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Dólar financiero más barato que el “solidario”: ¿Cuánto puede durar?

Se achica la brecha cambiaria pero, al mismo tiempo, continúa la pérdida de reservas del Banco Central. 

Dólar financiero más barato que el “solidario”: ¿Cuánto puede durar?

A esta altura deberíamos estar acostumbrados a las situaciones excepcionales, pero este jueves el mercado cambiario volvió a sorprender. Ocurre que la cotización del dólar en el mercado financiero local (MEP o Bolsa) se ubicó por debajo del dólar ahorro (oficial minorista +30% impuesto PAIS +35% de retención de ganancias). 

La caída de las cotizaciones financieras por debajo de los $145 muestran la tendencia bajista que vienen experimentando los dólares alternativos. Las semanas de pánico donde el blue se acercaba a los $200 parecen haber quedado atrás. De esta forma, el cambio de táctica para achicar la brecha, compuesto por un recorte del gasto público y su consiguiente efecto en la emisión monetaria, parece ser aceptado por el mercado. 

Sin embargo, la principal herramienta que tiene el Gobierno para defender el valor del peso continúa viviendo instancias preocupantes: las reservas internacionales del Banco Central (BCRA) no paran de bajar. Durante noviembre, pese a los controles cambiarios, cayeron US$1.204 millones. En octubre, por su parte, el balance fue negativo en US$1.522 millones. De esta forma, las reservas netas (disponibles) se ubican alrededor de los US$4.000 millones. 

¿Cómo puede ocurrir esto mientras nuestro país tiene superávit comercial? Según los números del Indec, la balanza del comercio exterior fue positiva en US$12.171 millones entre enero y octubre del corriente año. Sin embargo, en lo que va del 2020, las reservas del BCRA cayeron US$6.227 millones. El destino de los dólares que deberían haber reforzado el patrimonio de la autoridad monetaria se explica en la incongruencia entre los nùmeros del Indec y los del Banco Central.

Mientras los datos del Indec reflejan lo declarado en la Aduana por quienes se dedican al comercio exterior, el BCRA considera las divisas que ingresaron o salieron del mercado oficial de cambios, por las liquidaciones de exportadores o pagos de importadores. El instituto de estadísticas oficiales informó que entre enero y octubre las importaciones cayeron un 19,3% (- US$8.198 millones), pero, al mismo tiempo, la autoridad monetaria advierte que durante el mismo período estas aumentaron un 21,4% (US$6.007 millones). 

De esta forma, los importadores anticiparon compras del exterior y se apresuraron a cancelar créditos para realizar estos pagos al valor oficial del dólar, ubicado en $81,50. En el mismo sentido actuaron los exportadores, reteniendo la liquidación de sus ventas al exterior en el mercado de cambios. Pese al endurecimiento en los controles, el proceso se profundizó durante los últimos meses: el superávit cambiario de septiembre fue de apenas 7 millones de dólares, mientras el saldo comercial del Indec fue positivo en US$584 millones; en octubre, por su parte, fue de 44 millones y 612 millones, respectivamente. 

Como vemos, pese a que la táctica del ministro Guzmán esté dando buenos resultados en el achicamiento de la brecha, el juego de quienes tienen acceso al mercado oficial de cambios sigue siendo el mismo: sacarle al Banco Central todos los dólares posibles. Mientras los jugadores sigan previendo un salto en el tipo de cambio oficial en el futuro cercano, no hay motivos para pensar que la situación se revierta.

El número de la inflación de octubre favoreció esta teoría. El incremento en el nivel de precios del 3,8% durante el décimo mes del año amenaza con una aceleración inflacionaria. El mismo día en que fue conocido este dato, el Banco Central decidió acelerar también el ritmo de depreciación del peso. Así, el oficial cerró noviembre con una suba del 3,8% (casi $3), el mayor incremento mensual en lo que va del año.

El camino no está exento de más sorpresas. El esquema cambiario del gabinete económico tiene como meta llegar al período de liquidación de la cosecha, en abril próximo. Hasta entonces, el Gobierno deberá aguantar con las pocas reservas que le quedan al Banco Central para defender el valor del dólar oficial. Es por este motivo que, pese al rechazo en público de Guzmán de recibir fondos frescos destinados a respaldar al BCRA, cada vez suena más fuerte la posibilidad de un giro de divisas del FMI.

Las negociaciones en muy buenos términos con el Fondo se suman a un escenario internacional favorable para las perspectivas del Gobierno: la aprobación de vacunas contra el Covid, el debilitamiento del dólar, la elección de Biden en Estados Unidos y su designación de Jannet Yellen en la secretaría del Tesoro, una tendencia alcista en las bolsas mundiales que arrastran a una valorización de las acciones argentinas, y el incremento exponencial del valor de los commodities agrícolas (con la soja en máximos de 4 años).

Al momento, la estrategia contractiva de Guzmán parece estar funcionando. Sin embargo, el programa de ajuste puede traer consecuencias que exceden al frente cambiario. Los datos publicados este jueves por la UCA, que revelan un país donde 18 millones de personas viven en la pobreza, amenazan con una situación delicada en caso de que la ayuda social sea retirada.

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