En el día de ayer, en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, opositores y partidarios de la gestión de Luis Arce volvieron a enfrentarse en un contexto de tensiones que ya lleva tres semanas.
En esta ocasión, el conflicto comenzó porque la oposición acusó al Gobierno de La Paz de demorar un censo y así evitar que ellos reciban más asientos en el Congreso y recursos estatales.
De esta forma, la ciudad agrícola se convirtió en el escenario de enfrentamientos que incluyeron bombas molotov, pirotecnia y piedras, y que hasta el momento dejaron un saldo de cuatro muertos y más de 170 heridos.
Por su parte, el Gobierno responsabilizó por la violencia a Luis Camacho, gobernador de Santa Cruz, ya que él fue uno de los que incitó a la huelga que comenzó el 22 de octubre.
Asimismo, anunciaron que suspenderán las exportaciones de soja, azúcar y carne debido a “un riesgo de desabastecimiento”, luego de que el ministerio de Economía dijera que el paro repercute directamente sobre el precio de los alimentos, provocando hasta el momento una pérdida de 700 millones de dólares.