Pocos artistas logran lo que ella logró: inmortalizar personajes en la cultura popular, trabajar hasta los 90 años, ser nombrada Ciudadana Ilustre en tres ciudades, tener un sello postal honorífico en su país y ser una referente para generaciones de actores y actrices.
Ella es Concepción Matilde Zorrilla de San Martín Muñoz, conocida popularmente como China Zorrilla, una de las artistas más versátiles y prolíficas de su generación que hoy cumpliría un siglo de vida.
Nació en la ciudad uruguaya de Montevideo el 14 de marzo de 1922, en el seno de una familia de alta alcurnia, con linaje artístico y político. Fue hija de la argentina Guma Muñoz del Campo y del famoso escultor uruguayo José Luis Zorrilla de San Martín.

Por vía materna estaba emparentada con José Gervasio Artigas, el principal prócer del Uruguay, y con el poeta argentino Estanislao del Campo, autor del laureado "Fausto criollo".
La mayor parte de su infancia transcurrió en París, por el trabajo de su padre. En su adolescencia estudió en Londres, en la Royal Academy of Dramatic Art. Luego se mudó nuevamente a Uruguay, donde fundó el Teatro de la ciudad de Montevideo en 1961.

En los 60 trabajó y estudió en Nueva York y ya desde la década del 70 triunfaría definitivamente en Argentina, país que la adoptó como propia. En 1971 rodó su primera película en el país y aquí se quedaría por varias décadas, un poco por las oportunidades laborales y otro poco escapando de la dictadura de su país.
Su apodo viene de una peculiar deformación de su nombre que empezó como "Cochona", mutación "Concha", forma muy popular en España de llamar a las Concepción pero de dudoso uso por el Río de la Plata.

A pesar de que fue apodada de esa forma desde bebé, ese apelativo la disgustaba y en Francia empeoró, porque la deformación del sobrenombre terminó siendo “Cochón”, que significa cerda. Entonces pidió que la llamaran “Cochina”, porque allí no era un insulto, pero luego abrevió su apodo aún más para pasar a llamarse China.