No soy una persona muy salidora, no acostumbro a ir a bares ni a boliches ni a restaurantes y a la vez disfruto mucho de estar en mi casa, así que por un lado no me afecta tanto el aislamiento. Al mismo tiempo, me pesa no poder ver a mis amistades y a mis familiares. 

Respecto al trabajo fue algo quasi catastrófico. La enorme mayoría de los proyectos en los que estaba involucrado se detuvieron. No fue nada fácil pero tampoco me gusta quejarme porque me siento afortunado de lo que me toca en suerte. Prefiero enfocarme en el lado positivo de toda esta realidad: qué posibilidades de creación y conexión se pueden lograr. Pienso también que es un momento de experimentación a muchos niveles. El futuro se veía venir y paf de repente algunos hábitos que se venían perfilando ahora se terminaron de establecer y parece que llegaron para quedarse. 

La pandemia trajo aparejados momentos de reflexión, descubrimiento y apertura en el mejor de los casos. Muchas cosas simples y esenciales se revalorizan y pienso que el arte y el revisionismo histórico lograron lugares sustanciales en estos meses.  

El nombre remite principalmente a una serie de recitales de poesía y música organizados en 1966 por Miguel Grinberg y Susana Salzamendi, un hecho aparentemente diminuto en la historia argentina pero que en realidad resultó ser algo así como el primer recital de rock, organizado de manera independiente por figuras fundacionales de una cultura que aún sigue vibrando con intensidad por estas pampas. 'Aquí, allá y todas partes' además es la traducción de una canción de Los Beatles y también es una de las frases que componen la letra de la canción “Amor de primavera” (Tanguito/ H. Pujó). 

La idea surgió de una manera que calculo debe haber sido muy similar a la forma en que se concibió el festival original de 1966, es decir: entre amigos, compartiendo visiones comunes e impulsados por el interés de poner en valor un repertorio oculto para el grueso de la gente.