"De mi personalidad rescato que no perdí la capacidad de asombro y se me nota todo en la mirada, y es un efecto dominó: de los ojos pasa a la palabra y de ahí muchas veces a la carcajada, al enojo, a la calentura o al llanto. Eso creo que me conecta con una total espontaneidad que he logrado conservar", se sinceró.

"Me definen mis elecciones con lo cual, de un tiempo a esta parte, viendo mi vida con la mayor objetividad que puedo me defino como una Mamushka o Matroshka: soy todas las que fui en una, un consorcio de mujeres conviviendo, mezcladas y revueltas", dijo haciendo una buena autocrítica.

"Lo que más me enamora de Diego es el humor que manejamos en nuestros viajes por el mundo. En familia o solos estamos abarrotados de anécdotas y souvenirs". ¡Cuánto amor!

"Si tuviese que volver a conquistar a Diego haría lo mismo, o sea: NADA. Todo se dio solo y de manera tan genuina, natural, que no cambiaría nada de cada acercamiento".

"La confianza me divierte. Desde el momento que te descontracturas, todo fluye desde una conexión total. En nuestro caso, si la situación se presta, lo lúdico entra desde la palabra o lo que lleve puesto en ese momento", confirmó sin vueltas.