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Genero #Día de la mujer#Ama de casa#Trabajo doméstico

5 claves para entender cómo opera el machismo dentro del trabajo doméstico

En el marco del Día Internacional de la Mujer, te mostramos por qué es importante deconstruir los estereotipos de género detrás de la profesión.

5 claves para entender cómo opera el machismo dentro del trabajo doméstico
Día Internacional de la Mujer, reflejado en el trabajo doméstico (Foto: El Confidencial)

Tenés que cocinar, ir a buscar a los chicos a la escuela, lavar la ropa, y si te queda algo de tiempo libre, pasás el trapo en la vereda. Se termina el día, y no pudiste estudiar lo que te faltaba, o ver la película que querías; pero la camisa de tu marido está planchada.

Las mujeres dedican horas y horas de su vida para cumplir con las tareas del hogar, para hacer feliz a su pareja. Sin embargo, todo ese trabajo doméstico no es remunerado, y no se puede elegir: históricamente representó una obligación impuesta por la sociedad para las mujeres.

Los números son claros: según el informe publicado por Ecofeminita, del total de personas que realizan las tareas de la casa un 72% son mujeres y un 28% son varones -no contempla el trabajo realizado por las trabajadoras de servicio doméstico-. Además, es un factor que contribuye a explicar la menor inserción de las mujeres en el mercado laboral.

Ecofeminita

A lo largo de la historia se realizaron diferentes marchas de mujeres para visibilizar esta situación. Sin embargo, fue en el 2018, durante el Segundo Paro Internacional de Mujeres, donde se hizo foco específicamente en las tareas realizadas dentro del hogar.

Bajo el lema "Si nosotras paramos se para el mundo", miles de mujeres dejaron sus puestos de trabajo y actividades -no remuneradas- en sus hogares para salir a las calles. En total, más de 70 países participaron.

En el marco de un nuevo Día Internacional de la Mujer, es fundamental cuestionar y deconstruir el trabajo doméstico y todos los estereotipos de género que tiene detrás. Para eso, y con el fin de comprender con exactitud cómo opera el machismo dentro de esta profesión, Filo.News dialogó con Candelaria Botto, economista e integrante de Economía Femini(s)ta.

1. ¿Qué implica el "trabajo doméstico"?

Foto: Revista Integración Nacional

En principio, es importante destacar qué representa el trabajo dentro del hogar. Tradicionalmente, y antes de que la mujer ingresara al mercado de trabajo asalariado, las tareas domésticas estaban destinadas a ellas, quienes debían gastar todo su tiempo en cumplirlas. 

Sin embargo, cuando ingresó dentro del mercado, la situación no cambió: no sólo debía cumplir con su jefe, sino también con su marido que esperaba ver todo limpio y ordenado en su hogar. Seguía siendo la encargada.

"Se forma una doble (y hasta triple) jornada laboral. Una paga y la otra que sigue en muchos casos invisibilizada dentro del hogar", expresó Botto.

"Un reclamo de la economía feminista es justamente ampliar la concepción de trabajo por fuera de aquel que recibe un salario. Hacerse cargo de la labor doméstica es un empleo aunque no esté reconocido monetariamente (o socialmente), en este sentido se hicieron y hacen los paros internacionales de mujeres, lesbianas, travestis y trans para demostrar que sin esas tareas no se pone en funcionamiento el resto del sistema", explicó Botto.

Luego, añadió: "Se suma la imposición de la maternidad, que sigue pesando y que marca lo que la sociedad espera de vos, no es menor que las mujeres tengan 90 días de licencia por maternidad (aunque está por debajo de lo que recomienda la OMS) y los varones sólo dos días hábiles. Acá es el estado mismo el que te dice que la crianza es tu trabajo".

2. La idea de "masculinidad" y el trabajo en el hogar

Foto: La Web de Paraná

Desde el Sindicato Empleadas en Casas de Familias de Entre Ríos afirmaron para el medio La Web de Paraná que “cada vez más hombres en el servicio doméstico”, ya que “deben hacerse cargo” porque “si bien el empleo siempre fue considerado de mujeres, actualmente ya no es así”. Aún así, los estereotipos de género todavía juegan un rol muy importante.

"La ESI es clave para desmontar estereotipos que se nos inculcan desde muy chiquitos y chiquitas con juguetes 'de nenas' y 'de varones'", reveló la economista. 

"Mi marido me ayuda en la casa", "bueno, pero por lo menos ordena todo", "cuando yo no estoy se encarga él de cocinar"; esas son algunas de las frases que comienzan a resonar durante esta época. Sin embargo, contienen un ideal erróneo de que el hombre no puede perder su idea de "masculinidad" en la casa, y que solo lo puede hacer cuando su mujer no está o "haciéndole un favor" al apoyarla con alguna de las tareas.

"Cuando pasamos a la parte remunerada vemos que el empleo doméstico tiene una participación casi total de mujeres por lo que la idea del trabajo del hogar como algo femenino sigue muy presente", aseguró Botto. 

Justamente, en estas cifras impacta la concepción de pareja heterosexual establecida en la sociedad. En este punto, Botto afirmó: "La forma que tenemos de organizarnos socialmente donde la delimitación entre proveedor (varón) y cuidadora (mujer) es muy clara. Es importante para las parejas heterosexuales dividir simétricamente las tareas del hogar para no caer en que recaiga en ella la responsabilidad". 
 

3. Trabajo doméstico: ¿es igual para todas las mujeres?

Foto: Instagram Alfonso Cuarón

La familia mira la tele, se ríe, mientras que la mujer queda a su disposición, esperando órdenes. Tomamos la foto de Roma para este punto, ya que la película de Alfonso Cuarón reflejó la escena que se vive en el trabajo doméstico de México y de todo el mundo.

¿Cómo se relaciona la desigualdad dentro del género con la clase social? ¿todas las mujeres viven las tareas domésticas por igual? ¿cómo se aplica la idea de sororidad?

"La imposición del trabajo del hogar no recae igual en mujeres ricas y pobres. Quienes pueden tercerizan este trabajo, quienes pueden son mujeres generalmente profesionales que pueden costear pagarle a otra mujer para que se ocupe del hogar, que mayoritariamente es de bajos ingresos. En términos de género no hay mejora porque sigue recayendo en mujeres y reproduciéndose la idea de que es un trabajo 'de mujeres'", explicó Botto.

4. La industria cultural y la vieja idea de "Cenicienta"

Foto: Sitio Cuarto

La idea que instalaron las películas de "Disney" ya quedaron atrás, gracias a la lucha de los movimientos feministas. No solo que la "princesa" deba esperar a su príncipe para ser rescatada, para tener un futuro, sino que sea la encargada de limpiar el hogar 24/7.

Aún así, muchas publicidades todavía parecen estar en el pasado: ya sea de limpieza, de maternidad o del hogar, las mujeres aparecen como protagonistas de las tareas y lucen felices de hacerlo.

"Una mujer que no es madre pareciera no estar realizada como tal y se conceptualiza como amor a todo el trabajo de crianza y manutención del hogar", comentó Botto.

Todavía queda mucho por hacer. Botto detalló: "El problema es que muchas veces el empoderamiento se muestra bajo la mujer que todo lo puede, es empoderada porque trabaja, cuida la casa y a lxs chicxs. Un ideario de mamá luchona que lo que hace es presionar aún más a las mujeres para que se hagan cargo de todo, y con una sonrisa. Todavía falta publicidades de productos de limpieza o de casa con padres activos u hombres obsesionados con la pulcritud". 

5. ¿Qué debería hacer el Estado?

Foto: LMNeuquén

La frase pertenece a la autora Silvia Federici, quien se especializó en el tema del trabajo doméstico. Es un gran lema para reflexionar, deconstruir y pensar en conjunto: ¿cómo hay que cambiar esta situación? ¿qué debería hacer el Estado?

En palabras de Botto, para mejorar la esfera no paga de este trabajo es necesario pensar en la extensión de las licencias por maternidad y paternidad. También el acceso a jardines maternopaternales públicos, centros de cuidado de adultos mayores gratuitos y hospitales con buenas condiciones. 

Luego, añadió: "Dentro de la esfera paga es necesaria una decidida intervención estatal. El sector de empleo doméstico tiene niveles de informalidad muy altos y faltan penalidades para quienes mantienen sin aportes ni obra social a sus empleadas. También se necesitan espacios de denuncia ya que son innumerables los acosos y abusos que sufren las trabajadoras de este sector, que son casi el 20% del total de las asalariadas". 

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