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Cazzu: "Hoy soy, de todo el género, la que muerde sin razón aparente"

La Jefa del Trap visitó el living de Caja Negra, el ciclo de entrevistas de Filo.News conducido por Julio Leiva.

Cazzu: "Hoy soy, de todo el género, la que muerde sin razón aparente"

Julieta Cazzuchelli AKA Cazzu por fin llegó a Caja Negra y se animó a responder las filosas preguntas de Julio Leiva. 

"En mi infancia tuve distintas casas, distintos hogares porque nos mudamos varias veces, pero probablemente mi casa sea Fraile Pintado… una casita que tenía rejas turquesas, chiquita, con un pasillo largo del cual salían cuartos pequeños también, y donde me imagino que me fui formando. Un barrio normal, perros en la calle, ruido, vecinos, una plata de mango afuera, un patio con muchas plantas de mango", arranca describiendo.

Y sigue: "Tiene una historia particular. La ensucia una historia oscura del país y al mismo tiempo es el lugar donde la gente se abastece y el motivo por el que el pueblo existe y tienen una economía. Desde acá se lo ve muy distinto".

"Es interesante ver cómo la gente de acá de Buenos Aires, ve nuestros lugares y tratan de ejercer su autoridad de ideas sobre la cotidianeidad de un pueblo que funciona de una forma y siempre fue así", continúa.

¿Cuál es esa idea? "Casi no se habla de eso", dice Cazzu. "Hay una leyenda urbana que ronda el ingenio en Ledesma, y es de terror. Creo que la gente de allá piensa más en el familiar que en la historia que la representa. Cuando nos hacemos grandes la entendemos. Cuando uno entiende qué paso dice 'ah era esto, mal ahi'".

Desde pequeña se las rebuscó para lograr lo que quiso: "Teníamos 7/8 años y con mi mejor amiga decidimos vender panchos en la plaza. Donde yo crecí es un lugar sin riesgo, vos podias irte solo a la plaza y volver tarde y no pasaba nada. Mi mamá y la de mi amiga se dividían los días, nos hacían los panchos y nosotras íbamos a la plaza, teníamos un puestito. Una iba con un monopatín y la otra se quedaba en el puestito. Un día vino un señor grande de bromatología a decirnos que no podíamos hacer eso. En la inocencia que teníamos nos asustamos un montón y nos fuimos. Entendimos y nos dijeron que teníamos que tener un permiso. Un día nos despertamos, 7 y 8 años teníamos, y fuimos a la Municipalidad, pedimos hablar con el intendente, para pedirle que nos deje vender panchos en la plaza. Las secretarias se impactaron, caímos con el peluche ahí, dos ratas solas a pedir por el intendente, nadie fue capaz que decirnos que no. ¡Entramos a la oficina del intendente! Invento un papel e invento el permiso. Nos duró 3 días la pancheria y ya está. Yo sentí el poder de la decisión

Así fue que mini-Cazzu arrancó una carrera de vender lo que sea: "Me doy mucha maña con hacer cosas con las manos, manualidades, pintar. Y siempre lo capitalicé. En mi infancia tenía una obsesión por obtener dinero, tal vez porque era conciente de que en mi casa vivíamos bien pero no había nada más de lo que necesitaba. Me corté el pelo para venderlo, para comprarme una pista de Hot wheels que igual no me alcanzó y no había. Nunca nos faltó, mis papás trabajaron mucho, pero en comparación con otras realidades que nos rodeaban, no podíamos acceder. De ahí salía la creatividad".

La cumbia y el cine fueron los primeros ámbitos que Cazzu exploró más de grande: "La cumbia representa toda mi formación. No te digo musical solamente sino la formación de mi personalidad. Salta y Jujuy son lugares donde la cumbia funcionó mucho. La banda de barrio existía mucho. Previo a eso yo había probado con una banda de rock, pero encontré mas profesional la cumbia. Fue un lugar donde confiaron en mí. Fueron 3 bandas, casi 6 años de mucha cumbia, de todo tipo de cumbia y termino en Tucumán”.

En tanto, sobre el séptimo arte, cuenta: "Fui a estudiar cine porque para mí no hacía música. No importaba lo que yo sabía, si me había criado en un contexto de música aceptada moralmente. Entonces estudiar cine para mi fue más que nada como el NO derecho que yo tenía a estudiar música. ¿Qué hacés si estudiás música? No hay un trabajo".

Lamentablemente en ese ámbito, fue donde se sintió más discriminada y distinta se sintió: "A los que les gusta Godard AHORA les gusta la cumbia, porque es cultural. Ahora para el cineasta, para el que mucho sabe, la cumbia le parece interesante. A mi me da risa. En ese momento no solo era la cumbia sino también el reggaetón. Me rompía esa mirada desde arriba pero yo siempre me sentía más curtida que cualquier otra persona que estuviera a mi alrededor en ese contexto. Me acuerdo de una clase, en historia del cine, seguramente el profesor hablaba de un capo de cine y me miró y me dijo '¿cuál es la película que más te impresiona?'
Y dije 'Transformers', podría haber dicho 'El resplandor' y haber sonado culta… pero él me dijo ¡bien!”.

Después de la cumbia y el cine, vino el trap y el reggaetón: "En esa etapa yo oculté  mucho mi pasado. Siempre todo era mejor que ser cumbiero, no importaba que el trap hablara de lo mismo".

"En ese tiempo como mucho pude haber odiado el monopolio, ahí fue cuando dejé de hacer cumbia. No ibas a ser alguien si no estabas en el sistema monopolizado. Siempre supimos encerrarnos en nuestra burbuja del escenario, sin pensar en lo que estaba pasando abajo. En ese momento no me permitía odiar, solo agradecía, hoy odio muchas cosas. La mismísima existencia. Hoy soy de todo el género la que muerde, sin razón aparente. No hay nadie en mi género que quisiera decirme algo. Odio la injusticia, ha sido difícil sanar el pasado, mi paciencia es casi nula….”

¿Qué reflexión hace hoy de la niña que llegó a Buenos Aires en busca de sus sueños? "Es sorprendente para mí cuando veo la cantidad de cosas que me pasaron. Por meses y por años me pasaron demasiadas cosas. Miro para atrás y me veo tan tierna pero siempre fui feroz, decidida, dura, no puedo creer que el género que yo consideraba que era la razón de mi vida se haya convertido en reggaetón. Nos encontramos con el trap mucho después pero es el mismo amor. Yo tenía 11 años cuando empecé a escuchar reggaetón y hoy conozco a todos esos chabones con los que yo me crié. Los vi a Wisin y Yandel, Rakim y Ken W, Arcángel, Daddy Yankee".

¿Lo marginal vende? "Lo marginal vendió siempre. Me molesta la gente que está cerca de algo por la necesidad de absorber el barrio, la calle, es triste. Hay gente que puede estar orgullosa porque es su realidad y otra que tiene que ser cuidadosa con sentirse marginales. Me acuerdo que el Biza, a veces me pregunta cosas a ver que opino. Me dice: '¿qué te parece una sesión con L-GANTE?' Y le digo '100%'. De todos los que tuvimos barrio, ese es el chabón que mass. Él lo representa muy zarpado, me parece muy importante que lo hagas de hecho, le dije". 

“Yo tuve que tomar la decisión de a donde me iba a parar. Yo sufrí mucho la crítica, mucho la devolución hacia mis ideas, sufrí los comentarios de la gente…. Hasta que un día me encontré muy cobarde con respecto a pararte en un lugar…Justo estos temas tienen un metabolismo rápido, todos los días se esta avanzando un poco más. Cuando decidí donde iba a pararme, fui perdiendo el miedo a la critica hace muy poco, el miedo de hablar con la idea mas clara. Me apoderé de mi lugar, dije aquí estoy. Fue un alivio.. y ahí pasó lo de Arcángel. Me escribieron muchos colegas del genero diciéndome que tenia muchos huevos, que no tengo igual"; sigue Cazzu.

A la hora de reflexionar qué momento la convirtió en la Cazzu que es hoy, dice: "“Es una loca' me corona. Cambió las cosas para nosotros como género y para las pibas que hacían música. Ese había sido siempre el objetivo, cambiar las cosas para las minas".

Hacia el final de la entrevista se abre la caja. Comienza un desafío inesperado. Semana a semana una figura se someterá al living para dialogar y reflexionar. Y vos, ¿te animás a recordar qué momento hizo un click en tu vida?