Entre barbijos, Joaquín Sabina y Jimena Coronado se convirtieron en "marido y mujer". En plena pandemia contrajeron matrimonio en secreto en un registro civil de Madrid, ubicado en la calle Pradillo. 

El cantante llevaba tapabocas, un sombrero, traje azul y zapatillas. Ella, su pareja de hace más de 20 años, tenía un vestido azul oscuro, sandalias planas negras y también mascarilla.

A principios de noviembre de 2019, el cantante Joan Manuel Serrat -quien estuvo presente este lunes en el casamiento- había anticipado que su compañero se había arrodillado para pedirle matrimonio a Jimena Coronado. La pedida de mano tuvo lugar en el cumpleaños de 50 de ella donde Sabina le entregó un anillo frente a todos los invitados.  

Se conocieron el año 1999, en una suite del hotel Sheraton de Lima, donde Coronado acudió como fotógrafa del diario local El Comercio para realizarle un reportaje. Tras las fotografías, esa noche quedaron en un bar de Lima, la ciudad natal de Coronado. 

En ese entonces los dos tenían pareja, pero cuando esas relaciones acabaron volvieron a retomar el contacto: ella le mandó una larga carta que él tardó cuatro meses en decidirse a abrir. Cuando lo hizo, volvieron a encontrarse en México, donde pasaron unos días.

Desde hace años, la pareja vive en Madrid, en la céntrica plaza de Tirso de Molina, junto a media docena de gatos. 

Este es el segundo matrimonio para Sabina, que el 18 de febrero de 1977 se casó con Lucía Correa.