"Para mí es una alegría verlo a Lula. La prisión de Lula no es algo que nos pase desapercibido. Brasil no merece tener una marcha que es la detención de Lula. Alguien está preso injustamente, se llama Lula".

Considerando un vínculo directo entre Lula y Dilma con el gobierno kirchnerista, la administración de Cambiemos nunca tuvo consideraciones para con la detención del ex mandatario brasilero.

Recordemos además que Argentina fue uno de los primeros países de la región en reconocer a Michel Temer como Presidente del país tras la destitución de Dilma Rousseff. 

En esto, las definiciones de Fernández tanto sobre el caso Lula como ante el eventual vínculo con Jair Bolsonaro marcan distancias concretas con relación a Mauricio Macri y su equipo. 

“En Venezuela hay un gobierno autoritario. En su origen no parece ser una dictadura, parece ser un gobierno elegido por el pueblo. Parece claro ser un gobierno que ha cometido una serie de actos autoritarios”.

Entre dictadura y gobierno autoritario hay más que definiciones teóricas, es la lectura de un punto que ingresó como parte de la grieta nacional. 

Fundamentalmente porque tanto durante el armado electoral como durante la totalidad del actual Gobierno, el fantasma de la chavización fue movilizado para plantear esta idea que resumen en “de la que nos salvamos”.

Esto lógicamente a partir de entender este modelo como un espejo del kirchnerismo, quien siempre tuvo una situación incómoda frente a este punto. No podía asumirlo como propio, pero tampoco criticarlo y negar una serie de gestos, más simbólicos que concretos, explotados al máximo por el actual oficialismo.

La discusión en este punto sería si uno puede aducir o no gestos propios de la política como un compromiso ideológico y/o la aceptación sobre la triste evolución de los hechos que tuvieron lugar en Venezuela. Fernández ya respondió. 

“Para que América Latina florezca como continente tiene que ser un continente, no tiene que ser una serie de Estados cada uno corriendo por su cuenta, eso nos debilita frente a la globalización”.

Sin mayores precisiones, Fernández marcó la tarea de “reconstruir la unidad latinoamericana”, no solo desde la variable política y en función a la historia compartida, sino desde un aprovechamiento integral de las economías y buscando generar cadenas de valor desde la variable comercial. 

En este punto es que la lectura del candidato parece ver como paradójica la prioridad que Cambiemos otorgó a la relación con las EE.UU. tomando en consideración que un gobierno que propone sostener un modelo de inserción basado en la liberalización comercial ha encontrado, en la llegada de Donald Trump al ejecutivo norteamericano, lejos de un aliado, un obstáculo.