El sábado a la tarde Franco Pokrajac circulaba junto a su madre Betina Malovini, a bordo de un auto, cuando a la altura de Almirante Brown y José de San Martín escucharon los gritos de una mujer. El joven de 20 años le pidió a su mamá que detuviera la marcha y se bajó del vehículo. La mujer suplicaba ayuda porque su perro se había caído al canal Cacique Guaymallén y Franco, sin dudarlo, se arrojó al agua para salvarlo.  

La corriente era muy fuerte, “le impedía nadar y lo hundía”, por lo que Betina se tiró detrás de su hijo. “Desesperada, dando manotazos en el agua turbulenta, nadé hacia él, pero ya no lo veía. No lo encontré. Franco quedó atrapado en la profundidad y mi corazón se estrujaba de miedo y dolor. Me sentía morir”, recordó Malovini en diálogo con Filo.News. Fue entonces que supo que sus esfuerzos eran en vano y cedió ante la violencia del agua pero un vecino intervino con una soga y la rescató y evitó que la tragedia fuera aún peor.

No era la primera vez que su hijo se guiaba únicamente por lo que le dictaba el corazón y ponía a los animales por sobre todas las cosas: “Una vez en el canal San Martín (Luján de Cuyo) rescató tres perros que estaban atrapados en el interior de un túnel y para llegar a ellos había que atravesar primero un terreno resbaladizo y después una parte profunda. En aquella oportunidad Franco estaba con su padre que lo había atado con lingas. Los salvó uno por uno, en diferentes días”, detalló Betina.   

La valentía y la acción heroica de Franco se explica con su conexión innata con todo ser viviente. “Su esencia era el amor. Amor hacia los desprotegidos, a los necesitados, a los indigentes; animales y personas. Ese sentimiento existió desde siempre en Franco y fue él quien nos enseñó a quererlos. Hoy en casa tenemos a Bella, Toby, Galo y Apolo”, mencionó su mamá. 

En su tiempo libre el estudiante de Auxiliar de Farmacia colaboraba con la ONG mendocina Misión Animal que se dedica, desde el 2015, al rescate y protección de animales, fomentando la castración y la adopción responsable. Si no se postulaba como hogar de tránsito alimentaba y cuidaba de los perros callejeros que no podía llevar a su casa. Les daba de comer, los castraba.

“Llegó un sábado en su patineta y nos ofreció ayuda. Nosotras recién empezábamos con las campañas de adopción y desde ese día se quedó…para siempre”, recordó Camila Coria encargada de las redes sociales de Misión Animal. “Fran se fue pero nos sigue ayudando, es mágico. Ya no está más físicamente pero sigue estando porque desde que se fue todo el mundo quiere ayudarnos, nos quiere conocer. Hizo grandes cosas por nosotras”, completó a Filo.News

“Valiente, humilde, nos brindaba un apoyo emocional gigante. En una de nuestras primeras jornadas de adopción, cuando todavía no nos conocía nadie, no vino mucha gente y él siempre nos levantaba el ánimo: ‘Vamos chicas no pasa nada, ya vamos a salir adelante, lo importante es que los perritos consigan un hogar’, nos decía. Él siempre positivo, nunca se negaba a ayudar a nadie”, siguió Camila. 

El paso terrenal fugaz de Franco, una enseñanza para la humanidad

Betina compartió a Filo.News un reflexivo texto que halló en el celular de su hijo después de su muerte y que según su testimonio explica lo que su hijo vino a enseñarnos, su misión en este plano físico. 

La tienda de Dios

Y a Dios se le ocurrió en este tiempo instalar una tienda en el principal centro comercial de la ciudad, en la cual, quien necesitara algo en la vida lo pudiera adquirir ahí, en una tienda elegante, con personal celestial atento a las necesidades de los clientes. En ese lugar la gente podría comprar todo lo que necesitaba, ser amado, felicidad, alegría, riqueza material y todo lo que el hombre pudiera imaginar. Y llegó un cliente ambicioso que solicitó le levantaran su pedido:

– ¿Qué desea, señor?

-Felicidad y amor.

– ¿Algo más? -le cuestionó el vendedor

¿Se puede pedir aún más? -respondió el cliente.

– Todo lo que usted necesite

-Pues mire, necesito además paz espiritual, prosperidad, alegría y sabiduría para comprender a los demás.

¿Eso es todo? -replicó el vendedor.

- Sorprendido el comprador agregó: Si además todo lo que he pedido se lo pudieran entregar también a mis amigos, a todo el personal de mi empresa y de ser factible a mi comunidad, a mi país y todo el mundo -el vendedor cerró el pedido y le entregó al cliente su mercancía en un pequeño sobre. El cliente escéptico, recibió el pequeño sobre y exclamó:

– ¿Es todo lo que va a entregarme?

– Y el vendedor le respondió: Usted no ha entendido la filosofía de nuestra tienda: aquí vendemos semillas y no frutos, a usted corresponde pagar el precio de su pedido, deberá sembrarlas en tierra fértil, cuidarlas, podarlas y vigilar cuidadosamente su crecimiento, y si usted tiene la paciencia, el cariño y la pasión que requieren estas semillas, darán el fruto que usted desea para toda la humanidad.

Sobre este texto concluyó: “Vivan todos los días con la entrega y el amor que se requiere para hacer un mundo mejor para que la vida no sea un fugaz chispazo, sino una antorcha que alumbre para siempre el camino de los demás”. 

"Como me dijo una vecina, 'Franco fue un ángel en esta tierra que bajó unos años a enseñarnos verdaderos valores'. Su alma seguro seguirá en viaje en busca de otras misiones", finalizó Betina Malovini.

Homenaje y despedida

La próxima jornada de adopción de Misión Animal llevará el nombre de Franco Pokrajac y se realizará en conjunto con la familia del joven. “Perdimos un gran compañero, un chico que hubiera hecho grandes cosas con los animales, hubiera llegado muy lejos. Que se lo recuerde como un héroe”, expresaron desde la ONG e invitaron a todas los refugios y protectores de animales a que se unan al homenaje “porque entre todos vamos a salir adelante y vamos a lograr grandes cosas, es lo que Fran hubiese querido”.

De parte de la familia de este gran valiente aseguraron que en la misma jornada se llevará a cabo “un recital, prendida de velas y recaudación de fondos para los callejeros".