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A 16 años del día que la "Generación Dorada" se consagró en Atenas 2004

El sabor amargo de la derrota injusta en el Mundial de Indianápolis 2002 generó la unión, compromiso, talento y sacrificio de un equipo que iba a patear el tablero en los Juegos Olímpicos para emocionar a todo el país.

A 16 años del día que la "Generación Dorada" se consagró en Atenas 2004
A 16 años de la Generación Dorada, una hazaña para la historia del deporte argentino

Los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 fueron muy recordados para la delegación argentina, en especial el 28 de agosto. Mientras de un lado el equipo de Marcelo Bielsa lograba conquistar el título sin haber recibir goles en contra y con la figura de Carlos Tevez, en el estadio de basquet el equipo de Rubén Magnano hacía historia.

Con la derrota y el dolor de lo que había ocurrido un par de años atrás con la final polémica ante Yugoslavia del Mundial de Indianapolis, el equipo llegaba como un peligro para cualquier rival en el camino, pero los laureles no lo acompañaban. El conjunto llegó con un brazo atrás y otra adelante, pero con la figura de Manu Ginóbili, que ya era campeón de la NBA con San Antonio Spurs.

Así fue como llegó el equipo a Grecia, pero no como se fue. Si bien el bahiense ya tenía varios ojos en él, estaba secundado por unos experimentados bases como Pepe Sánchez y Alejandro Montecchia y las apariciones de Luis Scola, Andrés Nocioni y Carlos Delfino como jóvenes promesas que iban a ser leyendas.

La fase de grupos no salió de lo previsto. Cuatro de los seis equipos pasaban de ronda y los de Magnano lograron tres victorias y dos derrotas, pero el primer triunfo dejando una de las imágenes que perdurará en el tiempo de los Juegos Olímpicos. Con 3.8 segundos por jugar, Serbia y Montenegro ganaba 82 - 81 y en ese momento apareció la "palomita" de Ginóbili para la victoria agónica y una pequeña revancha del Mundial.

Con un tercer puesto cómodo, en los cuartos de final apareció Grecia, segundo de su zona. En un partido que ya era vital para la obtención de la medalla, surgió la figura de Walter Herrmann, que aquella noche con pocos minutos dejó su huella para la historia. Sin embargo, la alegría de la victoria iba a durar poco porque entre asegurar la medalla y luchar por la de bronce aparecía Estados Unidos.

Dwayne Wade, LeBron James, Lamar Odom, Allen Iverson, Tim Duncan... Si bien no llegaban con un buen andar en el torneo, eran los candidatos al título, teniendo en cuenta que de 15 Juegos Olímpicos, 12 veces habían conseguido la dorada, solamente superados por la URSS (2 veces) y Yugoslavia. Pero esta vez había un nuevo batacazo.

De igual a igual con las estrellas de la NBA, Argentina sacó a relucir el talento, capacidad y devoción por no ser otra víctima de los mejores del mundo y sacudieron Atenas con una victoria por 89 a 81 que puso en el centro de la escena a toda una generación, que iba a coronar la mayor hazaña de la historia.

En la final, y con la plateada en el bolsillo, apareció Italia. Era 28 de agosto y apenas unas horas antes el vestuario era alegría por derrotar al Dream Team, pero había que salir ante un viejo conocido que en la fase de grupos se quedó con la victoria por 76 a 75, cuando ambos estaban clasificados.

Esta vez, no hubo lugar a dudas y el envión del partido con Estados Unidos lo fue todo. Brillo, clase, calidad y trabajo marcaron a este equipo que contra los europeos tuvo todo eso para estar en la cima de los Juegos Olímpicos con una victoria por 84 a 69, sacando 15 puntos de ventaja y la dorada a casa.

Ahí, en ese preciso momento, se gestó el nombre: la Generación Dorada. Una selección que dejó a un lado los egos individuales y que hasta la fecha sigue siendo una realidad basada en la amistad, el compromiso y el paso de un mando que todavía lo tiene a Luis Scola a sus 40 años luchando y soñando.

Ese equipo generó una revolución en el básquet argentino, agrandó las fronteras y despertó el interés de Europa y de la NBA. Antes de este torneo, solamente Pepe Sánchez, Rubén Wolkowyski y Manu Ginóbili eran los únicos en la mejor liga del mundo, ahora ya son 12 los jugadores en esa lista, con las miras puestas en Campazzo y Bolmaro.

La Generación Dorada fue más que la hazaña en Atenas. Fue una forma de pensar el juego y el equipo, una manera de trabajar y de crecer que se sostuvo en el tiempo con Magnano, Lamas y Hernández como entrenadores y que dio a la mejor camada de la historia de este deporte para Argentina.

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