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Hitler 1932 - Bolsonaro 2018

Una comparación en cuatro puntos fundamentales a los discursos de Adolf Hitler en su llegada al poder en Alemania con los de Jair Bolsonaro en la campaña electoral brasileña.

Hitler 1932 - Bolsonaro 2018

La campaña de Jair Bolsonaro durante las elecciones presidenciales de Brasil se caracterizó por sus declaraciones neo fascistas, xenófobas, misóginas y falsas.

En 1932, Adolf Hitler llegaba democráticamente al poder de Alemania con un discurso comparable al del candidato brasileño en múltiples aspectos.

A pesar del extremismo de sus discursos, las encuestas hechas en sus respectivos contextos reflejan que el electorado confía en que esas promesas no serían aplicadas en sus gobiernos.

Gabriel Puricelli - sociólogo y Coordinador del Programa de Política Internacional del Laboratorio de Políticas Públicas - sostiene que la comparación entre ambos personajes es válida ya que “cuando se habla de Hitler no se habla sólo del ejecutor del Holocausto, sino también de un dirigente político que se valió de las reglas de la democracia (y de los abusos de las mismas que se le permitieron) para llegar a donde llegó”.

1) EL ENEMIGO INTERNO

 

En su primer discurso como Canciller de Alemania en 1932, Hitler definió al marxismo como el objetivo principal a ser erradicado del país. Desde su perspectiva, el conflicto económico que se estaba viviendo en la época era producto de conspiradores comunistas que devastaron la nación.

“Me prometí iniciar esta guerra y no descansar hasta que este fenómeno fuera finalmente suprimido de la vida alemana”.

Ariel Goldstein - doctor en Ciencia Política de la UBA y especialista en políticas latinoamericanas- afirma que Bolsonaro, al posicionar al comunismo como un sector fuera de la nación y enfrentado al “ciudadano brasileño”, es comparable al discurso fascista de Hitler en su llegada al poder.

 

Bolsonaro en múltiples ocasiones se pronunció a favor de “fusilar” a la “petralhada”, (nombre con el que se conoce a los partidarios del Partido de los Trabajadores, del cual Lula Da Silva es el principal referente y Fernando Haddad su candidato) y de “barrer a los bandidos rojos”.

La mano dura como una estrategia para combatir la violencia interna y las condenas ejemplificadoras a los funcionarios acusados y condenados por corrupción son una de las banderas más fuertes del candidato.

2) EL ATAQUE A LAS MINORÍAS

 

En la década del ‘20 en Alemania se empezó a vislumbrar un progresismo en las costumbres del país que permitieron una mayor independencia por parte de las mujeres y una visibilidad mucho más fuerte de la comunidad LGBT+ en ciudades como Berlín.

Ante este contexto, Hitler encontró un consenso con el sector conservador de la sociedad que buscaba la “restauración del antiguo orden” y en esa idea sustentó parte de sus discursos llamando, por ejemplo, a asesinar a los homosexuales.

Los judíos para Hitler fueron considerados como intrusos que debían ser desterrados de la nación por llevar a cabo negocios en Alemania que interferían con la vida de los “verdaderos ciudadanos”.

Bolsonaro tiene una relación muy distinta con el pueblo judío. De hecho, fomenta el acercamiento diplomático con Israel y hasta fue bautizado en las aguas del río Jordan.

Sin embargo, los homosexuales, los negros, las mujeres y los extranjeros son un blanco de ataque constante:

“Los afrodescendientes no sirven ni para procrear”

Según Puricelli, “es claro que Bolsonaro discrimina a algunos de los mismos colectivos que Hitler discriminaba, pero no a todos”.

3) LA DESTRUCCIÓN DEL PARLAMENTO

 

Los contextos político-sociales de la Alemania de 1932 y del Brasil de 2018 coinciden en la falta de apoyo a la democracia por parte de las élites; en instituciones gubernamentales débiles; en unas sociedades que buscan una alternativa a los partidos políticos tradicionales; y en una economía en crisis.

Ese panorama generó que Hitler en 1932 se pronunciara a favor de una limpieza radical de un parlamento heredado de una Alemania que consideraba podrida:

“Es una lucha contra los fenómenos de nuestro sistema democrático parlamentario”.

Bolsonaro, a pesar de ser diputado nacional de Brasil desde el año 1991, en declaraciones públicas afirmó que “si se pusiera una bomba en el parlamento, el país sería una fiesta”.

4) EL APOYO PARAMILITAR

 

La violencia ejercida por el nazismo contra el sistema democrático de aquel entonces no sólo pasó por un plano discursivo, sino que también se materializó físicamente. Se había establecido una “guerra civil no declarada” donde no tuvieron lugar ni las fuerzas del Estado ni la justicia.

Facciones de trabajadores desocupados se unieron a las filas de los “Camisas Marrones” (Las SA) que circulaban por las calles alemanas y atacaban en asambleas de izquierda y a toda oposición política y social.

En el 2018, Bolsonaro recibe el apoyo de grupos paramilitares compuesto por ex militares que entienden que la violencia interna de Brasil debe combatirse a través de las armas y que debe desatarse una guerra interna para erradicar el crimen en el país.

Además, los sectores sociales a los que Bolsonaro ataca y estigmatiza en sus discursos son víctimas de ataques violentos perpetrados por las milicias que apoyan al candidato presidencial.

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