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La situación política y sanitaria de Brasil, la nueva sede de la Copa América

Con casi medio millón de muertos por Covid-19 y más de 16.5 millones de infectados, el país vecino se prepara para recibir al torneo continental. A la pandemia también se suma la crisis política, con un Bolsonaro fuertemente cuestionado.

La situación política y sanitaria de Brasil, la nueva sede de la Copa América

Luego de horas de incertidumbre en las que la Copa América se había quedado sin sede, la CONMEBOL anunció a Brasil como el país elegido para hacerse cargo de la organización, en su totalidad, del certamen continental, tras la decersión de Colombia y Argentina.

"¡La CONMEBOL Copa América 2021 se jugará en Brasil! Las fechas de inicio y finalización del torneo están confirmadas. Las sedes y el fixture serán informados por la CONMEBOL en las próximas horas. ¡El torneo de selecciones más antiguo del mundo hará vibrar a todo el continente!", anunció el ente a través de sus redes sociales.

Casos, muertes y vacunación

Luego de meses de cifras récord para la región, y en los que algunos estados vieron desbordados su sistema de salud, Brasil, que registra un total de 16.515.120 de casos confirmados, entró en una curva descendente de contagios. Tras de un pico de 100.158 casos confirmados el 25 de marzo pasado, la tendencia cambió: primero se amesetó en un promedio de 70.000 contagios diarios y, luego, bajó a la línea de los 60.000. 

De acuerdo a los datos de Our World in Data, el promedio de los últimos 7 días se ubica en 61.695 casos diarios. En las últimas 24 horas, el país notificó 43.520 infectados.

Brasil es el tercer país con más casos confirmados del mundo, y se ubica sólo por detrás de Estados Unidos e India, y el segundo con más fallecidos, por detrás, también, de los Estados Unidos.

Por otro lado, Brasil, que suma 461.931 víctimas fatales desde el inicio de la pandemia, también registra una tendencia hacia la baja en la cantidad de fallecidos. El promedio de los últimos siete días sitúa la cifra diaria de decesos en 1.838. El número máximo de fallecidos en una jornada se registró el 8 de abril pasado, cuando Salud informó 4.429 muertos por Covid-19.

En tanto, la vacunación avanza en el país, pero a un ritmo más lento que el esperado. Hasta la fecha (31-5), más de 45 millones de personas han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus, es decir, poco más del 21% de la población.

Pese a la relativa "calma" sanitaria de las últimas semanas, científicos ya advierten por una tercera ola.

Según el diario O Globo, el Instituto de Métricas de Salud y Evaluación de la Universidad de Washington proyectó que Brasil puede llegar a los 750.000 muertos el 27 de agosto, siempre y cuando el 95% cumpla con las medidas de prevención. El mismo cálculo estima que al 21 de septiembre -fin del invierno- se pueden registrar 973.000 muertes, más del doble que los 436.000 decesos acumulados hasta el momento.

La demora en el proceso de vacunación y el aumento de la circulación y el contacto social podrían desatar una tercera ola del virus que ya azotó al país vecino.

Marchas contra Jair Bolsonaro y su gestión de la pandemia

Presentado el panorama sanitario, queda por indagar sobre la actualidad política. Y es allí donde, hoy, radica una de las principales dificultades del Gobierno. Este sábado, en el #29M, miles de manifestantes salieron a las calles de Brasil para expresarse contra el presidente Bolsonaro. 

Manifestantes en las calles de Río de Janeiro.
Manifestantes en las calles de Río de Janeiro.

Entre los principales motivos de las protestas, estaban los pedidos de juicio político al mandatario, la aceleración del plan de vacunación contra el Covid-19 y la extensión de la ayuda de emergencia.

La movilización fue organizada por partidos de oposición al gobierno, movimientos sociales, sindicatos y organizaciones estudiantiles, con protestas registradas en al menos 180 ciudades del país, según el portal de noticias G1.

En las últimas semanas, la popularidad de Bolsonaro se ha visto fuertemente deteriorada y, a un año de las elecciones, Lula se posiciona como un candidato firme para enfrentarlo en la carrera por la presidencia.

Desde el inicio de la pandemia, el líder derechista se ha manifestado, en más de una ocasión, contra el confinamiento y hasta ha amenazado con utilizar al ejército para desarticular dichas medidas.

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