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Estilo #libro#Black out

Un relato en primera persona rociado y regado en alcohol

'Black Out', el libro de María Moreno, fue uno de los mejores del 2016. Una breve reseña de esta historia que es un éxito editorial
Un relato en primera persona rociado y regado en alcohol

La expresión inglesa black out puede ser traducida como “apagón” y se utiliza para denominar un estado de pérdida de la memoria de manera intermitente o fragmentaria provocada por el exceso de alcohol.

También es el título del nuevo libro de María Moreno, uno de los mejores del 2016 -según las encuestas realizadas en distintos suplementos culturales-. Aunque, en este caso, la amnesia parece estar incoculada: es uno de los libros más recordados, según la gran cantidad de elogiosas reseñas que ha recibido desde su publicación.

Black out se puede leer como el libro de los muertos de María Moreno. El libro comienza y termina narrando la muerte del padre:

"Ni me daba cuenta de que la boca abierta que sacaba fuera del agua, imitaba la curva de su agonía. Nadaba contra él, para alejarme de su muerte y, aunque volví, me pareció que era otra y que esa otra nadaba y bebía", dice Moreno.

A lo largo de las cuatrocientas páginas circulan en pequeños retratos o misceláneas otros escritores ya fallecidos, compañeros de ruta, de redacción y de bares o, al decir de Fogwill, sus muertos punks: Norberto Soares, Claudio Uriarte, Miguel Briante y Charlie Feiling.

Black Out es un libro rociado y regado en alcohol. "El alcohol es una patria. Por eso nunca se la pierde. Sólo se puede estar exiliado de ella ", declara la autora del Affair Skeffington.

María Moreno cuenta que ya no bebe, pero el libro atraviesa todo el derrotero de ese coma etílico producto de las ginebras o whiskys que se servían y servían como excusa a cierta bohemia porteña de los años sesenta y setenta para reunirse y sacarse chispas en el Bar Moderno, La Paz o La Giralda. Zonas de límites o fronteras, porque al levantarse para salir y abrir la puerta era inevitable perder cierta verticalidad.

Sin embargo, Moreno transita el libro con la elegancia de los pasos de una bailarina de ballet. Un texto que se divide en tres partes que se alternan y repiten, cada una responde a un orden diferente: La pasarela del alcohol, al del retrato; del otro lado de la puerta vaivén, al microensayo y Ronda, al del territorio.

La idea circular, giratoria o ¿por qué, no?, de mareo va pregnando las páginas hasta alcanzar su cenit en la ciudad de Taxco, poco tiempo antes del Día de Muertos. "Ashes to ashes" cantaba David Bowie, y qué hacer con eso: novelas a tus muertos, parece contestar Moreno.

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