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Se cumplen siete años de la muerte de Alfredo Alcón

Alcón fue considerado uno de los mejores actores de nuestro país, falleció a los 84 años mientras se encontraba en su casa recuperándose de una cirugía y así, el arte nacional perdía a uno de sus mayores referentes. En esta nota repasamos sus obras y talento.

Se cumplen siete años de la muerte de Alfredo Alcón
Alcón fue considerado un maestro de la actuación y también uno de los artistas más queridos por sus colegas.

Alfredo Alcón nació el 3 de marzo de 1930 en Buenos Aires. Fue hijo único del matrimonio de Elisa Riesco y Félix Alcón, quién era empleado de YPF y tenía un grupo de música donde tocaba el bandoneón. A los 5 años, perdió a su padre, y con su madre que trabajaba en una fábrica de medias se fueron a vivir a la casa de su abuela Felipa ubicada en Liniers.

Comenzó sus estudios secundarios en un colegio industrial pero no era lo suyo. Llegó a decir que era “de los peores alumnos”. Es por eso que decidió dejarlo e ingresó con 14 años al conservatorio de arte dramático. Desde chico subía a la azotea disfrazado con lo que tenía a mano sin que nadie lo viera y jugaba haciendo rituales a bichos muertos.

Una carrera de solo ascenso

Una vez egresado, comenzó a hacer papeles de reparto y luego protagónicos en el programa de la Radio Nacional “Las 2 carátulas” que emitía obras. Mirando por la ventana de la misma a sus compañeros, una persona lo vio y le pidió sacarle una foto de su cara, la cuál mostró a directores.

Así llegó a debutar en cine como galán de MirthaLegrand en “El amor nunca muere” (1955) y al año siguiente siguió haciendo dupla en "La pícara soñadora". Diez años después filmaron una tercera película juntos llamada "Con gusto a rabia". También grabó "La morocha" con Tita Merello.

Dueño de una extensa carrera y un prestigio innegable, Alcón protagonizó más de cuarenta películas y entre ellas se destacan El santo de la espada, La maffia, Los siete Locos, Boquitas pintadas, Nazareno Cruz y el lobo, Los inocentes, En la ciudad sin límites y muchas más que quedarán como legado del talentoso artista.

El teatro fue su lugar por excelencia y allí brilló con obras como Final de partida, Filosofía de vida, Los Reyes de la Risa, Rey Lear, Muerte de un viajante, Enrique IV, El gran regreso, Las variaciones Goldberg, Edipo, La tempestad y Los caminos de Federico.

Alcón fue considerado un maestro de la actuación y también uno de los artistas más queridos por sus colegas, quienes siempre destacaron su humildad, una humildad que siempre dicen, se extraña cada vez más.

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