El presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, descartó el envío de militares rusos a Afganistán, considerando que se trata de una guerra de "todos contra todos", al tiempo que subrayó que Moscú "ha aprendido la lección" de la época de la Unión Soviética, cuando se produjo la invasión del país asiático (1978-1989) que resultó derrotada.

De igual manera, el mandatario ruso, al frente del Kremlin desde el año 1999, reconoció que la situación en Afganistán es "alarmante".

"Seguimos de cerca la situación", comentó el mandatario en el marco de un congreso del partido gobernante, Rusia Unida en el que dejó claro que no tiene ninguna intención de "interferir" en lo que considera un "asunto interno".

"Nuestras Fuerzas Armadas no se verán arrastradas a este conflicto de todos contra todos", aseguró el mandatario. 

En sintonía con este punto aunque admitiendo el avance del diálogo multilateral, el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, abrió la puerta a una posible reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, en línea con lo propuesto con otros líderes mundiales, como el francés Emmanuel Macron.

"Seguimos comprometidos con la tarea de establecer la paz y la estabilidad en Afganistán, para que este territorio no represente una amenaza para toda la región", manifestó el jefe de la diplomacia rusa.

Sobre este punto, Putin advirtió de que existe la posibilidad de que los talibanes de Afganistán aprovechen el caos en el país para aumentar tensiones en los países vecinos, lo que amenaza directamente tanto a Rusia, como a sus aliados.

"El posible aumento del narcotráfico, de la migración ilegal: todo esto es una amenaza para nosotros", comentó.

Los combatientes del movimiento talibán se hicieron con el control de buena parte de Afganistán en la primera quincena de agosto y el día 15 entraron en su capital, Kabul, retomando el poder tras dos décadas de intervención militar de Estados Unidos y la OTAN, que llegará a su término a fines de este mes.

Por su parte, el presidente afgano, Ashraf Ghani, huyó del país y actualmente se encuentra en condición de refugiado en Emiratos Árabes Unidos.

El último espacio relevante de resistencia a los talibanes es el valle de Panjshir, donde se concentran las fuerzas lideradas por el jefe guerrillero Ahmad Massoud y el vicepresidente primero Amrullah Saleh, quien reivindica el papel de mandatario legítimo de Afganistán.