Bradley Welsh, quién interpretó al mafioso Doyle en T2: Trainspotting, la secuela del clásico de culto de Danny Boyle, murió ayer frente a su casa en Edimburgo, Escocia, después de recibir un disparo en la cabeza.

El actor y ex boxeador tenía 42 años y su participación en la película de 2017 representó su debut en la pantalla grande. Años antes, en 2009, había aparecido en el programa “Danny Dyer’s Deadliest Men” (“Los hombres más letales por Danny Dyer”), un reality de la cadena Bravo que entrevista a algunos de los individuos más peligrosos del Reino Unido.

Welsh fue recordado por el guionista de la película, Irvine Welsh (sin parentesco), que lo recordó como un amigo hermoso y maravilloso. “Gracias por hacerme una mejor persona y ayudarme a ver el mundo de una manera más bondadosa y sabia,” escribió en su cuenta de Twitter.

Durante su participación en el programa de Danny Dyer, Welsh se definió como un “líder nato” y recordó sus tiempos de como delincuente en la década del ochenta y cómo a los 17 años se convirtió en campeón de peso liviano de la Asociación de Boxeadores Amateurs de Gran Bretaña.

“Pensaba ‘esto soy yo, puedo hacer lo que quiera’. No le temía a nada. Trataba destrataba y maltrataba a la gente - era genial,” dijo en el programa.

Tiempo después Welsh pasaría cuatro años en prisión, y al salir el boxeador encontraría su lugar en el mundo involucrándose en diferentes proyectos de caridad en su ciudad y ayudando a los jóvenes a mantenerse alejados de una vida como la suya a través de su gimnasio de boxeo.

La policía aseguró que se trata de un ataque aislado y el caso está siendo investigado como un homicidio.