En la antesala del viaje de Alberto Fernández al G-20 en Roma, Italia, hubo declaraciones que llamaron la atención. Lo más resonante, tal vez, fue lo que dijo el ministro de Economía, Martín Guzmán. Lejos de su tono moderado, el funcionario respaldó el congelamiento de precios impuesto por la Secretaría de Comercio, acusó a Juntos por el Cambio de tener una “postura anti-Argentina” y disparó contra la “derecha”: “Cuando le tiramos la justa, automáticamente saca sus perros a ladrar. Si no, no podrían ganar ninguna elección”. “Nuestro contrato es con el pueblo argentino”, afirmó el ministro. Un giro discursivo en línea con la convocatoria al acto para recordar a Néstor Kirchner, en el 11° aniversario de su fallecimiento, que incluía un claro mensaje: “Primero se crece, después se paga”.

No es necesario volver sobre las manifestaciones de diversos dirigentes del Frente de Todos, más ligados al kirchnerismo, contra el pago de la deuda. Van en línea con lo que han expresado en los últimos meses. Sí, en cambio, fueron llamativas las palabras del presidente Alberto Fernández en el acto en el Club Deportivo Morón. A horas de viajar a Europa para reunirse con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, y avanzar en un acuerdo con el organismo multilateral, algo que el mandatario, hace algunas semanas, le adelantó a un grupo de empresarios con el que almorzó en Casa Rosada, Fernández advirtió: "Si todavía no cerramos un acuerdo con el FMI es porque no nos vamos a arrodillar, nuestro pueblo no va a poner en riesgo su futuro por pagar una deuda (…) Voy a confrontar todo lo que sea necesario y voy a cerrar con el Fondo el día que sepa que eso no condiciona el futuro de la Argentina”. ¿Cómo habrán caído estas declaraciones en el Fondo?

Idas y vueltas. Martín Guzmán, Juan Manzur y Gustavo Béliz viajan a los Estados Unidos. Se reúnen con empresarios e inversores y con altísimos funcionarios del Gobierno estadounidense para intentar despejar las dudas sobre un acuerdo con el Fondo. Afirman que un “un acuerdo positivo con el FMI es prioridad nacional”. Pero los mensajes que viajan desde la Argentina, a veces, no hacen más que sembrar dudas en el exterior.

El PRO cerró filas detrás de Macri, pero la UCR se diferenció y busca mayor protagonismo

La presencia de Mauricio Macri para declarar en el juzgado federal de Dolores, en una indagatoria que finalmente fue suspendida, dejó algunas postales interesantes. Aunque breve, su discurso ante la militancia brindó algunas pautas de lo que se viene en un Juntos por el Cambio envalentonado por la victoria en las PASO que, de acuerdo a las encuestas más recientes, que sólo varían en algunos puntos porcentuales, se confirmaría el 14 de noviembre.

El ex presidente estuvo rodeado de intendentes, ministros que lo acompañaron durante su gestión –entre ellos el ex ministro de Economía, Nicolás Dujovne- y dirigentes de la coalición opositora. Básicamente, todo el PRO, ‘halcones’ y ‘palomas’, encolumnados detrás de su fundador. Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Diego Santilli manifestaron su apoyo en redes sociales. De lleno en campaña, probablemente no les sumaba ir a Dolores. A la derecha del ex jefe de Estado estaba Patricia Bullrich, la presidenta del partido, que declinó su candidatura a diputada por la Capital Federal. A ella, Macri le agradeció “por estar en todas”. ¿Un mensaje rumbo a 2023?

Sin embargo, Juntos por el Cambio no mostró una postura unánime frente a lo sucedido en Dolores. No hubo dirigentes radicales, que ayer celebraron, dos días antes, la victoria que Raúl Alfonsín obtuvo en 1983, en lo que fue el regreso de la democracia en nuestro país.

Hace algunos días, Facundo Manes ya había expresado sus críticas contra el ex presidente por no presentarse en el segundo llamado a indagatoria. Y ayer, Gerardo Morales cargó contra la movilización realizada en Dolores. “Nos parecemos al kirchnerismo”, sostuvo el gobernador de Jujuy, trazando un paralelismo con las convocatorias para apoyar a la ex presidenta durante sus comparecencias en Comodoro Py. En esa misma entrevista, concedida a la CNN, Morales avisó que el radicalismo quiere tener un candidato propio en 2023. La figura de Manes y su performance en la provincia de Buenos Aires renovaron los aires en un partido que ya no quiere ser actor de reparto dentro de una coalición en la que, siguiendo los datos de la interna en territorio bonaerense, aporta alrededor del 40% de los votos.

“Este partido tiene mucho para estar en la cancha, somos la UCR que se está preparando para gobernar la Argentina. Adelante, radicales, empezamos a soñar", dijo Maximiliano Abad, presidente de la UCR bonaerense.

Un indicio de la discusión de los próximos dos años en el frente opositor. En Ferro, el radicalismo salió a la cancha y promete pelearle la candidatura presidencial al PRO.