En un fin de semana en el que el VAR fue protagonista en la victoria de Real Madrid ante Athletic de Bilbao y Barcelona parece haber recuperado la memoria, aunque demasiado tarde para las cuatro fechas que restan, la lucha por la clasificación a las copas sigue muy vigente y Sevilla dio un paso importante y agónico de la mano de Lucas Ocampos.

En un arbitraje más que polémico de Antonio Miguel Mateu Lahoz, que no sancionó dos penales a favor de los de Andalucía, el que se terminó vistiendo de héroe fue el argentino, que permitió que su equipo aproveche la caída de Villarreal para estirar la ventaja a seis unidades, que lo acerca a la Champions League.

El ex Quilmes y River encontró la apertura del marcador en el segundo tiempo, cuando conectó un centro pasado de Jesús Navas y venció la defensa de Eibar. Con el resultado a su favor, pufdo estirar la cuenta pero falló en la definición y en el final llegó la situación complicada para los locales. 

Tras una disputa dividida, el arquero Vaclik sufrió un duro golpe en una de sus piernas, lo que lo obligó a salir del campo de juego. Sin embargo, con los seis cambios realizados, uno de los jugadroes debió hacerse cargo y Ocampos se puso la camiseta y los guantes para el final del partido.

Ya en la última jugada, y con más de 10 minutos de tiempo de descuento, llegó la situación surrealista y el temor de cualquier jugador que tiene que atajar. Un lateral en el área generó un tumulto que terminó con la pelota en los pies de Dmitrovic, arquero rival que fue a buscar el 1 a 1, y se topó con la figura del argentino que la sacó como pudo.

Con el tiempo cumplido, Sevilla festejó la ventaja, luchará por el pase directo de fase de grupos de Champions League y sigue demostrando que ha hecho una gran apuesta con el delantero, que se empezó a ganar un lugar en la consideración de Lionel Scaloni para la Selección Argentina.