Miles de ciudadanos israelíes inundaron las calles de distintas ciudades este sábado, exigiendo un acuerdo para la liberación de los rehenes israelíes capturados por el grupo islamista palestino Hamas en la Franja de Gaza. Sin embargo, el reclamo no se limitó solo a la liberación de cautivos; también se extendió al corazón del poder político, exigiendo la renuncia del primer ministro Benjamin Netanyahu y la convocatoria de elecciones anticipadas.

En Tel Aviv, epicentro de las protestas, la situación escaló cuando manifestantes con antorchas intentaron romper una barricada policial en la calle Kaplan, lo que resultó en la detención de 18 personas. La fuerza policial informó que los manifestantes bloquearon carreteras en zonas no autorizadas y confrontaron a las autoridades cuando se les solicitó que se dispersaran.

Paralelamente, en una manifestación frente al cuartel militar de Kirya en Tel Aviv, el exministro de Defensa Moshe Yaalon arremetió contra Netanyahu, culpándolo directamente por la crisis actual. Yaalon atribuyó al primer ministro la responsabilidad del ataque perpetrado por Hamas el 7 de octubre, que cobró la vida de unas 1.200 personas y dejó 240 como rehenes, incluyendo ciudadanos argentinos. 

El teniente Or Scheinberg, herido gravemente durante los enfrentamientos, instó a la unidad entre judíos y árabes, izquierda y derecha, en pos de un cambio político fundamental. "Esta es nuestra oportunidad de renovar el contrato que teníamos. Nosotros, judíos y árabes, la derecha y la izquierda, vamos a hacerlo juntos (...). Pido al gobierno más fracasado de nuestra historia: márchense", clamó Scheinberg.

Las protestas también abarcaron otras demandas, como la revocación de la ley que exime a los estudiantes ultraortodoxos del servicio militar, lo que subraya la complejidad de las tensiones internas en la sociedad israelí.