Ir al contenido
Logo
Ciencia

Los desastres naturales no van a esperar a que pase la pandemia para manifestarse

Mientras nos encontramos enfocados en los daños y pérdidas producidos por el SARS-CoV-2, en el hemisferio norte se prevee una temporada activa de huracanes.

Los desastres naturales no van a esperar a que pase la pandemia para manifestarse

El Coronavirus no estará solo por mucho tiempo más como el foco de las portadas en los medios del mundo. Si bien actualmente la pandemia está monopolizando las pantallas del planeta, la Universidad de Colorado ha publicado su pronóstico actual para la temporada de huracanes que comienza en unos 2 meses.

Los científicos, que preveen alrededor de 8 huracanes tropicales para esta temporada, ya están alzando sus voces para alertar que si la curva de infección del virus no es aplanada, para el momento en que éstos meteoros impacten contra las costas de los países afectados, se generará un efecto multiplicador de sus efectos.

Por un lado, las ya mermadas economías de los países deberán absorber costos de reconstrucción de la infraestructura afectada, pero más importante aún, es el hecho de que posiblemente la cantidad de voluntarios que se ofrezcan para ayudar en tareas de rescate, los profesionales de la salud a cargo del cuidado de las víctimas de los huracanes y los rescatistas deban dividir sus esfuerzos y en ciertos casos hasta tener que elegir entre socorrer a víctimas de la pandemia o de los huracanes.

Si como esto fuera poco, los servicios sanitarios de gran parte del mundo están trabajando al límite, o por sobre el mismo, lo cual podría provocar un deterioro en la calidad del cuidado y velocidad de respuesta que se le de a los afectados por los desastres climáticos. Si a esto sumamos que la gente afectada puede también estar contagiada por el virus o el riesgo de contagio aumente, entonces esto se transformaría en una situación en la cual el alcance de ambos fenómenos escale. 

Como factor agravante, el hecho de que frente a desastres naturales como los huracanes una medida habitual es la evacuación de hospitales, esto implicaría tener que movilizar gran cantidad de individuos no sólo contagiados, sino en estado de salud delicados y en muchos casos dependientes de soporte vital en momentos donde la energía eléctrica es uno de los primeros servicios en dejar de funcionar.

Debemos sentirnos afortunados que al momento aún no ha habido grandes terremotos, inundaciones o erupciones volcánicas significativas. Todos estos fenómenos mueven siempre miles de voluntarios que de ser necesarios en estas situaciones, estarían exponiéndose a situaciones de salubridad altamente deterioradas y donde mantener protocolos de distanciamiento y barreras de protección contra el Coronavirus se torne tarea casi imposible,

Hechos inevitables, muchas veces impredecibles y donde el nivel de control de la situación puede ser establecido sólo una vez que el daño ha sido producido, obligará a los gobiernos que sean víctimas de estos eventos a alcanzar niveles de improvisación y preparación pocas veces visto en la historia.

    Ultimas Noticias