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La actriz dialogó con Filo.News sobre el mensaje contra la represión policial en la película, la representación en el cine nacional del tema, la construcción de su personaje y más.
Se estrenó en diferentes salas de todo el país “Un crimen común”, la nueva película de Francisco Márquez (“ La larga noche de Francisco Sanctis”) protagonizada por Elisa Carricajo, Cecilia Rainero, Mecha Martínez, Eliot Otazo y Ciro Coien Pardo.
La historia sigue a Cecilia (40), profesora de sociología en la Universidad. Una madrugada de tormenta Kevin (15), el hijo de la empleada doméstica que trabaja en su casa y que ella apenas conoce, toca la puerta de entrada con desesperación. Ella, asustada, no le abre. Al día siguiente el cuerpo de Kevin aparece en el río, asesinado por la policía. Cecilia comienza a ser acechada por el fantasma del joven.
Desde el vamos la película pone foco en la naturalización de la violencia institucional en el país, al titularlo “un crimen común”. La protagonista abre debates y pone en evidencia los prejuicios con los que se establece la idea cultural, social y estructural de “miedo”. Su vida cambia de raíz con el paso de la película, una revolución que busca abrir la conversación a los espectadores.
“En la Argentina todos los días alguien muere víctima de la violencia ejercida por las fuerzas represivas del Estado. La mayoría son jóvenes, provenientes de los sectores populares. Como comunidad convivimos cotidianamente con estos crímenes, los naturalizamos. La película busca corrernos de ese lugar y enfrentarnos a un horror que no podemos aceptar más. Nos propusimos hacer una película que, más allá de contar una historia, se viva como la experiencia física de su protagonista”, destacó el director en un comunicado de prensa.
Según comentó, en el casting hay actrices profesionales como también personas que actúan por primera vez, que viven en contextos de vulnerabilidad y reinterpretan esa realidad para el film; entre ellas se encuentra Martínez, quien es dirigente social del movimiento piquetero.
“Así entran al film los elementos de género del terror, esa amenaza que la acecha y que nos interpela cuando desnaturalizamos el orden violento en el cual vivimos. Trabajamos todos los aspectos formales de la película desde la consciencia de la protagonista. La iluminación, el sonido y los espacios van mutando acorde a una subjetividad que se va transformando”, continuó.
Según informó la CORREPI (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional), durante 2020 se registraron 411 casos de “personas asesinadas por el aparato represivo estatal”, de los cuales 348 ocurrieron después del inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Se puede leer el comunicado completo acá.
Carricajo dialogó con Filo.News sobre el mensaje contra la represión policial, la representación en el cine nacional del tema, la construcción de su personaje y más.
El rodaje fue en marzo del 2019. El estreno mundial de la película fue en febrero del 2020 en la Berlinale, viajamos para acompañarla y fue muy movilizante. Después se estrenó virtualmente en Argentina en el Festival de Mar del Plata. Y luego fue el estreno en salas, la primer semana de abril del 2021. Fue muy emocionante poder compartirla en una sala, aunque fue un tiempo breve aquí en Caba. En algunos lugares del interior, donde es posible hacer funciones según el protocolo, se sigue proyectando
El mayor desafío para pensar a Cecilia era no prejuzgarla. Entenderla. Hacerla lo más cercana posible. Pensarla como una posible Elisa. Ponerme en su lugar. Y desde ahí ir construyendo la serie de errores que ella va cometiendo, las distancias afectivas en las que se va viendo envuelta, la frialdad con la que maneja algunas cosas. Entender su miedo.
Una de las cosas interesantes de la escena en la que “no abre la puerta”, la escena que da pie para todo el relato que la película construye, es que es muy breve. No dura nada. Es un instante. Y el miedo opera así: en un instante. En un instante podemos hacer algo terrible si estamos presxs del miedo. Entonces creo que ahí la película abre la puerta a lo importante que es aceptar eso que no queremos ver de nosotrxs mismxs. Es duro asumir los privilegios. Es duro aceptar que tenemos más miedo de un joven con determinadas características que de otro. Nadie, en la clase media intelectual a la que pertenece Cecilia, se siente cómodo con esa contradicción. Pero ocurre más de lo que la nombramos.
Creo que el contacto con la muerte le quita valor a todo lo demás. Lo vuelve relativo. Y la muerte de ese joven para Cecilia, su propia incapacidad de detener la cadena de violencias que hacen que eso ocurra, le empieza a quitar certezas. Sobre esa premisa trabajamos, que ella empieza a desconfiar de lo que sabe, de lo que dice, de lo que cree. Su miedo va cambiando también. Al principio de la película tiene un miedo más “standard” de cualquier persona que mire atentamente los medios de comunicación masivos. Después eso empieza a ser algo más extraño. Como si se volviera una materia más abstracta ese miedo, menos anclada en algo “real”. El miedo como un estado, como un modo de estar en el mundo. Una alerta permanente hacia no se entiende muy bien qué.
Bueno, si justamente creo que el titulo apunta a reflexionar sobre las responsabilidades compartidas. La escena de no abrir la puerta como una metáfora de todas las pequeñas situaciones en las que no vemos con claridad donde está la vulnerabilidad y donde están los privilegios. Y como desde los privilegios podríamos amparar algo de esas vulnerabilidades. Desde el final de última dictadura cívico-militar hasta hoy la violencia institucional hacia los jóvenes de los sectores vulnerables nunca se detuvo. El año pasado más de 400 personas fueron asesinadas por el aparato represivo estatal. No podemos naturalizarlo. Y al mismo tiempo ¿qué hacer? La película no responde eso, pero ojala que las preguntas que plantea, que no tienen una respuesta y son incomodas, abran debates sobre el tema que puedan articular acciones alrededor de ellos. Evidentemente es necesario construir otros modos de pensar sobre el tema porque sigue ocurriendo.
No sé si hay una postura en relación a eso, porque es un tema muy amplio, que excede lo que la película aborda. Me parece más bien que usa esa imágen, la de la distancia entre el pensamiento y la acción, como un modo de abordar el estado en el que se encuentran ciertos sectores de una clase media, que pudiendo tejer alianzas con sectores más vulnerables, se aislan porque no saben cómo actuar. Lo que le pasa a Cecilia, después de que el miedo la hace actuar de un modo contrario al de su “ideología”, es que no sabe qué hacer. No sabe qué hacer con eso que le pasó. No tiene herramientas, ni redes, ni espacios, ni afectos en donde transformar eso que le paso en una acción. Yo no creo que sea una crítica en si misma al mundo académico si no que ese es un mundo donde esto que la película quiere nombrar puede ocurrir. En ese y en otros.
Me acuerdo una vez que leí una nota en el diario sobre unos policías que habían abandonado una persecución a alguien que supuestamente había robado para ayudar a parir a una mujer. La escena había ocurrido en los pasillos de una villa. Algunos lectores comentaban abajo que habían dejado de agarrar a unos ladrones para ayudar a nacer a otro. Hasta hacían chistes con eso. Si releías la noticia, después de leer esos comentarios, se veía con claridad que incitaba a esa forma de pensar. Sin decirlo del todo, pero estaba presente esa ideología, flotando en la forma en la que se organizaba la información. Creo que esa violencia brutal, expresada ahí con toda claridad, aparece más diluida en la representación de muchas formas estigmatizantes de ver a los jóvenes que provienen de sectores vulnerables. Esa infravaloración de sus vidas, esa violencia en el modo de mirarlos desde que nacen está en la información de los medios y en las ficciones que lxs representan. Generalmente disfrazada pero muchas veces con ese fondo de opinión. Eso genera un colchón donde muchas personas pueden sentirse hasta cómodas expresando ese desprecio. Y esa forma de mirar no condena esas violencias institucionales que muchas veces llevan a la muerte. Por eso el tema de la representación y sobre todo que esos jóvenes puedan ser escuchadxs es tan importante.
Creo que aborda desde un género cinematográfico como el terror un drama social y que en ese cruce habilita preguntas nuevas sobre el tema que aborda.
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