Mariela Antoniska jamás imaginó que jugaría un partido más importante que el de aquella tarde de diciembre de 2002 en Perth, Australia, cuando voló hasta el palo derecho, le atajó el último penal a Holanda y encaró una corrida inolvidable para formar una montaña humana de abrazos junto al resto de Las Leonas y gritar, por primera vez, que eran campeonas del mundo.

Pero el partido que por estos días está jugando la ex arquera del seleccionado argentino de hockey es bien distinto. De hecho, los pads con los que frenaba bochazos desde todos los ángulos ahora se convirtieron en barbijos, máscaras y guantes con los que le hace frente al coronavirus (COVID-19) en el Hospital Garrahan, donde trabaja como pediatra y gastroenteróloga.

Fiel a su esencia como deportista, no conoce otra fórmula que conduzca al éxito que no sea trabajar en equipo. Y se lo contó a Filo.News: "Acá tenemos que trabajar en equipo. La familia se tiene que cuidar, hay que cuidar al de al lado para cuidarse uno. Todos nos tenemos que cuidar y eso la gente lo está aprendiendo".

A la ex arquera de Lomas, como a todos, la pandemia le cambió la rutina. El equipo médico del que forma parte se dividió en grupos y trabaja de forma alternada, es decir, va dos o tres veces por semana al hospital y el resto de los días trabaja desde su casa con una plataforma en la que puede atener las agendas e historias clínicas. Claro, por si alguno tiene la mala suerte de enfermarse, que no terminen contagiándose todos.

"Tenemos todos los equipos de protección. Nosotros que hacemos endoscopia, que es uno de los procedimientos con más alto riesgo de contagio, cada vez que entramos al quirófano con un paciente nos vestimos como si tuviese COVID-19 aunque no lo tenga", contó.

La ex Leona está convencida de que haber empezado con la cuarentena apenas se conocieron los primeros casos en el país fue clave para evitar que se dispare la cantidad de contagios. "Sin dudas, la cuarentena nos benefició. Somos un país difícil, muy parecidos a Italia y España. Y no había forma de hacerle entender a la gente, de hecho, me acuerdo que el primer fin de semana muchos se querían ir a la costa. Es la típica mentalidad nuestra de pensar 'a nosotros no nos va a pasar'. Por eso, creo que se tomaron las medidas justas en el momento justo".

A pesar de que la carrera contra la pandemia haya comenzado bien, le genera temor pensar que ante la inminente flexibilización del aislamiento, comience a haber un ascenso alto de contagios. "Si esto se libera cada vez más, tenés el riesgo de que aumente la transmisión y puede que haya picos. Sería fundamental que haya picos bajos para que no se saturen los hospitales y que no pase lo que pasó en Europa donde vos tenés que elegir a qué personas le ponés el respirador. Eso para un médico es terrible", advirtió Antoniska, que luego de hacer la residencia en el Posadas, desde el 2013 disfruta de su otra pasión en el Garrahan.

"Esto va a dejar cosas buenas como la higiene de las manos, no estar todos amontonados, no subir a un subte que explota. La gente va a empezar a tener cuidado con esas cosas. Obvio que vamos a ir lentamente volviendo a la rutina, pero todo esto nos tiene que enseñar a mejorar", dijo entusiasmada.

Cuando todo esto pase, Mariela Antoniska quiere seguir perfeccionándose en vía billiar, una práctica que había comenzado en diciembre del año pasado y tuvo que cortar de repente por esta pandemia, que la tiene atajando penales en el hospital.

El deporte, un amor para siempre

Crecer en el ambiente de un club practicando el deporte que sea, deja sentimientos imborrables en cualquier chico o chica. Como en Antoniska, que mantiene ese vínculo bien estrecho en su vida, a pesar de que hayan pasado 13 años de su retiro.

Por eso, no sorprendió que el diálogo entre la medallista olímpica en los Juegos de Sidney 2000 (plata) y Atenas 2004 (bronce) y este medio, haya comenzado después de que terminó una rutina de gimnasia en su casa. "Uno está cansado por la vorágine y el estrés con el que vive. Entonces esto te obliga a parar, a encontrarse con uno mismo, a tomarse las cosas de otra forma. Y dentro de eso está el deporte. A mi me encanta estar al aire libre y al sol. Estoy muy acostumbrada al club. Si me preguntás: '¿Vamos a ver una serie o al club?'. Vamos al club. No hay chances", aseguró, entre risas.

Cada vez que puede, y cuando los torneos de tenis que juega se lo permiten, la ex arquera va a ver un partido de hockey. Ya sea de Las Leonas, de Lomas. Incluso va a ver jugar a su ahijado, el hijo de Vanina Oneto, otra de las figuras de ese grupo de Leonas que se ganó un lugar en la historia grande y con quien mantiene la misma amistad de aquellos tiempos. "Con Las Leonas Vintage -el apodo con el que se autobautizaron- tenemos un grupo en el que hablamos todos los días y nos reímos todo el tiempo. Incluso con Ceci (Rognoni) que está en Holanda, nos matamos de risa", contó, entre risas.

Por otro lado, se refirió a la llegada de su ex compañera del seleccionado, Inés Arrondo, al sillón de la Secretaría de Deportes de la Nación. "Es algo re positivo porque ella vivió el deporte de adentro y sabe lo que es el sacrificio del deportista argentino y hacer un deporte de alto rendimiento. Más allá de que para nosotras y para el hockey después del triunfo de Sidney las cosas mejoraron mucho más, hay deportes a los que todavía les falta esa explosión. Todo eso ella lo sabe y lo va a saber apoyar para hacer una buena gestión", concluyó.