A menos de 50 días de las elecciones presidenciales, la muerte de Ruth Bader Ginsburg (RBG), quien fuera una de los nueve integrantes de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, sumó otro capítulo a los Estados Unidos en el 2020.
Ruth Bader Ginsburg murió el viernes último a los 87 años de edad tras padecer un cáncer de páncreas. De esos 87 años, 27, tras ser designada por Bill Clinton, los pasó en la Corte Suprema de Justicia emitiendo votos claves y sentando jurisprudencia muchas veces en cuestiones orientadas a las libertades civiles desde el matrimonio igualitario hasta el aborto.
Por ejemplo, en un fallo histórico emitido en 2015 y promovido por Ginsburg, la Corte dictaminó que la Constitución permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, revocando las restricciones presentes. Hasta ese fallo, del 27/06/2015, de los 50 estados del país, 14 tenían limitaciones sobre la ley que se había aprobado por primera vez en el estado de Massachusetts allá por 2004.
Es un hecho, ya incluso confirmado por Trump, que su reemplazo signifique un sexto candidato republicano y el tercero del actual mandatario en la Corte por lo que en temáticas que van desde el aborto hasta las elecciones, la cabeza del Poder Judicial va a pasar a estar completamente dominada por un enfoque conservador.
La candidata será Amy Coney Barrett, aspirante soñada para el ala derecha del Partido Republicano, de cuarenta y ocho años, ex profesora de la Facultad de Derecho de Notre Dame, férrea opositora al derecho al aborto, madre de siete hijos, cinco biológicos y dos adoptados de Haití.
Vale recordar que el conflicto no solo responde a incorporar un integrante que decante en una corte más conservadora sino en hacerlo con tal cercanía a las elecciones presidenciales.
En la elección anterior, Obama nominó a un candidato diez meses antes de la elección pero el líder de la mayoría republicana en el senado, Mitch McConnell, se negó a otorgar una audiencia argumentando que era injusto para los votantes poner un nuevo juez antes de las elecciones.
Ahora, a menos de 2 meses y en un escenario cuasi idéntico McConnell, que sigue siendo el líder de la mayoría republicana en el Senado afirmó que había que llenar el asiento vacío argumentando que la regla que inventó él solo se aplica cuando el Senado y la presidencia están en manos de partidos opuestos. Para que haya reemplazo hay que obtener 50 votos en el Senado y los republicanos tienen 53 (contra 47).
Lo cual, entre otras cosas, puede significar tener que definir el voto por correo electrónico en algún Estado clave, algo que por fuera de las formas, solo hay que irse 20 años para atrás y preguntarle a Al Gore sus sensaciones al respecto.