La luz ultravioleta, que se utiliza para estrilizar en hospitales, aviones y en fábricas de alimentos, se convirtió en protagonista en esta pandemia. China la utiliza para desinfectar los colectivos de noche, y también se utiliza para los hospitales. 

Hay diversos tipos de radiación ultravioleta. La UVA, que es la que llega a la Tierra en mayor cantidad; la UVB, que daña el ADN y la UVC, que es la más nociva de todas, pero que nunca llega a la Tierra porque es absorbida por la capa de ozono. Este último tipo de radiación es absorbido por la capa de ozono por lo que nunca llega a la superficie de la Tierra.

Todavía no tenemos suficiente evidencia de que la luz UVC elimine al SARS-CoV-2, aunque sí sabemos que lo hace con otros coronavirus como el que provoca el SARS.

Según especialistas, la luz produce alteraciones en el material genético y es capaz de eliminar organismos como bacterias, hongos y virus en las superficies en que se lo aplica. Por eso es altamente peligrosa y debe manipularla solamente personal capacitado. 

En contra de la sugerencia de Donald Trump de que se podría irradiar con luz ultravioleta a pacientes con COVID-19, la OMS señala que esa luz no debe ponerse en contacto con la piel. 

Para reducir el riesgo, en la Universidad de Columbia se está desarrollando un nuevo tipo de UVC (UVC lejana), que podría ser menos peligrosa de manejar.