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Desconectar para conectarse

El juego de palabras no es un oxímoron. En esta nota ofrecemos cuatro alternativas de disciplinas para prestarle atención a algo tan simple como humano: nuestro cuerpo.

Desconectar para conectarse
Conectar con el cuerpo.

Horas eternas frente a la pc. Celulares que pululan en grupos de wasap y llamadas telefónicas. Ansiedad y estrés por situaciones laborales, familiares personales... del país, en fin. La lista puede seguir. Siempre habrá motivos de sobra para preocuparse.

Pero ¿qué se puede hacer en Mendoza con el cuerpo en tiempos de crisis o simplemente en la búsqueda de mayor paz interior?

Yoga: integración cuerpo-mente

Mariana Muluc, profesora de Teatro Danza y Yoga, explica que hay de todo en esta práctica milenaria. Es “ciencia, filosofía de vida y la posibilidad de estar en contacto con el arte”.

 El objetivo, según cuenta Muluc a FiloNews, es que el cuerpo se armonice haciendo presente la respiración, los movimientos y la posibilidad de conocerse. Además, tiene muchos beneficios físicos y orgánicos, como fuerza, elongación, postura y desintoxicación interna. Lo primero que se busca es el acondicionamiento físico pero las personas que practican descubren que la disciplina ofrece “herramientas para utilizar en la vida diaria, desde sentarse bien en la compu, respirar y dormir mejor, al momento de comer ser consciente del propio cuerpo y su cuidado.”

Hoy la búsqueda “debe pasar por un espacio en donde no se dé la competencia que existe en algunas áreas y a nivel mental, conseguir la calma para la vida acelerada que llevamos”, resumió la profesora.

Yoga, conexión cuerpo y mente.
Yoga, conexión cuerpo y mente.

Pole Dance: caño, ejercicio y arte

Alejandra Yañez (alevuela), Instructora master de pole dance y personal trainer, contó que en la disciplina se realizan movimientos de calentamiento y ejercicios de piso para trabajar la flexibilidad y posturas. También se utiliza el tubo para fortalecer músculos y bailar hasta que se llevan a cabo ejercicios de enfriamiento.

Yañez comentó que se trabaja la coordinación porque el pole combina movimientos de yoga, danza aérea, gimnasia y baile, “en cada clase se arma una nueva rutina, por lo que el cerebro también trabaja en cada sesión”.

Esta forma de expresión trabaja la autoestima, ya que ayuda a elevar la seguridad individual, por medio de logros personales. Hay algo de explotar la sensualidad que llevamos dentro y eso también fortalece la forma de entendernos y querernos.

Si se buscan más beneficios Yañez apuntó que “acelera el metabolismo y ayuda a eliminar toxinas, con cada sesión de una hora se queman entre 300 y 500 calorías, dependiendo de la intensidad de la rutina”. Por último, pero no menos importante “estimula la producción de endorfinas, por lo que se reduce el estrés y la fatiga cotidiana”.  

Pole dance: fuerza y flexibilidad.
Pole dance: fuerza y flexibilidad.

 Danza árabe: más que mover las caderas

Cintia Anfuso, profesora de danzas árabes y directora de la Academia Suhaila, es defensora de la danza como camino de autoconocimiento. “En primera instancia se produce el reconocimiento del cuerpo aprendiendo a conectarse con él, esto conlleva un entrenamiento cotidiano que mejora integralmente nuestra salud”, manifestó a FiloNews.

Esta danza ofrece un espacio de recreación, de esparcimiento. En épocas de hiperconexión se propone “un tiempo dedicado a lo personal y a lo colectivo, un lenguaje artístico que estimula la creación y la expresión, y brinda herramientas para el desarrollo personal”.

Desde la academia ofrecen otras disciplinas para ampliar la posibilidad de expresión artística. Para desenchufar recomiendan tango, danza clásica, contemporáneo, salsa y bachata, jazz, folclore, kung fu tradicional, clases de magia e ilusionismo, música y percusión árabe, gimnasia y postural, clases de idioma árabe, entre otras. Anfuso cerró con una idea clara

“el arte transforma y lo creemos indispensable para una buena calidad de vida y una mejor sociedad.”

Suhaila, profesora de danzas árabes.
Suhaila, profesora de danzas árabes.

Tela: en el aire y en la tierra

Karen Muñoz, profesora de acrobacias aéreas en tela y estudiante de Arteterapia, nos habló de ejercicios físicos que permite adquirir fuerza, flexibilidad y tonicidad muscular.

“En mis clases, me enfoco en desarrollar ejercicios que faciliten una constante consciencia postural y respiratoria,  de esta manera busco que cada asistente logre llevar esta consciencia a su cotidianidad con el propósito de generar un estado de presencia, quietud y estabilidad en el plano físico y mental” resumió.

Muñoz argumentó que este arte no es solo físico, sino que permite a los alumnos “descubrirse, conectarse con sus vivencias interiores, emociones, sensaciones, desarrollar tolerancia a frustraciones y entregarse a una dinámica lúdica.” Para la docente todos traemos –de “fábrica”- una capacidad potencial creativa que se puede explotar. En última instancia prima la manifestación artística pero también el desarrollo personal.

Hay tiempo para todo resumió Muñoz: “experimentar con el elemento aéreo, conocerse y jugar en las alturas y en movimiento, la libertad para manifestarse y la posibilidad de superarse sin presiones”. 

Y agregó para cerrar “confío en el poder que tiene la música, escritura, fotografía, dibujo, danza, teatro, para comunicarnos inter e intrapersonalmente.”

Tela: fuerza y aire.
Tela: fuerza y aire.
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