Desde la pizza en el backstage después del show hasta el delivery desde el estudio entre grabaciones y masterización: la música y la comida siempre estuvieron estrechamente ligadas entre sí.

Y en Parque Patricios, fuera de cualquier circuito gastronómico porteño conocido, se abre paso Aloha como una nueva propuesta de comodidad para los músicos: convertirse en la hamburguesería del trap y el freestyle nacional creando un spot de referencia cada uno de sus participantes.

En el medio de la vorágine que acompaña a ambos movimientos, está Ramiro Ferreyra, el ideólogo de esta iniciativa que ningún otro punto tuvo hasta el momento. A sus 31 años, confiesa, sentado en una de las mesas en las afueras de Aloha, que la gastronomía siempre va a ser el eje de su vida.

"Estoy en la gastronomía desde... casi desde que nací. Mi familia tiene dos parrillas y yo arranqué con Aloha hace cinco años. Siempre me gustó; me lo inculcó mi viejo de chico, pero no fue el típico caso de 'Vos tenés que venir a laburar al local'. La verdad es que siempre lo hice con gusto", reconstruye Ferreyra.

Así como la vida misma, el arte y la música, Aloha fue evolucionando. Primero siendo una fusión entre cafetería, hamburguesería y wraps y, después de algunos retoques y preferencias de los consumidores, se terminó avocando a las hamburguesas, aunque siempre ofreciendo otros productos.

La hamburguesa, una comida que tan propia de nuestro país, es el principal fuerte de Aloha. Pero Ferreyra es bien argentino: como cualquiera nacido en estas tierras, tiene una pasión por su barrio única e irrepetible. De ahí que el local fuera instalado en Parque Patricios y no en Palermo o Recoleta.

"Había que meterle un poco de onda al barrio. Estamos hablando de cinco años atrás, si vos ves Parque Patricios hace cinco años es otra cosa completamente distinta. Fue también buscar la oportunidad. Palermo está lleno de hamburgueserías y, bueno, probamos en la parte de abajo", relata entre risas.

A pesar de que las hamburguesas no sean un plato típico del país, es innegable que, en los últimos años, tuvieron un boom único donde, en vez de repartir esquirlas por todo Buenos Aires, se repartieron decenas de hamburgueserías por barrios como Palermo, Caballito, Boedo y Recoleta.

Habiendo tanta oferta, ¿qué es lo que hace distinto a Aloha de las demás? La historia cárnica de los Ferreyra es la clave: "Teniendo dos parrillas que ya tienen 25 años, uno aprende de carnes. En ese sentido, Aloha tiene un punto fuerte. Nuestro fuerte está en el blend: metimos unos cortes que todavía no se usaban tanto".

Con respecto al freestyle, la relación de Ferreyra con el ámbito es breve pero intensa: viene la gastronomía y junto después el género urbano. El primer contacto fue con Paco Amoroso gracias a un amigo, fue al Buenos Aires Trap del 2019 y se devoró todas las batallas de El Quinto Escalón en cuestión de días.

Ya pasaron Duki, Khea, Bhavi, Emanero, Brasita, Ritter, Sony y varios exponentes del género. Pero la idea no es, únicamente, servir de espacio de confianza para ellos, sino que sea uno de los puntos claves en su recorrido artístico.

Así lo explica Ferreyra: "Me sorprende la potencia que tienen. La rompen en lo que hacen y uno siempre quiere que vengan a su local, que armen una movida acá y se lo adueñen. Eso a uno le llega". ¿Que los artistas usen Aloha para filmar sus videoclips? Algo a lo que también aspira.

Y, a futuro, se vienen más músicos, más freestylers y nuevos nichos. ¿El denominador común? Las hamburguesas y su desarrollo: "Yo sigo haciendo cursos, sigo aprendiendo. Me encanta y me apasiona la gastronomía. Yo creo que uno cuando encuentra su pasión no la tiene ni debe dejar".