La postura de Apple respecto al cifrado y la privacidad de los usuarios está nuevamente bajo el foco de atención luego de que el FBI solicitara ayuda a la compañía para descifrar dos iPhones utilizados por un cadete de la Real Fuerza Aérea Saudí en un tiroteo en Pensacola (Florida) matando a tres personas antes de ser asesinado por la policía. 

La compañía, por su parte, dice que ha estado colaborando activamente con el FBI, entregando muchos gigabytes de información, pero que no permitirá que accedan directamente a las comunicaciones de los tiradores ya que "el acceso facilitaría el trabajo de los investigadores, pero también crearía una amenaza importante para la seguridad y la privacidad de todos los usuarios de iPhone".

Esto disputa es llamativa teniendo en cuenta que el año pasado investigadores del FBI habían podido extraer datos del último modelo de Apple, el iPhone 11 Pro Max, con ayuda de un dispositivo llamado GrayKey al que se conecta el dispositivo y en aproximadamente dos minutos devuelve una pantalla en negro con el código de acceso, entre otra información.

En este último caso, la intención era acceder al celular de Baris Ali Koch, quien había sido acusado de ayudar a su hermano condenado a huir del país al proporcionarle sus propios documentos de identidad y mentirle a la policía.

Y dado que los modelos en el caso de Pensacola eran iPhones 5 y 7, no está claro por qué el GrayKey no resultó útil en esa investigación si la herramienta ya había demostrado funcionar para modelos viejos.