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¿Qué es el amor libre y por qué es necesario repensar la forma de relacionarnos?

No se trata de la cantidad sino de la calidad de cualquier relación. Hablamos con tres integrantes de Amor Libre Argentina (ALA) para que nos cuenten un poco más sobre el tema.

¿Qué es el amor libre y por qué es necesario repensar la forma de relacionarnos?
(Foto: Facebook Amor Libre Argentina | PH: Valeria Cuska)

La palabra amor se cuela en medio de una sociedad que cambia permanentemente y no da respiro. La escuchamos en todos lados, la vemos en las películas y nos recuerda a publicidades o historias de ficción. Pero, ¿cuántas veces nos detenemos a pensar qué significa? ¿cómo lo vivimos? ¿qué es lo que nos contaron sobre amor? o, mejor dicho, ¿qué es lo que no nos contaron?

Esas reflexiones movilizaron a Deb Barreiro desde los 14 años, según recuerda. “A esa edad ya me cuestionaba las relaciones, y a los 16 una persona de la cual me enamoré me propuso una relación abierta y  dije 'qué interesante, esto se puede llevar a la práctica'”, continúa. 

No hay una sola forma de definir qué es el amor, pero si diferentes formas de vivirlo. En ese oasis descubrió que no estaba sola: se unió a un grupo de Facebook donde diferentes personas compartieron experiencias similares, empezaron a traducir textos y libros sobre el tema al español, dieron charlas, repartían volantes, iban a marchas, y formaron la comunidad Amor Libre Argentina (ALA), que ya tiene más de miles de seguidores en redes sociales.

Deb Barreiro | PH: Valeria Cuska 

Jesica Castaño es una de las compañeras que conoció en la organización. Según cuenta, luego de un matrimonio con convivencia incluida, comenzó a repensar los parámetros sociales y culturales que se transmitieron de generación en generación en relación a los vínculos, lo que adoptamos por tradición o costumbre.

Para Castaño el primer paso es cuestionar el amor romántico, que implica naturalizar estereotipos y violencias bajo la idea de amor y que concibe a las mujeres como objeto a conquistar, que aguanta cualquier cosa, que todo lo puede, que es siempre heteronormativo.

Jesica Castaño | PH: Valeria Cuska 

“Esto no quiere decir que estemos en contra de las ideas de lo romántico, porque una persona puede ser afín a regalar chocolate o flores. Esos son detalles, a lo que vamos es al discurso que dice que el amor cambia a las personas y es un tren que pasa en la vida, entonces nos quedamos en relaciones que no son sanas”, analiza Jesica. 

Frente a esto, ¿qué es y qué propone el amor libre? Explican: “Nosotres lo definimos como las relaciones donde hay honestidad, consenso, consentimiento, donde no se presupone a la propiedad de las personas, sus acciones, ni sus pensamientos ni sentimientos. Además todas las personas saben que están en una conformación de amor libre, no se oculta”. 

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Federico Dante Franco tiene 29 años, es técnico electrónico y colaborador de Amor Libre Argentina. La primera vez que escuchó de ALA confiesa que le pareció “algo fundamental” y que decidió formar parte: “Creo que es lo que necesitan en gran parte las relaciones que tenemos hoy en día, tratar de entenderlas mejor y de decidir más conscientemente”.

“El costado más político del amor libre es que viene a mostrarnos que existen diferentes esquemas relacionales. Pero no se trata de la cantidad de vínculos sexoafectivos sino de la calidad de esos vínculos”, comenta.

Federico Dante Franco | PH: Valeria Cuska 

El tema es derribar la mononorma. ¿Qué significa eso? “Significa que la monogamia está instalada como el único modelo viable para las relaciones amorosas”, afirma, en rechazo a la idea del famoso ‘príncipe azul’ o ‘media naranja’ de las novelas.

El amor libre es una puerta para repensar todas las relaciones, ya sean amorosas, familiares o amistades, es una forma diferente de concebir los vínculos bajo la idea de ‘responsabilidad afectiva'. 

‘No sabés que querés’, ‘ya vas a madurar’, ‘te cuesta ser fiel’, ‘le tenés miedo al compromiso’, son algunos de los mitos que buscan desterrar les activistas amorlibrenses: “No estamos enfermos, no es un problema, como lamentablemente se hace pensar. Se trata de repensarnos, cuestionarnos, ver qué queremos mantener y qué no”.

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Como vemos, el debate no es monogamia si o monogamia no. Lo que está en juego es la posibilidad de elegir. Si estás con una sola persona está bien, y si no te sentís comode con eso, también.

En 2018 Florencia Peña decía públicamente que eligió una relación poliamorosa:“Con Ramiro (Ponce de León) tenemos una relación consensuada, nos amamos así”. Los medios viralizaron la noticia, se volvió tapa en los diarios y se instalaron debates en redes sociales. 

“Lo más conocido es el poliamor, como el nombre lo dice, es amar a más de una persona; todas las personas involucradas tienen que estar de acuerdo y son relaciones duraderas”, explican les activistas.

Pero esa es tan solo una de las configuraciones relacionales. Dentro del poliamor, según explica Jesica, se encuentra el ‘poliamor jerárquico’: “Significa seguir teniendo una pareja como principal, y el resto de vínculos como secundarios”, explica. Las relaciones abiertas, en cambio, aseguran que se trata de una relación que se abre a lo sexual, sin profundizar necesariamente lo afectivo, pero no busca compromiso.

En realidad, ella se identifica con la ‘solopoli’ o ‘polisolteria’, que refiere a las personas que se vinculas con otras sin la idea de formar una pareja, convivir o compartir finanzas. “Seguimos viviendo como personas solteras, independientes, y tenemos vínculos todos fuera de casa”, cuenta.

Deb y Federico se identifican con la anarquía relacional, que implica la posibilidad de partir de cero para repensar qué relaciones queremos construir y cuáles no, sin etiquetas. “La cuestión es puerta para adentro. Yo elijo el tipo de relación que tengo con mi familia, como también darse un beso no significa que sea algo romántico, por ejemplo”, indica a lo que Federico agrega: “Viene a cuestionar el hecho de que las etiquetas de una relación definan a la misma, en vez de su contenido”. 

PH: Valeria Cuska 

También podemos nombrar la agamia, que refiere a la deconstrucción del sistema gámico y de no formar parejas, e incluso el “ojos que no ve, corazón que no siente”, donde les integrantes de la pareja consensuan no contarse nada de lo que hacen. 

Esos son algunos de los términos que también podemos encontrar en el diccionario amor líbrense. Igualmente, como aclara Fede, se trata de pensar más allá de los rótulos, que son dinámicos y que solo representan una guia: “Pueden ser muy interesantes pero lo que realmente se intenta es repensar las cuestiones más básicas, no tanto si sos poliamorose o no, primero es entender la necesidad de aprender a relacionarnos de una manera que nos haga bien. Es encontrar la menor manera de encontrarnos”.

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Este 14 de febrero se conmemora un nuevo San Valentín. Esa fecha que nos inunda de corazones y de cupidos, aunque esta vez nos encuentra en medio de una pandemia, una crisis mundial sin precedentes que nos cambió la vida para siempre.

La periodista feminista Luciana Peker destaca la importancia de repensar el encuentro y el deseo en un contexto de cuarentena: “El cuestionamiento de los feminismos a la violencia machista, la heterosexualidad obligatoria, los abusos sexuales, la discriminación económica y la desigualdad en las tareas de cuidado no admite una continuidad histórica con los modos de cuidar y amar que nos ponen en el lugar de criadas de nuestras propias existencias (…) hay que cuidar el cuidado y apostar a un amor compinche, cómplice, cariñosos, contento, cachondo, cuidado y caluroso”, escribe. 

Las cartas están sobre la mesa, y es el turno de barajar. ¿Cómo empezar a vivenciar el amor libre? “Si ya tenés una relación sexoafectiva pueden sentarse a hablar sobre si quieren seguir relacionándose de esa manera, consensuar qué les gusta compartir y qué es lo que les gustaría cambiar, es clave la comunicación y ser honestos. Si no existe un vínculo entonces se puede empezar a conocer personas sin ir con la estructura del amor romántico, empezar a investigar, a leer y experimentar”, indican.

PH: Valeria Cuska 

Una de las principales consultas que reciben en la organización, según cuentan, es como poder manejar los celos. “Cuando me dicen eso yo respondo: ‘los celos no son un auto’”, comenta Deb entre risas y aclara: “Son una emoción que todas las personas tenemos, en mayor o menor medida. Es importante gestionarlos, no manejarlos, aceptarlos y no tirarlos en la cara a la persona involucrada”, dice.

Lejos de la idea de posesión de la otra persona, el amor libre propone apostar a la compersión, un término que implica sentir felicidad al ver a la otra persona feliz. “No hay una escuela para aprender o practicar eso. A veces solo con aprender a gestionar los celos ya está buenísimo”, aseguran.

“Lo recomendamos porque es una forma de vida totalmente diferente pero muy genuina. Ahora, si piensan que solamente va a ser pasarla bien y estar con mucha gente y nada de compromiso, este no es su camino. Hace falta trabajo para tener relaciones libres y cuidadas. Creo que se está dando un cambio de paradigma, está llevando su tiempo, se abre la posibilidad de que se naturalice el amor libre”, reflexionan. 

El amor libre de prejuicios, estereotipos, de mandatos, que deje ser. Todo eso que no nos contaron: nuevas y diversas formas de vivir el amor con quién queremos y cómo queremos.

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