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Huelga nacional en Colombia: 3 ideas para entender cómo llegamos hasta acá

Ante la gestión de un Iván Duque que parece no encontrar piso en la caída de sus niveles de aprobación, el país caribeño transita una nueva jornada de protestas. Las motivaciones, en esta nota. 

Huelga nacional en Colombia: 3 ideas para entender cómo llegamos hasta acá
Colombia transita una huelga nacional

Con singularidades lógicas pero también con rasgos estructurales compartidos, la realidad colombiana no escapa a la regional. Teóricos, locales y especialistas coinciden en el diagnóstico: Colombia es una olla a presión. 

Y esto no responde únicamente a que a contramano de un crecimiento de 3,3% del PBI en el tercer trimestre el país no logra un desarrollo acorde que atienda a los altísimos niveles de pobreza, marginalización o imposibilidad de control y llegada del Estado a una buena parte de su geografía.

Se entiende a partir del efecto de visibilización posterior que los formalismos en el tratamiento del conflicto armado (ajeno a sus alcances o logros) ha generado en la sociedad. 

La agenda de seguridad, protagonista estructural del país durante décadas, quedó relegada ante una sociedad que ahora busca visibilizar los niveles de desigualdad, precarización laboral y vulnerabilidad plena que, ya sin el conflicto armado en el centro de la escena mediática, no pueden ser opacados. 

En esta nota te cuento sobre la huelga nacional convocada para el día de hoy, la figura del Presidente Iván Duque y su debilidad política, los antecedentes que marcaron su gestión así como esta convocatoria y las perspectivas que se abren a futuro. 

1¿Qué está pasando hoy?

¿Qué está pasando hoy?

Si bien es cierto que el peso sindical colombiano desencaja ante las tradiciones en las latitudes sureñas, el nivel de descontento ante el incumplimiento de las promesas realizadas por Iván Duque en su campaña potencian el llamado a huelga nacional que el país transita desde la medianoche del día martes y hasta las 5:00 de la mañana del viernes 22 de noviembre. 

El llamado coincide y se retroalimenta con una serie de reclamos encabezados por estudiantes, docentes y activistas por lo que la medida ha terminado por despertar grandes expectativas en diversos sectores, así como idénticas preocupaciones para quien habita la Casa de Nariño. 

La movilización entonces transita sobre la búsqueda de visibilizar desde el asesinato de líderes sociales e indígenas, hasta el temor sobe el retorno de las ejecuciones extrajudiciales, la estigmatización de la protesta social y las reformas laborales y de pensiones, entre otras bondades. 

Ante este escenario, el Gobierno ha tomado la decisión de cerrar todos los pasos fronterizos fluviales y terrestres con Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela, al tiempo que desde el Decreto 2087, de la mano de una fuerte militarización de los principales centro urbanos, ha dispuesto recomendaciones (como decretar el toque de queda si fuera necesario) a fin de “garantizar y respetar el derecho a la  manifestación pública, pacífica y sin armas”. 

Si bien habrá que esperar el desenlace de la jornada (todo hace pensar que el toque de queda será decretado en algunas ciudades), lo cierto es que Colombia se presenta como un nuevo síntoma de la preocupante militarización que la región transita, por lo pronto, en la discusión del derecho a la libre protesta y movilización.

3Educación, impuestos, Cauca y la desigualdad

Educación, impuestos, Cauca y la desigualdad

La ausencia de garantías en la seguridad de los docentes y la falta de inversión en la educación pública generó para finales del año pasado jornadas de fuertes protestas que en el mes de diciembre llevó a Duque a suscribir un acuerdo con 32 universidades y un aumento en el Presupuesto por 1200 millones de pesos colombianos. 

Pero claro, esta promesa tampoco se estaría cumpliendo y la respuesta ha venido en forma de gases lacrimógenos por parte de la Policía Nacional a los estudiantes, algo que se vincula no solo con la tendencia de la clase política colombiana, sino también con la reforma tributaria y la cuadruplicación en los impuestos sobre materiales escolares y libros universitarios que Duque busca.

En adición a un sistema pensional desfasado y debilitado como Colpensiones (el organismo estatal que las gestiona), el Gobierno propuso una Ley de Financiamiento, que si bien fue derogada por la Corte Constitucional, planteó fuertes gravámenes sobre la canasta familiar.

El malestar, explicado además por la cuota lógica, responde a que durante buena parte de la campaña Duque reiteró la necesidad de bajar los impuestos. Lo cierto es que en un país con una altísima informalidad laboral, la regresión del sistema tributario sirve como el escenario ideal para la estructuración o profundización de una sociedad desigual y excluyente. 

En este breve repaso asoma además el caso del departamento de Cauca como síntoma de la exclusión de una buena parte del territorio y la sociedad colombiana, así como de la incapacidad del Estado en controlar y acceder a su propio territorio. 

Es allí donde solo en la última semana fueron asesinadas 12 personas, la mayoría de ellas de la comunidad Nasa, ante un Iván Duque cuya única respuesta, a contramano de las reuniones solicitadas, ha sido la de enviar militares.

Previo a una moción de censura en su contra, Guillermo Botero debió renunciar a su cargo como ministro de Defensa ¿El motivo? La muerte seguida de ocultamiento de al menos ocho menores (de entre 12 y 17 años) en lo que se presentó como una operación (cuando no) sobre disidentes de las FARC. 

Esto ocurrió en el departamento de Caquetá, uno de los más pobres del país, donde al igual que en Causa, también se visibiliza la falta de compromiso para con la implementación del Acuerdo de Paz suscrito con las FARC, hecho que, si bien excede a esta nota, se traslada en que junto a Antioquia y Cauca, estos son algunos de los territorios donde han sido asesinados el mayor número de ex combatientes de la guerrilla, así como buena parte de los más de 500 líderes sociales que perdieron la vida en los últimos tres años.

Queda expuesto entonces, como sostiene Kristina Birke, que a medida que los tiempos cambian en Colombia, es necesario encontrar rápidamente nuevas respuestas a viejos y conocidos problemas, si el país no quiere quedar atrapado en un constante retorno al pasado.

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