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Cine y series #Netflix#Steven spielberg

La supuesta doble moral de Steven Spielberg

El director de “E.T.” y “La Lista de Schindler” fue acusado en redes sociales de hipocresía por estar en contra de Netflix y a favor de Apple

La supuesta doble moral de Steven Spielberg

Este lunes Apple presentó su servicio de streaming en video TV+, y el gran protagonista del evento no fue un actor ni un ejecutivo, sino el director de cine más taquillero de la historia: Steven Spielberg.

Spielberg presentó la que será la primera de las series de televisión de este nuevo servicio, una nueva versión de “Amazing Stories” (“Cuentos Asombrosos”), la antología que el mismo Spielberg había producido en los ‘80 para el canal de televisión NBC y que a su vez estaba basada en la revista de ciencia ficción que leía en su infancia - sin duda un proyecto muy personal para el director.

Pero luego del evento llovieron críticas a Spielberg en redes sociales, acusándo al director de hipocresía y de “venderse” a Apple

Spielberg posa junto a Tim Cook, CEO de Apple y la conductora Oprah Winfrey, otra contratación del servicio TV+

En los últimos meses el director se dedicó a criticar a Netflix por prácticas que, para él, perjudican a la industria del cine. La mayoría de los estudios estrenan sus películas en cine y algunos meses después las comercializan en formatos físicos, canales de cable, y servicios de streaming. Netflix, en cambio, estrena directamente en el servicio y a veces alquila salas para proyectar las películas al público que prefiere ver obras como “Roma” o “Triple Frontera” en cine.

Los grandes complejos de salas se negaron a proyectar “Roma” en sus cines al mismo tiempo que en Netflix, y aunque este servicio es libre de hacer lo que quiera con sus productos, creativos prominentes del mundo del cine se han manifestado en contra de estas prácticas. Estos incluyen a Gilles Jacob (presidente de Cannes, el festival de cine más grande del mundo), el director de “Dunkerque” Christopher Nolan, y el mismo Spielberg.

Para Christopher Nolan, Netflix no es un modelo de negocios sustentable a menos que empiece a colaborar con la industria de las salas de cine

En marzo Spielberg fue un paso más allá, proponiendo a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas que las películas estrenadas en Netflix no puedan postularse para ganar un premio Oscar. En la lógica de Spielberg, las películas de Netflix están pensadas para ser proyectadas en televisión, y por lo tanto son telefims y no películas - en el sentido más técnico, al menos.

Y con “telefilms” Spielberg sabe de lo que habla, ya que su carrera empezó, justamente, en la televisión.

A fines de los años ‘60 y con sólo 21 años, dirigió a la diva del cine Joan Crawford en un episodio de la serie “Night Gallery”. Crawford pasó de estar horrorizada con la idea de que un niño la dirija a quedar impresionada con el talento de este “joven genio” y fue una de las primeras en apoyar su carrera.

En Argentina "Duel" se estrenó en cines antes que en televisión, y durante años fue una fija de "Sábados de Súper Acción"

En 1971 y luego de foguearse en otras series (su capítulo de “Columbo” es una genialidad), el estudio Universal contrató a Spielberg para dirigir cuatro telefilmes. El primero fue un fenómeno y hoy es leyenda: “Duel” (“Reto a Muerte”), una tensa road movie con toques de fantasía que enfrenta a un conductor con un camionero que, por alguna razón, está decidido a embestirlo.

La paradoja, en especial viéndolo desde el conflicto actual con Netflix, es que “Reto a Muerte” fue tan exitosa que Universal decidió estrenarla en algunas salas de cine en Estados Unidos y Europa. Gracias a este estreno participó del festival de cine fantástico de Avoriaz de 1973, en el que este “simple telefilm” derrotó obras de maestros del terror como Mario Bava y Marco Ferreri, llevándose el premio a mejor película.

"The Mission", el episodio de "Cuentos Asombrosos" por el que Spielberg fuera nominado a un Emmy a mejor dirección

El romance de Spielberg y la televisión nunca se rompió. En 1985 creó “Cuentos Asombrosos” como un espacio para que nuevos directores y guionistas vuelen con presupuestos muy superiores a los de la TV de la época. A principios de los ‘90, fascinado con el éxito de “¿Quién Engañó a Roger Rabbit?” convenció a Warner de invertir millones en una versión juvenil de sus personajes animados llamada “Tiny Toon Adventures” y durante una década produjo series animadas como “Fenomenoide” y “Animaniacs”.

Una década después el director empezaría una asociación con HBO muy similar a la que hoy comienza con Apple. En 2001 estrenó “Band of Brothers”, una miniserie ambientada en la Segunda Guerra Mundial que continuaba las ideas de “Rescatando al Soldado Ryan” y que años después tendría su propia secuela llamada “The Pacific”.

El éxito de esas miniseries reavivó el interés de Spielberg en la televisión, y el director puso su nombre a una gran variedad de ambiciosos proyectos de ciencia ficción como “Falling Skies”, “Terra Nova” y la reciente adaptación de su película “Minority Report” (“Sentencia Previa”).

"Band of Brothers" fue una de las primeras series de televisión en venderse en ediciones especiales en DVD, similares a las del cine

Spielberg es un amante de la buena televisión y uno de los directores de cine que más ha hecho para buscar la evolución de este medio. Pero a la vez es un tradicionalista que considera al arte cinematográfico como algo intrínsecamente superior, y cuyos objetivos no son principalmente comerciales. Lo que parece una broma cuando lo dice el director más taquillero de la historia del cine.

“Si tu programa es muy bueno definitivamente te merecés un Emmy, pero no un Oscar. No creo que una película que se estrena en un par de cines solo por una semana para cumplir las reglas de los Oscar debería ser considerado seriamente para una nominación.”

¿Hipócrita? No ¿Contradictorio? Seguro que sí.

Los que están más cerca del entorno del director aseguran que la furia de Spielberg no tiene que ver directamente con “Roma” como película o ni siquiera con su estatus como telefilm, sino con la agresiva campaña promocional de 30 millones de dólares que Netflix montó alrededor de la película. Es que el interés de Netflix por ganar un Oscar no tiene que ver con el reconocimiento a la obra de Alfonso Cuarón, sino con una operación de marketing que quiere posicionar a este servicio como un proveedor de cine de prestigio.

El hoy detestado Harvey Weinstein (tercero desde la izquierda) fue el arquitecto de las campañas millonarias ganadoras del Oscar

El resentimiento del director tiene que ver con una vieja herida. En 1999 la gran candidata para ganar el Oscar era su película “Rescatando al Soldado Ryan”. El triunfo era cantado, tanto que el estudio Dreamworks ni siquiera hizo campaña, mientras que la división Miramax de Disney invirtió millones para promocionar su comedia romántica “Shakespeare Apasionado” y terminó llevándose (para sorpresa de todos) el Oscar a mejor película.

En ese momento quedó más claro que nunca el poder de una gran campaña para ganar un premio que no necesariamente va a la mejor película. Claro que también se podría decir que el discurso anti-Netflix de Spielberg, Nolan, y Cannes hizo eco en los miembros de la Academia que decidieron premiar a “Green Book” por sobre “Roma” en la entrega de este año.

A pesar de las motivaciones y contradicciones de Spielberg, su presencia en el evento de Apple es un acto completamente coherente con su eterno compromiso con la buena televisión. Algo que es evidente para cualquiera que conozca aún superficialmente la historia del director.

Junto a Tom Hanks en 2002, Spielberg sostiene uno de los 11 Emmys que ha ganado por sus producciones (en este caso, por "Band of Brothers")

¿Por qué las acusaciones de hipocresía, entonces? En este mundo post-Marvel vs. DC sentimos que nuestros gustos reflejan la persona que somos, y al ser usuarios regulares de Netflix, un ataque contra sus valores es un ataque contra los nuestros. Acusar a Spielberg de deshonestidad intelectual no es más que una estrategia para evitar el debate.

Como el discurso político vía redes sociales ha demostrado hasta el hartazgo, no hay respuesta más fácil a una crítica que reflejar al otro el mismo argumento: “¿somos esto? Sí, pero ustedes son lo mismo, y peores”. Si perdemos todos, nadie nos gana.

La discusión de Netflix vs. salas de cine no es un tema simple ni tiene una solución fácil. Cuando dos grandes negocios (en este caso el streaming y los complejos de salas) pelean por la billetera del consumidor, suele resultar perjudicado el arte, que es lo que (creo) todos estamos interesados en proteger. No es necesario ponerse ciegamente del lado de Spielberg ni cancelar nuestra suscripción a Netflix para considerar que, quizás, no todo es tan blanco y negro.

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