Tras asumir funciones como presidente del Perú el pasado 28 de julio, Pedro Castillo inicia una nueva semana de Gobierno atento a que el Congreso de la República acepte o no un pedido para que potencialmente lo destituyan como presidente.

El ganador de entre 18 alternativas electorales, corroboró en muy poco tiempo lo difícil que es gobernar el país andino y después de transitar algo más de 4 meses sobreviviendo como jefe de Estado, esta semana el legislativo podría finalizar su mandato presidencial. 

El dato que da cuenta de esta suerte de supervivencia tiene que ver con que ya sea porque tuvieron que renunciar o los destituyeron, el Gabinete de Perú tuvo hasta el día 110 de gestión un total de 10 cambios en sus 18 ministros, un promedio de un cambio de ministro cada once días. 

Si para los titulares de las carteras es difícil seguir en funciones, no muy diferente es la ecuación en el caso de los presidentes del Perú. Desde el año 1990 a la fecha, todos los presidentes del Perú están presos, prófugos, muertos o condenados. 

Alberto Fujimori con prisión domiciliaria; Alejandro Toledo con orden de detención y extradición; Alan García era investigado y terminó suicidándose; Ollanta Humala primero detenido, actualmente acusado de varios hechos de corrupción; Pedro Kuczynski inhabilitado a abandonar el país y Martín Vizcarra, inhabilitado a ejercer la función pública por 10 años y con varios juicios por venir. 

En este contexto, tanto de lo coyuntural como lo estructural, lo que está por pasarle o podría pasarle a Castillo no parece una anomalía ni mucho menos. 

Recordemos que en Perú existe una figura legal que se presta a interpretaciones bastante laxas que es la vacancia por incapacidad moral. Osea, los parlamentarios pueden destituir a un presidente por considerarlo impropio del cargo, algo que pasó con el ex presidente Vizcarra, acusado de corrupción y para lo que se necesitan 87 de los 130 votos del legislativo. 

En este caso, la idea fue inicialmente promovida por tres partidos de la oposición. En concreto, los espacios de Fuerza Popular (FP), Avanza País y Renovación Popular, que con un total de 43 de 130 congresistas, superaron sin problema las 26 firmas necesarias para poner el tema en agenda.

El paso que ahora continúa tiene que ver con la tarea de conseguir los 52 votos para que el proceso se habilite y de ser así, se vote en el Congreso. 

Esto es lo que va a pasar en el día de mañana habiendo dos alternativas. La primera, que no se llegue a esos 52 votos mínimos, algo que podría pasar pero que en el mediano plazo no ofrecería ningún tipo de estabilidad al presidente. 

La segunda opción es que se consigan los 52 votos y se fije una fecha para que se vote la destitución de Castillo. Para que esto ocurra se van a necesitar un total de 87 de los 130 apoyos en el legislativo. 

Desde la presentación inicial del pedido, al menos desde lo declarativo, ha habido un aumento de los votos de los parlamentarios el cual se registró después de que la fiscal, Zoraida Ávalos, resolvió citar al presidente del Perú para el 14 de diciembre, fecha en la que deberá brindar testimonio acerca del escándalo de los ascensos militares. 

En concreto, la acusación tiene que ver con el presunto "tráfico de influencias en ascensos en las Fuerzas Armadas", algo condenado en el documento apoyado por 29 congresistas que será votado mañana, habrá que ver sí para entonces, Castillo sigue siendo presidente.