El 20 de octubre de 2010 una patota de la Unión Ferroviaria asesinaba de un disparo en el estómago a Mariano Ferreyra, un joven de 23 años que se manifestaba junto con sus compañeros de militancia por la reincorporación y el pase a planta permanente de los trabajadores ferroviarios tercerizados.
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El crimen fue perpetrado por un grupo de matones y barrabravas que se dirigieron a las vías del Tren Roca para dispersar a los militantes de izquierda, pero tras lograr ese primer objetivo, bajaron de las vías por un terraplen y comenzaron a atacarlos con palos, piedras y hasta balas de plomo.
Los incidentes ese 20 de octubre comenzaron temprano y la tensión fue escalando del lado de los ferroviarios, mientras los militantes del Partido Obrero habían cruzado a la Capital Federal para intentar continuar la protesta desde allí.
Como autores materiales fueron condenados los barrabravas de Defensa y Justicia Cristian Favale y Gabriel “El Payaso” Sánchez y el jefe sindical del Roca, Pablo Díaz. Los tres recibieron penas de 18 años de prisión.
Durante el juicio quedó comprobado que tras disparar a Ferreyra y Elsa Rodríguez, compañera de militancia quien aún hoy se encuentra con movilidad reducida y sin habla, Favale dijo: "Al zurdo gil ese le agujereé la panza".
Por la autoría intelectual del crimen fue condenado el secretario general de la Unión Ferroviaria, José Pedraza y su segundo Juan Carlos Fernández.
El juicio duró poco menos de tres años, período que puede considerarse de suma rapidez para la Justicia argentina. Pedraza fue detenido preventivamente en febrero de 2011 en una casa de Puerto Madero, signo elocuente de su degradación como sindicalista.
El dirigente ferroviario comenzó su carrera sindical cerca del sector más combativo de los gremios que sobrevivieron a la dictadura militar. En los años 90 entregó en bandeja los ferrocarriles al menemismo y se aseguró un lugar del otro lado del mostrador al convertirse en directivo de las empresas que tercerizaban a los trabajadores, la reivindicación de Ferreyra y sus compañeros hace diez años atrás.
A diez años, aún espera el juicio por los intentos de Pedraza y compañía para lograr la impunidad coimeando a funcionarios judiciales. Su responsabilidad en un crimen injusto y violento quedó demostrado por la potencia social que dejó en claro su deseo de justicia y de no tolerar más crímenes de militantes jóvenes.