Alexis Salinas, defensor de Arsenal de Sarandí -plantel dirigido por Sergio Rondina- fue baleado con una escopeta. Como consecuencia de perdigones impactados en su rostro perdió la visión de un ojo y tiene comprometido otro. 

El hecho ocurrió cuando estaba esperando con unos amigos que Eric, dueño de una peluquería, se bañe y cierre el local para luego irse a comer una pizza a otra casa. Era tarde, y el barrio es inseguro, pero estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado. 

Un auto blanco abrió fuego sobre ellos. Alexis fue el que peor la pasó. Quedó tirado en la vereda, ensangrentado. Sus amigos lo cargaron al auto y lo llevaron hasta el hospital. 

"Sentí la luz ,pensé que había muerto", confiesa el jugador en diálogo con la prensa. 

Lo cierto es que este marte será operado para ver si puede recuperar algo de la visión que por ahora está muy comprometida. Según los médicos recuperará solo el 4% y verá nublado. La expectativa es baja, pero el sueño de Alexis Salinas de seguir jugando al fútbol y ganarse un lugar entre los elegidos de Sergio Rondina es grande. 

"Yo tenía puesta la gorrita y la capucha... puede ser que eso me haya salvado la vida", reflexiona con el diario del lúnes. 

La Policía dijo que se trató de un "ajuste de cuentas" pero los platos rotos no los tenían que pagar el futbolista de 22 años y su grupo de amigos sino que era para otra banda que en esa misma zona, horas antes, se habían cruzado con los que dispararon desde el auto.

"Creo que se equivocaron de gente, de personas. Yo no presté atención porque no estaba mirando. Fue solamente un segundo. Nos sentamos un minuto en el cantero y recibí el disparo", cuenta Alexis. 

Finalmente el jugador de Arsenal se quebró al hablar de su futuro: "Pienso y me da mucho miedo. Quiero recuperar aunque sea un ojo, ver algo. También tengo un hijo de cuatro años, tengo miedo de no poder verlo más"

"Estoy triste pero mejor por la fuerza que me dan mis amigos, mi familia y todos los que me están apoyando", concluyó. 

Por su parte la madre de Alexis, Cristina y el padre, Fabián, coincidieron en que él está mal porque quiere seguir jugando a la pelota.