Ayer jueves, un informe basado en encuestas y que busca dar cuenta de la situación que atraviesan tanto mujeres como disidencias durante la pandemia fue publicado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Para ello se tomó como principal herramienta de investigación las encuestas realizadas el mes de mayo por un grupo de personas del Instituto de Altos Estudios Sociales - Universidad Nacional de San Martín (IDAES/UNSAM), lideradas por la investigadora del CONICET, Karina Bidaseca.
En total, se hicieron 2.274 encuestas, es decir, 2.274 mujeres cis y trans/travestis de la Argentina, de las cuales 2.135 (93,8%) son urbanas y 139 rurales y rur-urbanas (6,1%), que residen en su mayoría en las zonas de contagio del COVID-19 (1.552 en AMBA – 68,2%), por Chaco (7,4%) y Córdoba (7%).
- 55,1% son jefas de hogar, responsables en su mayor parte de los trabajos domésticos y de cuidados. En cuanto al reparto de las tareas, el 54,8% respondió que, entre todas las personas de la familia que son co-responsables, las mujeres son las que trabajan más.
- 20% de las encuestadas aseguraron que sufrieron más precarización laboral por la pandemia; 53,6% tuvo que adaptarse a trabajar de forma virtual y el resto siguió de forma normal o no está trabajando, pero le pagan el sueldo igual.
- 7,5% de las mujeres urbanas durante la cuarentena sufrieron alguna forma de violencia.
- 44,7% del total de las mujeres ubicadas en la zona rural se dedican a actividades agrícolas
- 94,1% de las mujeres rurales y originarias respondieron ser las responsables del trabajo doméstico y de cuidados
- 56,8% tiene acceso a Internet desde su casa
- 18% sufrieron alguna forma de violencia de género
A modo de conclusión, Bidaseca sotiene: "El impacto negativo de la pandemia se agudiza sobre poblaciones históricamente excluidas desde las condiciones de género, clase, étnico-raciales o de residencia".
También advierte sobre "el escenario de desocupación y crisis económica que puede dejar la pandemia. Creemos que es urgente comenzar rápidamente un mapeo post pandemia de la economía de los sectores populares. Garantizar la infraestructura de producción y comercialización, como mejorar la alimentación a partir de la perspectiva agroecológica".
“En mujeres rurales es importante reforzar los tejidos comunitarios -que en muchos casos constituyen el apoyo fundamental de mujeres que se quedaron sin trabajo durante la pandemia- y de generar y multiplicar políticas orientadas a la comercialización de los productos de la agricultura familiar. En el caso de las mujeres originarias, observamos sobretodo una preocupación muy grande por la violencia institucional”, cerró.