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Magnus Mefisto: del rap y el humor al terror con alguna que otra escala

Magnus Mefisto es uno de los primeros youtubers en Argentina. En esta nota, repasamos toda su carrera: desde su parodia a la Gripe A hasta el millón de suscriptores, pasando por su participación en Much Music y el giro de su canal hacia las exploraciones urbanas, el terror y el misterio.

Magnus Mefisto: del rap y el humor al terror con alguna que otra escala

A día de hoy, decir que YouTube es una plataforma que puede ser utilizada con fines laborales no es ninguna novedad. Primero, porque los prejuicios que existían en torno a la misma fueron desapareciendo y, segundo, porque los números de la página son, sencillamente, avasallantes. Por dar un ejemplo, en Argentina, las horas de contenido subido a la plataforma aumentaron en un 180% solamente en 2020 y la cantidad de canales locales con más de un millón de suscriptores aumentó a 170.

Pero la realidad es que YouTube, fundada en 2005, no siempre fue así. Por cuestiones lógicas, hubo momentos en los que era un lugar incierto, sin remuneración ni gente apostando por él. No existía ni por asomo la idea de invertir dinero en YouTube para sacar rédito económico. Por puro hobby, pasión o curiosidad -o, por qué no, las tres- varios intrépidos decidieron sumergirse en una jungla que todavía no monetizaba ni restringía contenido sensible.

Uno de ellos, que aún se mantiene vigente y activo a pesar del paso de los años, es Magnus Mefisto, que le dio la vida a su canal un 19 de mayo de 2006 en un ciber, lugar al que acudió, como mucha otra gente por esos años (y a día de hoy también), por necesidad: no tenía Internet en su casa y quería chatear por Messenger y ver cortos de terror.

“Yo en esa época buscaba cortos de terror amateurs, clase B y ver qué estaba haciendo la gente para ver qué podía hacer yo. Yo filmaba desde muy chiquito, desde los trece años, entonces quería ver qué hacían los demás”, dice Magnus, catorce años después, en diálogo con Filo.news.

En esa época, por supuesto, la red de canales activos era ínfima. Eran apenas unos pocos que, muchos años después, comenzarían a tejer relaciones con otros creadores de contenido con nuevas ideas que harían evolucionar rotundamente la calidad de YouTube. Al subir, para joder, los videos que grababa con sus amigos, empezó a darse cuenta de que no había sido el primero en poner la bandera Argentina sobre la página.

“Empecé a conocer a otros pibes que hacían lo mismo. Estaban Marito Baracus, estaba Vedito, estaba Andrés Borghi, y empezamos a conectarnos por Messenger”, explica Magnus. “Hicimos un primer video juntos que fue Fan de Internet, donde mezclé lo que yo hacía de rap”… momento. ¿Magnus Mefisto hacía rap? Sí, pero vayamos de a poco.

Génesis. Capítulo 1, versículo 1: el rap

Magnus Mefisto, previo a ser youtuber, fue -y sigue siendo- un gran fanático del rap. Si queremos romantizar su historia, podemos afirmar que ya estaba destinado a encarar el rol que, años después, llevaría a cabo en YouTube: “Tengo recuerdos de muy chico de imitar a Machito Ponce y a Jazzy Mel. Tendría, no sé, siete años, ocho años, y ellos eran los que más sonaban en ese momento”.

A eso de los diez años, dio con un cassette de Chaco, el tercer álbum de estudio de la legendaria Illya Kuryaki and the Valderramas y, cuando vio el videoclip de “Abarajame”, nada volvió a ser lo mismo. “Quedé fascinado con ese videoclip todo oriental con las pandillas gángsters de los Yakuza uno contra otro… dije: ‘Wooow’… me voló la cabeza y me marcó un camino por los videoclips. Si bien me gustaba la música, me entraba más por el videoclip”, reconstruye él.

Bache temporal desértico. Aterriza en el Polimodal de Arte y, a los diecisiete, a través de MTV y Much Music conoció a Eminem, a.k.a. el MC que le abrió las puertas del mundo del Hip-Hop a gran parte de los argentinos. Ahí el fanatismo fue importante: se hizo con figuras del rapero, con sus vinilos, recortaba los artículos periodísticos que hablaban de él y frecuentaba cibers para imprimir sus letras y aprendérselas de memoria en su casa. Posteriormente, su triángulo musical terminó de completarse con Limp Bizkit y Linkin Park.

Sin embargo, de la escucha al hecho hay un largo trecho. Pasar de escuchar música a hacerla es un proceso que no es para cualquiera. Pero Magnus Mefisto lo hizo, aunque significara una elección arriesgada. De tanto rapear las barras de Eminem y las de Dante Spinetta, comenzó a animarse a ver si podía hacer algo similar, no sin antes pasar por la típica de “ser medio plagio de Eminem”.

Además de arriesgada, la carrera musical de Magnus Mefisto también fue súper vertiginosa: pasó de grabarse a sí mismo mezclando los sonidos de dos cassettes en paralelo y con el micrófono de los auriculares del ciber a integrar una banda, grabar un track junto a 3Fulanos que fue añadido al décimosegundo álbum de Gotan Project y ser el artífice del primer pasaje entre YouTube y un medio tradicional.

Porque claro, con todo lo que está pasando en Twitch y YouTube y este rejunte de personajes de mundos paralelos como el Kun Agüero, Ibai Llanos y Papo MC, es obvio que la televisión va a querer darle un espacio a eso para intentar atraer masas jóvenes. Sin embargo, otra vez, hubo una época donde no fue así. Magnus Mefisto fue uno de los que abrió el campo de juego con “El Rap de la Gripe A”, que parodiaba la situación que se vivía en el país con la gripe porcina y que terminó llegando a los principales canales de TV.

“Fue una locura, fue un clic, fue como… ‘este es el camino’. Porque yo, hasta ese momento, había subido dos o tres videos que no les había ido muy bien”, relata. “Hace relativamente poco había visto un video de YouTube que se llamaba ‘La Isla de Lost’ de Toronja Producciones, donde parodiaban la movida que era Lost y los fanáticos de la serie, que en ese momento explotaba. Y dije: ‘Quiero eso. Quiero eso que les pasó a los pibes. Entonces, ¿qué hicieron ellos? Agarraron algo que estaba muy de moda y lo hicieron parodia'”.

En ese instante, se le prendió la lamparita y… voilá: nació El Rap de la Gripe” con un videoclip filmado con una Sony Handycam y a modo de parodia con pasaje directo a los canales de televisión. “Al día siguiente me desperté y vi que tenía muchísimas visitas y fue como… ‘Wow’. A los pocos días salió en televisión y mis compañeros de la escuela de Cine me decían: ‘Ey, te vi en el noticiero de Telefe, te vi en no sé dónde’ y fue como: ‘Sí, sííí, ¡salió ahí!’”.

Much Music, o el antes y el después de Cristo versión youtuber

En la carrera como youtuber de Magnus Mefisto hay un gran antes y después: el fichaje de Much Music, un canal de televisión completamente abocado al universo musical que decidió meterlo en sus filas para ser uno de los conductores del programa Tu Much.

¿Por qué Magnus Mefisto? Porque además de tener un relativo éxito con su banda, para ese entonces ya demostraba tener cierta fanbase que lo bancaba y que lo ayudó a hacer posibles sueños de cualquier músico. Por ejemplo, ganaron un concurso en Facebook para participar del Cosquín Rock 2014 con más de 16 mil votos del público.

“Yo venía muy bien con la música. Habíamos llenado el Uniclub con casi 500 personas de forma muy independiente: con mi novia ayudándome, mis amigos y todo hecho con dos pesos”, detalla Magnus. “Veníamos muy bien con la música, pero el problema es que no me daba de comer y todavía no había una movida musical que contuviera al artista independiente”.

Como un ángel salvador, llegó la propuesta de Much Music, la cual a Magnus le generó cierta extrañeza, pero no la rechazó. “Yo no miraba la tele, nunca me llamó mucho la atención la televisión, pero dije ‘Vamos, intentémoslo. De última, si no me gusta, renuncio y ya está’”. Así como si nada, dos años de su vida los dedicó a Tu Much. Pero fue con sus pros y sus contras.

Pros: “Me sirvió para aprender un montón de cosas, como conducir algo mirando a cámara sin trabarme, entrevistar gente… aprendí un montón de cosas que yo, en ese momento, no tenía ni la menor idea. Y, como era en vivo, tenía que hacerlo bien sí o sí”. Pero…

Contras: “Era muy demandante. Era de lunes a viernes de 18 a 20 horas y yo mismo tenía que producir mi propio contenido, el cual, en esas horas, presentaba. Entonces tuve que dejar la música y abandonar YouTube para dedicarme full time a esto porque era lo que me estaba dando de comer”.

Pero, de repente, adiós Much Music. Tanto a su equipo como a él les comunicaron que el programa iba a dejar de emitirse, por lo que Magnus se vio desolado. Para ese momento, YouTube comenzaba a mostrarse como un terreno fértil donde desarrollar una carrera laboral sólida, por lo que decidió apostar por el sitio y mantenerse activo en la plataforma dándole una vuelta de tuerca a su contenido. Y es que el humor, eso que tanto lo había caracterizado durante los últimos años, “ya no le hacía gracia ni a él”, por lo que…

El terror, lo paranormal y un gran ¡Eureka!

En ese momento eran tendencia las exploraciones urbanas, por lo que Magnus vio ahí un espacio donde desarrollar una de sus más grandes pasiones: el terror. “Desde muy chico mi madre me permitía ver películas de terror. Tengo un recuerdo muy claro de, a los 5 años, estar viendo una película que se llama El regreso de los muertos vivos, que es una película que si la ves ahora te cagás de risa, pero a mí me daba miedo. Yo no me olvido: haber visto esa película y, al día siguiente, estar con mis amigos en el preescolar jugando a El regreso de los muertos vivos”.

Mientras explica que no sabe el porqué de la pasión hacia el terror, muestra a cámara su oficina decorada con un altar atiborrado de máscaras, calaveras, la colección completa de Stephen King y muchísimos otros elementos terroríficos.

Para los que no lo conocen y le dan una primera ojeada a su canal de YouTube, es fácil que su contenido sea relacionado con el de otros youtubers que se dedican a lo mismo como Dross o Damián Kuc. De hecho, una vez pactó con este último una movida para que la gente no los acuse ni a uno ni a otro por plagio.

“Un día dio la casualidad de que coincidimos en el mismo día con la misma temática de video. O sea, los dos elegimos el mismo caso sin habernos comunicado, ¡fue como telepatía!”, cuenta Magnus. “Y él vio una historia mía anunciando qué video venía al día siguiente y me dijo: ‘Pará. Estoy editando el video este y lo saco mañana. ¡El mismo video!’. Yo le dije de hacer algo porque si no la gente se iba a volver loca”.

“¿Qué tal? Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Mi nombre es Damián Kuc y, sin saberlo, estuve preparando durante una semana un video sobre exactamente el mismo tema del cual Magnus acaba de hacer este video. Así que, si te interesa conocer la historia, pero contado por otra persona y, espero, que de manera diferente, te invito a ver el video que hice en mi canal. Hasta luego”, menciona, con su voz parca, el chaqueño en el canal de Magnus.

“Nos reencontramos en la próxima edición de Historias Innecesarias, por supuesto que sí. Los invito a dejar un lik…”. Kuc es interrumpido. Estática de televisión. Aparece Magnus tranquilizando al viewer, rompiendo la cuarta pared. “Tranquilo, tranquilo. No se asuste: no es que funciona mal su aparato electrónico y se le cruzaron los canales”, da su testamento él y prosigue con el mismo aviso protocolar.

Y es que, para Magnus no hay plagio en YouTube. Dos, tres, cuatro personas pueden estar contando lo mismo, pero cada una de ellas lo va a hacer a su manera, con su estilo, sus preferencias, sus muletillas, sus acotes, sus tonos, sus enfoques. Eso, en definitiva, es lo que hace a YouTube un espacio abundante con amplia oferta de contenido. Ya no es un estudio de televisión con un hombre de traje y una mujer vestida formal. Ahora es un set up, figuras de acción, posters, cuadros, stickers, luces, oscuridad, paredes blancas, ropa limpia, ropa arrugada, gente lúcida, gente recién despierta. Diversidad.

“Hay que educar un poco a las personas”, sentencia Magnus, tajante. “Estamos tratando un caso que se hizo viral, es obvio que todos vamos a hablar de esto. Es como en Twitter: cuando algo es tendencia, todos van a hablar de lo mismo, pero cada uno lo va a enfocar de una manera distinta. Si, por ejemplo, ocurre un incendio, van a ir todos los medios a cubrirlo, pero cada uno lo va a cubrir de una manera distinta. El hecho es algo global”.

Desarmar para volver a armar

Los espacios cómodos siempre van a ser los mejores para el ser humano. Uno siempre quiere paz e ir a lo seguro sin mayor preocupación. A pesar de eso, instintivamente buscamos la aventura, desplazarnos, dar con lo desconocido. Resulta curioso saber que Magnus Mefisto, como canal, nació en 2006 y todavía sigue activo sin haberse cansado de la plataforma. Tuvo sus baches, sí, pero sigue activo en el mismo lugar al fin.

“No sé cuántos youtubers hicieron este camino que hice yo de reinventarme. Cada dos o tres años salgo con algo completamente nuevo, completamente diferente a lo que estaba haciendo”, dice Magnus, entregando su fórmula. Rap, comedia, sketches, Much Music, exploraciones urbanas, casos misteriosos: “Son un montón de cosas diferentes y soy la misma persona haciendo todas ellas. Cada dos años aprieto un botón, reseteo y empiezo de cero”.

YouTube, literalmente, le cambió la vida a Magnus Mefisto: pasó de trabajar en una juguetería a ser la cabeza de un equipo de producción de seis personas dedicadas exclusivamente a generar contenido para sus dos canales. Pasó de apilar las Barbies, de limpiar con el plumero los cochecitos y los Hot Wheels a delegar trabajos con quienes colaboran con su canal.

“Este año lo empecé trabajando solo, muchas horas, quedándome editando hasta las 3 de la mañana. Este año lo termino formando un equipo de trabajo y abriendo un canal nuevo. Somos un equipo de seis personas, que es algo que nunca en mi vida lo hubiera pensado, planeado, ni visto en mis mejores predicciones. Es una locura para mí. No sólo que el canal creció, sino que yo también crecí como persona al pasar de ser un solo pibe que estaba volviéndose loco editando todo a ser una especie de ‘jefe’, por así decirlo, que está controlando a cinco personas que trabajan para las ideas que tengo. Es una locura. Para mí fue raro e incluso es raro decirlo. Es como que no lo creo todavía”, termina Magnus, riéndose y, probablemente, a sabiendas de que este es un camino que va a seguir recorriendo durante un largo rato.

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