“En el 2000” fue la canción que catapultó a la cantante, compositora y artista mexicana Natalia Lafourcade. Lanzada en el año 2002 como parte de su disco debut homónimo, la canción narra la vida de una adolescente de 18 años a comienzos de la primera década del nuevo siglo; su búsqueda del amor, la admiración a artistas juveniles, los embarazos no deseados y hasta la pérdida de la inocencia.

Más de 20 años después, tras haber construido una próspera carrera, Natalia lanzó su quinto álbum de estudio, “De todas las flores”, una compilación de 12 canciones eclécticas, a través de las cuales se dio la chance de explorar, mostrar su costado más crudo y creativo, en las que se hacen evidentes sus referencias a géneros musicales clásicos y del folklore latinoamericano.

Lejos de la inocencia de los 2000, Natalia nos regala un álbum maduro, íntimo y sumamente personal, que atraviesa momentos solemnes, dramáticos y otros sumamente luminosos y lúdicos. En diálogo con este medio, la artista de 39 años emprende un viaje al pasado y recuerda a la de sus 18.

“Hay algo muy importante en no desconectarnos de nuestra niña interior. Fue algo que me repetí muchas veces: cuando no sabía qué hacer trataba de imaginar que me diría mi niña. Si quería jugar, probar, explorar, porque nuestros niños interiores son muy honestos, cero pretenciosos, reales, transparentes. Cuando conectas a eso, pasa algo genuino”, asegura Lafourcade.

“Hubo mucha improvisación, sin saber a dónde íbamos a llegar con ese juego. Para mi era importante y tiene que ver con ese duende de la infancia que siempre tiene que estar vivo”, agrega.

"De todas las flores", un viaje al interior de la composición

“De todas las flores” llega siete años después de “Hasta la raíz”, su último álbum de canciones propias, inéditas. En el medio, Lafourcade se ocupó magistralmente de homenajear al repertorio clásico del folclore latinoamericano a través de covers y reinterpretaciones de canciones de artistas como Violeta Parra, Agustín Lara, María Grever, Margarita Lecuona, entre otros.

“Durante muchos años no busqué hacer un nuevo disco. Mis deseos y concentración estaban en otro lugar, grabando otras músicas, haciendo otros proyectos. Decidí tomarme un tiempo fuera de los escenarios y luego coincidió con la pandemia. Eso colaboró con el proyecto. En el encierro tuve la chance de probar otras cosas que me hacía mucha falta probar”, recuerda Natalia.

“En los últimos años de mi carrera me ha tocado coverear a otros artistas, trabajar con el folclor, la música tradicional, apropiarme de eso y encontrar mi propia manera de interpretar. Eso me ha ayudado a aprender nuevas herramientas, como música, escritora y compositora. Pero después de muchos años me di cuenta que estaba dejando de lado la parte de hacer algo propio y que no tenía que descuidarlo porque es parte de mi esencia, mi pasión, lo disfruto muchísimo”, afirma sobre su vuelta como compositora.

“Encontré en mi teléfono música que tenía grabada de muchos años atrás pero que había que darle cause, terminar de alinear. Ahí empezó el nuevo sueño de volver a sacar un disco inédito. Y me di cuenta que tenía un diario musical, que refleja una etapa de mi vida, que encierra muchas de mis emociones, experiencias”, cuenta sobre su último trabajo que salió a la luz junto a un libro que recopila el detrás de escena de todo este proceso de creación.

“‘De todas las flores’ habla de ese jardín interno que uno tiene que procurar cuidar constantemente y de cómo yo me asumo a mi misma como un jardín lleno de escondites que tengo que cuidar todos los días de mi vida. Fue la enseñanza más grande que recibí de este disco”, analiza.

- Sos una de las referentes de la canción Latinoamérica. ¿Cómo ves a esta escena, a tus colegas y a los y las nuevas que van surgiendo?

- Veo que hay una escena despierta y una industria que ha cambiado muchísimo. Me ha tocado vivir la última parte de un tipo de industria musical que luego cambió y ahora se ha transformado otra vez con la tecnología y las plataformas digitales, un nuevo camino de compartir tu música. Eso me da gusto porque veo que hay nuevas propuestas que perfectamente se pueden compartir, y eso antes no era tan fácil. A mi me tocó empezar en un momento en el que te firmara una label, tuvieras un espacio en la televisión, en la radio era todo un logro. Hoy en día lo que determina si vas a conectar con la gente o no son otras cosas. Eso está increíble. También me gusta ver que tengo muchas colegas, mujeres hermosas y talentosísimas haciendo cosas increíbles. Estamos en una época en la que se plantean otras formas, más equitativas y balanceadas en los espacios para las muchas mujeres que hay en la música. No solo las mujeres, se me hace increíble que se replanteen otras formas para cualquier ser en cualquier exploración y búsqueda que tenga, que pueda mostrar su arte y expresarse.