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Un día en la piel de los artistas callejeros, una profesión en peligro

Entre el aplauso de la gente y las medidas del Gobierno, ¿qué implica llevar el arte a las calles en la Argentina? Cuál es la situación actual del rubro, su rutina y más detalles en este informe.

Un día en la piel de los artistas callejeros, una profesión en peligro
Paula, artista callejera (Foto: Filo News)

El reloj marca las 11 de la mañana, y Paula sabe que es momento de sacar la flauta traversa del bolso: comienza un nuevo día. Junto a su compañero, Pablo, quien ya empezó a afinar su guitarra, ella acomoda el instrumento y lo lleva a su boca. Comienzan a ensayar en la parada, hasta que suena como a ellos les gusta. Entonces ya están listos.

Se acerca un colectivo, la línea 15. Ella le hace señas, y el chofer para y les abre la puerta; les sonríe, ya los conocía de antes. Ambos artistas suben al transporte público, y luego de intercambiar unas palabras se paran en medio del pasillo para empezar a tocar.

"Buenos días, somos Pablo y Pau, vamos a mostrarles una musiquita folklórica"; sin más palabras, él comienza a interpretar con la guitarra "Cuando nada te debía", y ella acompaña con su flauta. Se termina el canción, la gente aplaude, y ellos sonríen.

Ser un artista callejero

 

Un artista callejero es aquel que actúa ante un determinado público. En Argentina existen cientos de ellos: ya sea hombres, mujeres, niños, de todas las edades.

"Es un transmutador de energía en el espacio público, un trabajador de la cultura, un integrante necesario del paisaje urbano", define Alejandro Cabrera Britos, Presidente FAAO (Frente de Artistas Ambulantes Organizados), en diálogo con Filo.News.

"El artista callejero es un ser activo que descomprime la situación social, entrega sonrisas", señaló Britos.

En los colectivos, en los subtes, en los circos, en los semáforos: están en cada parte de la ciudad, justo ahí, donde cientos de personas viajan al trabajo, o vuelven a su hogar.

En la Ciudad de Buenos Aires, aproximadamente existen 3300 artistas, y en Argentina más de 20 mil. No llevan la cuenta ni una estadística oficial: se trata del sondeo que ellos mismos realizan en las calles.

¿Una profesión en peligro?

Foto: Emergente medio

Ser artista callejero no es un delito. Así lo repiten ellos y cada una de las personas que ejercen esta profesión día tras día. Horacio Rodríguez Larreta impulsó la Ley 1664-J-18, de la que los artistas se manifestaron en contra. ¿A qué se debe?

"El texto de la reforma propiciada agrega un agravante al tipo contravencional previsto originariamente, incluyendo la figura de ruidos molestos provenientes de la vía pública, y en miras de la mayor afectación al bien jurídico que ello trae aparejado", explica la página de la Legislatura.

Esa noción es fuertemente repudiada por los artistas: "Ruido molesto es una frenada de colectivo, es un bocinazo. Pero un acorde de guitarra, una melodía de una trompeta, la voz de alguien, ya sea por un parlante, una función de títeres o cantante, no lo es", comenta Britos.

"La música nunca puede ser ruido molesto, eso es una locura", opinó Britos.

"Es un proyecto punitivista, donde se encarga de describir la forma que va a penalizar a las personas que desarrollen actividad en el espacio público", explica Cabrera Britos y agrega: "Año tras año venimos presentando proyectos para despenalizar el arte callejero (...) sistemáticamente en la comisión de cultura los cajonean para no ser tratados. Siempre fue menospreciado y ninguneado por la legislatura porteña".

El objetivo de los artistas es que los concejales de diferentes municipios apoyen la despenalización del arte callejero. Justamente, en Pinamar ya lograron que sea considerado como un "patrimonio municipal".



Frente a esta idea, los artistas no se quedaron callados. Crearon un "Manual del artista ambulante", que establece todo lo que deben saber sobre cuidado personal y colectivo frente a la represión del Gobierno.

"El siguiente Manual tiene por objeto fortalecer la defensa del derecho al arte y la cultura en las calles, en los subtes, colectivos y trenes, para concientizar a muchos sobre la importancia que el arte y la cultura estén tangibles, alcanzables y accesibles a todos"; explica el comunicado.

El texto fue creado en 2016 -aunque Britos admitió que es necesario renovarlo-, y es válido únicamente para la Ciudad de Buenos Aires. En sus inicios, cita al filósofo Friedrich Nietzsche, con su icónica frase "sin música la vida sería un error". Algunos de los apartados que presenta son: "¿Cómo manejarse ante el intento institucional de censurarte?" o "Leyes, decretos y otros en uso (y mal usados)".

Al final del manual, se encuentra la frase: "Vamos a pelear para que el arte ambulante/itinerante en un primer momento sea considerada en la Ciudad de Buenos Aires Patrimonio Cultural y luego lo vamos a buscar a nivel nacional. Viva el arte ambulante/itinerante en nuestras vida".

Los principios básicos para ser un artista callejero

Foto: Filo News

¿Qué es lo que tiene que tener en cuenta una persona si quiere exhibir su arte en las calles? "Tiene que tener un panorama claro, que lo económico va a ser algo postergado, si quiere tener éxito económico que vaya pensando en otra cosa", advierte Britos. 

"Difícilmente una persona pueda vivir solo de artista callejero, tiene que también dar clases, tiene que actuar en algún cumpleaños, casamiento, bar, se tiene que articular con otras actividades relacionadas artísticamente", completa.

Ser artista callejero implica saber que no hay sindicato, no hay obra social. Aunque sí el deseo de hacerlo: "La idea desde el FAAO es proveer a los colegas de alquileres, talleres, hospedajes; tejer una telaraña de artistas".

Por su parte, también existen diferentes códigos específicos, que hay que tener en cuenta al momento de ingresar al rubro. "Te tenés que hacer el lugar", advierte Paula.

"Hay como un horario que los músicos tienen a las 7 de la tarde, y los vendedores antes, y si sos nuevo tenes que esperar un poco más. Hay como una fila, depende de estaciones, van dos músicos por subte, por ejemplo", agrega.

Por pasión a la profesión

Al terminar las canciones, Paula y su compañero caminan hasta los asientos del fondo para recolectar algunas monedas. Una señora va a bajar del colectivo. Primero les deja dinero.

Finaliza el viaje, uno de los tantos planificados para el día por Paula y su compañero. Hasta las seis de la tarde, aproximadamente, continuarán subiendo a distintos colectivos, llevando su música y su alegría a todos los pasajeros. 

Según sus palabras, lo que importa es que las personas levanten un rato la mirada del celular, y disfruten de la pasión de la música, como lo hacen ellos.

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