Diana Spencer nació en el seno de la nobleza británica en Norfolk, Inglaterra, el 1 de julio de 1961. A los 14 recibió el título de “Lady”, cuando su padre heredó el cargo de conde de Spencer. A los 17 años se mudó a Londres.

La boda entre Lady Di y el príncipe Carlos dejó varias curiosidades. Por ejemplo, ella usó un vestido con una cola de siete metros y medio, el más largo en la historia de la realeza.

Once meses después del casamiento nació William, el primer hijo de la pareja. Ese nacimiento también rompió con tradiciones de la realeza británica. Fue el primer heredero de la corona en nacer fuera de la Casa Real. Su parto fue en el Hospital St. Mary. 

Desde que nació su hijo, la relación de Diana con el resto de la familia real se volvió cada vez más tensa.

A medida que crecían los problemas al interior de su familia, Lady Di veía cómo aumentaba su popularidad. El pueblo la amaba. En parte, esto se debía a que ella buscaba, en la medida de lo posible, comportarse como una persona común, sin los privilegios de la realeza.

La misma Diana pasaba por situaciones que a cualquier persona pueden ocurrirle. Sufría de cierto desorden alimenticio y, además, su pareja era una máscara. Su marido le era infiel con Camila Parker Bowles, quien muchos años más tarde iba a ser su segunda esposa.

En 1992, Diana y Carlos se separaron de hecho, aunque recién se divorciaron formalmente cuatro años después. En el año 95, la princesa declaró que su matrimonio estaba formado por tres personas.

La prensa la perseguía en cada paso que daba. Y la iba a perseguir hasta último momento. La noche del 31 de agosto de 1997, un equipo de paparazzi buscaba alguna imagen de Diana con su nueva pareja, Dodi Al-Fayed. Pero la cosa terminó mal. Muy mal.