El estado de Francia calificó de "excesivas" e "infundadas" las acusaciones emitidas por un comité de expertos de la ONU, el cual denunció la presunta discriminación racial y uso desproporcionado de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad durante los recientes disturbios.

El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) emitió una declaración de urgencia en la que señaló “el uso excesivo de la fuerza por parte de los organismos encargados de hacer cumplir la ley", y solicitó al país galo la implementación de una legislación que prohíba la “categorización racial”.

En respuesta, desde el ministerio de Relaciones Exteriores francés aseguraron que "cualquier medida de categorización racial por parte de las fuerzas del orden está prohibida en Francia", garantizando que todo acto de discriminación comprobado recibirá sanciones tanto a nivel “administrativo como judicial”.

Los disturbios estallaron por todo el país tras la muerte de Nahel, un joven de 17 años que fue abatido por un policía durante un control policial. El suceso provocó noches de violencia en diversas localidades y reavivó el debate sobre la violencia policial.

En medio de la creciente tensión social, las autoridades judiciales anunciaron esta semana que se encuentran llevando a cabo una investigación sobre la muerte de un hombre de 27 años en la ciudad sureña de Marsella. Existen indicios de que su fallecimiento pudo haber sido consecuencia de un paro cardíaco después de recibir el impacto de un disparo proveniente de un arma no letal conocida como "flash-ball".

Mientras tanto, la sociedad francesa continúa inmersa en un debate acerca de las medidas a adoptar para prevenir futuros incidentes de violencia policial y garantizar el pleno respeto de los derechos de todos los ciudadanos, sin importar su origen étnico o racial.