La poca información que se tiene de Corea del Norte en general, así como de su líder supremo, Kim Jong-un en lo particular, proviene de diversas fuentes de inteligencia (mayormente surcoreanas) o de algún asistente personal desertado.

Al respecto del propio Kim, quien en diciembre de 2011 sucedió a su difunto padre Kim Jong Il en el liderazgo supremo de la República Popular Democrática de Corea, las noticas no abundan pero se estima que el 8 de enero de 1984 fue su fecha de nacimiento.

La prensa de Suiza y agencias internacionales han informado que en la segunda mitad de la década de los noventa el muchacho recibió la educación secundaria en el país centroeuropeo de incógnito. 

Tanto en la International School de Berna, a donde había asistido su hermano mayor, así como en la Escuela Liebefeld-Steinhölzli, el líder supremo se formó académicamente tanto en el idioma inglés como alemán. 

El futuro personal de Kim Jong quedó sellado en 2008. Ese año, tras incumplir su promesa de desmantelar el programa nuclear con finalidad militar y reanudar las tensiones contra Corea del Sur, Kim Jong Il sufrió un derrame cerebral que lo mantuvo fuera de foco durante dos meses. 

A finales de noviembre, el dictador, de 67 años, se restableció lo suficiente como para reanudar sus apariciones públicas, pero su salud quedó fuertemente dañada. En los meses siguientes, medios occidentales apuntaron que el líder norcoreano padecía un cáncer de páncreas.

Consciente de su grave enfermedad, Kim aceleró la cadena sucesoria que iba a convertir al más joven de sus hijos en el continuador de la única dinastía comunista del mundo, sobre el papel republicana aunque en la práctica más bien monárquica. 

Kim Jong-un recibiría la formación requerida  en los rudimentos del Estado pero en el más riguroso secreto.

A lo largo de 2011, la figura de Kim Jong-un fue ganando prominencia mediática al acompañar a su padre en varias giras internas de inspección y recibir honores protocolarios de delegaciones y emisarios extranjeros.

Un joven de 28 años heredó el liderazgo supremo de Corea del Norte tras la muerte de su padre el 17 de diciembre de 2011. La sucesión prolongó la única dinastía comunista de la historia, que ya transita su tercera generación.