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Presos comenzaron una huelga de hambre en un penal de Chubut: reclaman mayor frecuencia de visitas íntimas

Piden además mejores condiciones en las instalaciones del establecimiento; denuncian baños y ventanas rotas. 

Presos comenzaron una huelga de hambre en un penal de Chubut: reclaman mayor frecuencia de visitas íntimas

Un grupo de presos del Instituto Penitenciario Provincial de Chubut iniciaron una "huelga de hambre seca" para reclamar por una mayor frecuencia de visitas íntimas y mejores condiciones de las instalaciones.

Los reclusos le escribieron una carta al director del penal, en la que detallaron por qué daban comienzo a esta protesta, que arrancó el lunes a las 8:45.

En la misiva, los reos exigieron "una mayor frecuencia" para los encuentros íntimos porque -subrayaron- "por ley tienen que tener dos encuentros íntimos por mes, o sea, cada 15 días". También reclamaron que se cambien los colchones destinados a esta actividad, ya que, denuncian, no se encuentran en condiciones óptimas, y que se coloquen cortinas en las ventanas de los cuartos donde se llevan a cabo estos encuentros.

Pero los reclamos no sólo alcanza a este tipo de cuestiones. Los presos también se quejaron de que no les dejan ingresar alimentos que sus parejas les llevan a la prisión. “A veces dejan pasar solo galletitas y además hay mucha demora en el ingreso, lo cual nos quita tiempo para estar con ellas”, indicaron.

También aseguran que los baños de mujeres pierden agua y que los de hombres no cuentan con luz eléctrica.

Apelando a la compasión, los presos le pidieron a las autoridades que lean cada una de sus demandas "con una mano en el corazón".

La cárcel provincial de Chubut sólo recibe reclusos de esa jurisdicción y se encuentra ubicada en la ruta nacional 3, entre Trelew y Puerto Madryn. Según informaron, la penitenciaría ya había sido inspeccionada por quejas anteriores que habían realizado los presidiarios.

Con la llegada de la pandemia, a los presos les fueron prohibidas las visitas conyugales y familiares. Antes de retomar las prácticas habituales, las autoridades habían autorizado a los presos a ser llevados a la casa de su pareja para mantener encuentros íntimos y luego volver a la cárcel. Los traslados se realizaban mediante la custodia de dos policías, que esperaban en la puerta de la vivienda del detenido.

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