Es el tumor maligno más frecuente en la mujer. Se origina por la reproducción de células anormales en la mama, de manera descontrolada, “sin freno”. Por su parte, el especialista determinó que en la mayoría de las veces, se desconoce su causa.

En la mayoría de los casos, afecta a las mujeres cercanas a la menopausia. Aunque cada vez se lo está detectando a edades más tempranas. Además, muchas mujeres temen por el carácter hereditario de la enfermedad. 

Ante esto se destacó que solamente corresponde entre un 5 y 10% de todos los cánceres de mama diagnosticados y puede sospecharse cuando aparece en familias en las que padecieron la enfermedad más de un familiar de primer grado (madre, hermana, o hija).

Más allá de que no hay una cura, sí existen varias estrategias de prevención. La más sencilla consiste en controlar el sobrepeso, mediante la disminución del consumo de grasas y de alcohol.

Para lucha contra esto, se recomienda la incorporación de frutas y verduras a la dieta y la realización de ejercicio físico periódico. También existen medicamentos y cirugías de reducción de riesgo, como la mastectomía.

Las mujeres que no presentan ningún síntoma en las mamas deben comenzar a realizar sus consultas de rutina con el médico mastólogo a partir de los 35 años. A esa edad se realizará la primera mamografía.

Aquellas que presentan antecedentes familiares de cáncer de mama, deben comenzar a realizar sus controles diez años antes que la edad a la que enfermó el familiar.

El autoexamen sigue siendo de utilidad que la mujer conozca y reconozca la constitución de sus mamas, para poder consultar al notar cualquier alteración de esa normalidad. Y es recomendable para aquellas mujeres que no dispongan de la posibilidad de la consulta al especialista.

Sin embargo, deberá presentarse ante un mastólogo en caso de encontrar cualquiera de estos síntomas. 

1. Cualquier nódulo o bulto en las mamas, o alteración de su forma.

2. Alteraciones de la piel de las mamas, tales como: retracción, induración, coloración rojiza.

3. Alteraciones del pezón, tales como: picazón, retracción, ulceración, sangrado u otro tipo de secreción.

4. Aparición de ganglios en las axilas.