Luis Alberto tenía 27 años y nació en San Miguel, provincia de Buenos Aires. Su infancia la pasó en Capilla del Señor. De origen humilde, ingresó a la Armada en 2011. En el primer año salió abanderado entre 600 estudiantes. En 2012, cuando se recibió de Técnico sonar, se llevó 16 premios.

Cuatro años después se recibió como submarinista con el mejor promedio. Era su segundo viaje a bordo del ARA San Juan y estaba por casarse con su novia Alejandra en diciembre de 2017, pero tuvo que zarpar.

Su papá Luis Antonio fue uno de los incansables familiares que lucharon para encontrarlo. “Desde el jueves teníamos información que podía ser, pero me enteré mirando la televisión. Lloraba. Lo primero que hice fue preguntar: ¿Por qué pasó lo que pasó? A los 40 minutos me informó la Armada que lo habían localizado”, así detalló el momento de recibir la noticia.

Todavía no puede salir del impacto de la noticia: “Fue una sorpresa. Como padre queríamos que los busquen y los encuentre. Se logró. Estamos triste, porque sabemos que están muertos. Hasta anoche lo esperaba. Es un sabor agridulce. Paz por un lado y tristeza por el otro.”

Antonio es chaqueño y trabaja en una ferretería de José C. Paz. Gracias a los dueños, pudo sumarse a los familiares para insistir en la búsqueda del ARA San Juan y reclamar a las autoridades. “Cuando salían los buques argentinos a buscarlo volvían, porque no estaban en condiciones. Corrían riesgo de hundirse.”, explicó.

Por último afirmó: “Contento, porque la lucha dio sus frutos. Ahora sabemos que están ahí. Sabía que iba a pasar eso. Es duro, pero estoy orgulloso de Luis. Dio la vida por su patria”.