bebé de siete meses, que es justo la edad a la que yo la dejé de cuidar. Ahora está con fonoaudiología, terapia ocupacional, psicomotricidad y psicóloga. Con todos esos tratamientos ella está saliendo adelante, aunque le cuesta toda la parte vinculatoria, porque le sigue teniendo mucho miedo a las personas".

Según un informe presentado a la justicia por la Dirección Operativa de la Dirección Operativa de Programas Centralizados y Articulación Interinstitucional: “La niña presenta un diagnóstico de ‘Trastornos específicos del desarrollo del habla y del lenguaje, trastorno generalizado del desarrollo no especificado’”. Allí cuentan que se tramitó, para realizar las diferentes terapias, un Certificado de Discapacidad.

Alma está avanzando en sus tratamientos y en sus vínculos, sin embargo dos fallos por parte de la justicia francesa, apoyan al padre y la instan a retornar a su hija junto a su padre en su país natal. 

Ante los diferentes pedidos, pruebas, testimonios y apelaciones la decisión que en primera instancia tuvo el tribunal Civil N° 4. dice que la niña tiene que volver a ese ambiente violento. A Francia. Allá el padre está pidiendo la tenencia exclusiva y su madre puede pueda verla 5 días al año. 

A pesar de que se comprobó que el problema de su hija y los trastornos son de caracter adquirido y no de nacimiento, a pesar de las pruebas, audios, amenazas, testigos, fotos, y denuncias. Este 22 de marzo Sofía puede perder la tenencia de su hija, y la menor podría tener que viajar a Francia, a un ambiente violento y lejos de su mamá. 

El juicio por violencia de género comenzará en agosto, pero su fecha de inicio fue postergada en varias ocasiones desde 2019 debido a las constantes apelaciones y recursos legales presentados por la defensa del acusado.

"Si se concreta la restitución de la niña, ese juicio ya no tendrá sentido. ¿Quién asegura que en Francia no volverá a dopar y maltratar a la nena?" Sofía está desesperada y nos necesita para levantar la voz. 

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