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A 9 años de la muerte de Videla, el dictador que nunca se arrepintió de sus crímenes

Jorge Rafael Videla murió un 17 de mayo de 2013 a sus 87 años sentado en el inodoro de su celda de la cárcel común de Marcos Paz donde estaba condenado a cadena perpetua por sus crímenes de lesa humanidad. El General, que encabezó la dictadura más sangrienta de la Argentina, negó sus crímenes hasta el último día de su vida

A 9 años de la muerte de Videla, el dictador que nunca se arrepintió de sus crímenes

El 17 de mayo de 2013 fue encontrado muerto sentado en el inodoro de su celda Jorge Rafael Videla, el militar, dictador y genocida argentino que lideró del golpe de estado que instaló la última dictadura cívico militar en Argentina. Tenía 87 años.

Los últimos días fueron distintos ya que había tenido un accidente en el penal de Marcos Paz, donde estaba condenado a cadena perpetúa por sus crímenes de lesa humanidad, y no había recibido ningún tipo de asistencia médica. Murió por un paro cardiorrespiratorio.

De religión católica, Videla continúo rezando el rosario todas las tardes y comulgaba todos los domingos. Afirmaba que dormía muy tranquilo, sin ningún tipo de remordimientos por las miles de personas que habían sido asesinadas y desaparecidas durante su dictadura.

“Pongamos que eran siete mil y ocho mil las personas que debían morir para ganar la guerra contra la subversión; no podíamos fusilarlas. Tampoco podíamos llevarlas ante la justicia”, lanzó cruelmente en una de las nueve entrevistas que le realizó el periodista Ceferino Reato entre octubre de 2011 y marzo de 2012.

El periodista contó que durante las entrevistas el dictador se encontraba muy lúcido y "narraba los hechos que había protagonizado como si hubieran sido realizados por otra persona, con una precisión y una frialdad llamativas", y recordó que el dictador estaba deteriorado físicamente pero consciente de lo que había hecho.

Aún en sus últimos años de vida Videla decía que no está arrepentido de las más de 30 mil muertes, torturas y apropiaciones de niños y niñas que se le adjudican, pero sobre él cargaba el peso de explicar a la sociedad qué ocurrió con los desaparecidos.

"Le diré que frente al desaparecido en tanto éste como tal, es una incógnita, mientras sea desaparecido no puede tener tratamiento especial, porque no tiene entidad. No está muerto ni vivo...está desaparecido", pronunció en 1979 el entonces dictador en la la frase más cínica y perversa que definió a la sangrienta dictadura cívico militar.

En febrero del 2012, 33 años despues, concedió una entrevista a la revista española Cambio 16, donde reivindicó la dictadura y sostuvo que el peor momento para los militares "llegó con los Kirchner" que por "un espíritu de absoluta revancha", impulsó la reapertura de juicios por delitos de lesa humanidad.

Néstor Kirchner hizo descolgar el cuadro de Videla en el Colegio Militar.

Sus dichos provocaron el repudio de todo el arco político argentino y de las organizaciones de derechos humanos. En junio de ese mismo año fue trasladado desde el penal militar de Campo de Mayo a una cárcel común, el penal de Marcos Paz.

Hasta el día de su muerte, Videla justificó el terrorismo de Estado que impuso en Argentina durante su dictadura y nunca se arrepintió públicamente de sus crímenes.

Su entierro provocó fuertes repudios en su pueblo natal, Mercedes, ya que tras anunciar que sería enterrado allí, tanto los propios vecinos como también muchos activistas de derechos humanos colgaron carteles en el acceso al cementerio con los nombres de los veintidós desaparecidos que tuvo esa ciudad durante el régimen militar que presidió.

Videla ya era persona no grata en Mercedes: en 1998, el Concejo Deliberante por unanimidad votó esa declaración juzgándole indeseable. Finalmente fue sepultado en secreto en un cementerio de Pilar. Un portavoz del Estado Mayor General del Ejército declaró que no recibiría ningún honor militar en sus funerales por haber sido destituido del Ejército Argentino.

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