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De Cristina a Trump: ¿qué son los populismos y por qué ganan elecciones?

El fenómeno que siempre está a punto de morir pero más vivo que nunca se presenta como eje del discurso oficialista de cara a un nuevo llamado electoral. Definiciones y redefiniciones, en esta nota. 

De Cristina a Trump: ¿qué son los populismos y por qué ganan elecciones?
¿De izquierda o de derecha? Hay más de un populismo por conocer

Arrancó la campaña electoral para lo que van a ser las primarias del 11 de agosto próximo y en espacio de semanas es que figuras políticas como Dante Sica y el propio Miguel Ángel Pichetto entre otros, se refirieron a este llamado como aquel que va a decidir el futuro de la Argentina. 

Y seguramente es que en el discurso de Juntos por el Cambio sea este uno de los principales puntos a repetir. Así como en 2015 el “íbamos camino a Venezuela” o el “temor a la chavización” tuvieron sobrado éxito, 4 años después se plantea este enfrentamiento aparentemente excluyente entre República (democracia) vs populismo (autoritarismo). 

Por eso es que en esta nota te contamos de qué hablamos cuando hablamos de populismo, un término cada vez más presente en los medios, pero siempre a punto de morir y más vivo que nunca a la vez. 

¿Populismo?

Todos sabemos qué es el populismo. Líderes fuertes, enfrentados con grandes grupos, una economía manejada por y desde el Estado. Pero a la vez, hablamos de un concepto “elástico” que en una misma palabra engloba desde Néstor o Cristina hasta Trump. Y más allá de que algunos precandidatos del frente De Todos ahora elogian la pata económica de EEUU, no son lo mismo. 

El gran problema para definirlo tiene que ver con que a diferencia de otros conceptos, el populismo suele tener una connotación negativa que va desde el autoritarismo y la manipulación hasta el clientelismo y la corrupción. 

Sin embargo, parte de este amplio abanico "acusado" adoptó al término como propio, justamente porque es usado como insulto por sus opositores. Entonces, lo toman como identidad. Algo similar a lo que ocurre con los “bosteros” y tantas otras palabras. 

Entonces para hablar de populismo y no morir en la redundancia o indefinición es que podemos tomar una idea (de las muchas) planteada por María Casullo y que consta de tres grandes patas para dividir entre izquierdas y derechas: El discurso populista, dentro del cual tenemos un líder, un enemigo y la proyección en el tiempo (pasado o futuro). 

O bien el discurso apunta hacia un futuro que en lo inmediato va a ser lo mejor que te pasó en la vida o sobre el volver a un pasado donde todo era mejor. 

Es a partir de esto que surgen los movimientos, el “nosotros”, esa idea de generar una identidad propia no a partir de cosas en común sino desde la negación del otro. “Nosotros somos lo que no son ellos”. 

Populismos de izquierda, el caso Kirchner(ista): Se buscó ampliar la intervención del Estado en la economía, implementaron políticas redistributivas del ingreso. En contramedida, se fomentó la polarización política y social, así como el clientelismo estatal. Héroe el Estado, enemigos, los organismos financieros y los medios de comunicación. ¿El futuro? La transformación. 

Trump y los populismo de derecha: Comparten un discurso excluyente de lo que se considera extranjero, una estructura jerárquica que se ve como natural donde el hombre blanco es el tomador de decisiones y con plataformas que promueven medidas contra la globalización y sus bondades. 

El caso de Trump reparte su discurso, según su humor y necesidad, entre el Partido Demócrata, con Clinton a  la cabeza, los inmigrantes, Irán o China y los medios de comunicación. Si hablamos de que los populismos de derecha son melancólicos y hacia el pasado, el “make america great again” sintetiza todo esto en una gorra. 

¿Por qué ganan elecciones?

En ciertos momentos, baja circunstancias de crisis e incertidumbre, un discurso populista es más creíble y genera un mayor grado de identificación para los grupos mayoritarios de la población.

Funciona porque al menos desde lo discursivo logra dar respuesta a los miedos y las dificultades de las personas. Pero a la vez, es la dificultad de institucionalizar los liderazgos de los populismos lo que muchas veces los termina haciendo perder las elecciones.

Lo importante de cara a un nuevo llamado electoral es tomar al populismo como lo que es, parte de la democracia y una herramienta en este sentido, no un producto excluyente o contradictorio a la República.