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Meghan Markle: "Mientras sostenía a mi primer hijo, sabía que estaba perdiendo al segundo"

La duquesa de Sussex publicó una columna de opinión en el New York Times en la que relató la pérdida de su embarazo.

Meghan Markle: "Mientras sostenía a mi primer hijo, sabía que estaba perdiendo al segundo"

"Tal vez el camino a la sanación comience con dos simples palabras: ¿Estamos bien?". Con esa premisa comienza la columna de opinión que Meghan Markle publicó esta mañana en el New York Times, titulada "The Losses We Share" (Las pérdidas que compartimos).

El texto, redactado por la duquesa de Sussex, relata en primera persona su experiencia con la pérdida de su embarazo:

"Era una mañana de julio que comenzaba tan ordinariamente como cualquier otro día: preparar el desayuno. Alimentar a los perros. Tomar vitaminas. Encontrar ese calcetín perdido. Recoger el crayón rebelde que rodó debajo de la mesa. Atar mi cabello en una cola de caballo antes de sacar a mi hijo de su cuna. 

Después de cambiarle el pañal, sentí un fuerte calambre. Me dejé caer al suelo con él en mis brazos, tarareando una canción de cuna para mantenernos a los dos tranquilos, la alegre melodía contrastaba con mi sensación de que algo no estaba bien.

Sabía, mientras abrazaba a mi primogénito, que estaba perdiendo al segundo", arranca crudamente.

Mientras yacía en el hospital junto a su esposo, el príncipe Harry, recordó lo que había disparado en ella una casual pregunta que le había hecho un periodista durante una dura jornada: "¿Estás bien?". "Gracias por preguntar", fue su respuesta en aquel entonces. “No mucha gente me ha preguntado si estoy bien".

En ese contexto, Meghan entendió que esa simple pregunta era "la única forma de comenzar a sanar".

Con esa pregunta como disparador, la oriunda de California aprovechó para reflexionar sobre la actualidad social, ambiental, económica y cultural que atraviesa el mundo: "¿Estamos bien? Este año ha llevado a muchos de nosotros a nuestros puntos más críticos. La pérdida y el dolor nos han afectado a todos en este 2020, en momentos tensos y debilitantes. Hemos escuchado todas las historias: una mujer comienza su día, tan normal como cualquier otro, pero luego recibe una llamada en la que le dicen que perdió a su madre a causa del Covid-19. Un hombre se despierta sintiéndose bien, tal vez un poco cansado, pero nada fuera de lo común. Da positivo por el coronavirus y, en cuestión de semanas, él, como cientos de miles más, ha muerto".

Pero el Covid-19 no se llevó todo el protagonismo: "Una joven llamada Breonna Taylor se va a dormir, tal como lo hacía todas las noches, pero no vive para ver la mañana siguiente porque una redada policial termina terriblemente mal. George Floyd sale de una tienda, sin saber que tomará su último aliento bajo el peso de la rodilla de alguien, y en sus momentos finales, llama a su mamá. Las protestas pacíficas se vuelven violentas. La salud se convierte rápidamente en enfermedad. En lugares donde alguna vez hubo comunidad, ahora hay división".

A la hora de describir lo que se siente perder un hijo, lo expresó como "un dolor casi insoportable, experimentado por muchos pero del que pocos hablan" y cuestionó que el hablar sobre estos temas es tabú: "En el dolor de nuestra pérdida, mi esposo y yo descubrimos que en una habitación de 100 mujeres, entre 10 u 20 habrían sufrido un aborto espontáneo. Sin embargo, a pesar de la asombrosa coincidencia de este dolor, la conversación sigue siendo un tabú, plagada de vergüenza (injustificada) y perpetuando un ciclo de duelo solitario".

"Muchos de nosotros separados de nuestros seres queridos, solos, enfermos, asustados, divididos y quizás luchando por encontrar algo, cualquier cosa por lo que estar agradecidos, comprometámonos a preguntarle a los demás: ‘¿Estas bien?’ Por mucho que estemos en desacuerdo, por más distanciados físicamente que estemos, la verdad es que estamos más conectados que nunca debido a todo lo que hemos soportado individual y colectivamente este año", meditó.

“Nos estamos adaptando a una nueva normalidad en la que los rostros quedan ocultos por máscaras, pero nos obliga a mirarnos a los ojos, a veces llenos de calidez, otras de lágrimas. Por primera vez, en mucho tiempo, como seres humanos, realmente nos estamos viendo. ¿Estamos bien? Lo estaremos”, concluyó.

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