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Más de la mitad de la población mundial vive sin protección social

Se estima que cerca de 4100 millones de personas no cuentan con acceso a la salud, así como el apoyo financiero durante la jubilación y en caso de desempleo, enfermedad, discapacidad, accidentes laborales y maternidad, entre otros aspectos.

Más de la mitad de la población mundial vive sin protección social

Si bien la pandemia del coronavirus obligó a los gobiernos a amparar mejor a su población, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) informó que más de la mitad de la población mundial vive sin ninguna protección social.

Según este primer informe de la OIT sobre el estado de la protección social en el mundo, 4.100 millones de personas siguen careciendo por completo de esos servicios.

Al hablar de protección social se hace referencia al acceso a la salud, así como el apoyo financiero durante la jubilación y en caso de desempleo, enfermedad, discapacidad, accidentes laborales, maternidad, entre otros aspectos.

Durante el año 2020, sólo el 46,9% de la población mundial recibía al menos una prestación de protección social, mientras que el 53,1% no contaba con ninguna garantía de ingreso por parte de su sistema nacional.

Los porcentajes ocultan importantes disparidades entre las regiones, así como al interior de las mismas. Mientras que la cobertura está por encima de la media en Europa y Asia central (83,9%) así como en América (64,3%), está por debajo en Asia y el Pacífico (44,1%), los Estados Árabes (40%) y África (17,4%).

Además, el gasto público en protección social también varía considerablemente. En promedio, los países le destinan el 12,8% de su Producto Bruto Interno (PBI), mientras que los países de renta alta le dedican el 16,4% de su PBI y los de renta baja sólo 1,1%.

La pandemia de Covid-19 permitió realizar una "radiografía" de las desigualdades en el mundo, pero también "reveló el rol absolutamente crucial que la protección social tuvo en la respuesta" de los gobiernos a la crisis, afirmó el director general de la OIT, Guy Ryder.

Es por esto que la OIT marcó como imperativo para los dirigentes mundiales continuar con los esfuerzos implementados durante la pandemia, pese a la enorme presión financiera que esto supone.

Esto porque el déficit de financiación aumentó alrededor de un 30% desde el inicio de la crisis sanitaria, debido a la mayor necesidad de servicios de salud, de medidas para compensar los ingresos y a la caída del PIB provocado por la crisis.

El informe de la OIT plantea que para garantizar al menos una cobertura básica, los países de renta baja tendrían que invertir 77.900 millones de dólares adicionales al año, los países de renta media baja 362.900 millones de dólares adicionales y los países de renta media alta 750.800 millones de dólares más.