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Genero #Violencia de género#Feminismo#tango

El arrabal feminista: cuando el tango entra en proceso de deconstrucción

¿Por qué es necesaria la perspectiva de género en las milongas? Para conocer más detalles sobre el cambio social y cultural que atraviesa el género, Filo.News dialogó con Natalia, integrante del Movimiento Feminista de Tango en Argentina.

El arrabal feminista: cuando el tango entra en proceso de deconstrucción
Feminismo en el tango (Foto: Facebook MFT)

Esperar el famoso “cabeceo”, esa señal en la que el hombre invita a la mujer a pasar al escenario; tener que soportar que algún hombre toque por demás a una mujer durante la coreografía, con la excusa de que se trata de un “baile de contacto”; o que el hombre insista incansablemente a la mujer para pasar en frente de la milonga a bailar. Esas son tan solo algunas de las incomodidades que sufren cientos de mujeres dentro del mundo del tango.

Pero algo está cambiando en la sociedad; algo se mueve y se transforma gracias al reclamo de cientos de mujeres, que buscan romper con los moldes y cuestionar todo lo establecido. El tango, como producto cultural, no se quedó afuera de esta lógica.

Por esa razón, el Movimiento Feminista de Tango presentó un protocolo en contra de la violencia de género dentro del tango, que tiene como fin servir como herramienta para que las personas que protagonizan o presencian los casos sepan cómo proceder en ese tipo de situaciones.

“No apunta a ser un documento rígido, punitivo, sino que apunta a la reflexión, a que intentemos entre todas las personas poder hacer de los ámbitos de tango lugares más amables, donde ninguna persona sienta incomodidad”, señala Natalia, una de las integrantes del movimiento.

En diálogo con Filo.News, la bailarina reveló detalles del proyecto y del panorama que se vive actualmente dentro de esos espacios, para poder comprender por qué es importante pensar las milongas desde una perspectiva de género.

“A todas igual nos pasó en algún momento sentir incomodidad”

Con esa frase, Natalia explica que todas las mujeres tuvieron que pasar alguna vez por situaciones así, enfrentar diferentes tipos de violencia tanto física como moral o algún nivel de acoso. Es por eso que este protocolo es más que fundamental.

“La iniciativa surgió del trabajo y de las experiencias que recogimos durante el año pasado, experiencias que fueron contando muchas compañeras, mujeres que se acercaron y que nos contaron situaciones y denuncias”, explicó la bailarina.

En este sentido, la mujer se refiere a la naturalización de la violencia, la cual es difícil de explicar a los demás y a sí misma: “Es muy doloroso hacernos cargo de ciertas experiencias, y poner en palabras lo que pasó”, afirma.

Luego, añadió: “En general, la persona que se está sintiendo incomoda se retira del espacio en vez que se retire quien está agrediendo (...) nosotras creemos que teniendo un protocolo así no vamos a tolerar ningún tipo de situación violenta, sabiendo que cualquier persona que se sienta incómoda se puede acercar a la gente de la organización y pedirle ayuda. Entendemos que se va a prevenir, además cualquier mujer que vaya a una milonga sabe que va a encontrar apoyo, va a estar más tranquila y más cómoda”.

La revolución que ya llegó

Esta iniciativa responde a un contexto en constante metamorfosis, en donde el movimiento feminista adquiere cada día más poder no solo en Argentina sino también a nivel mundial. Por esa razón, interpelar sobre las bases machistas del tango representa un cambio cultural de gran calibre, ya que históricamente estuvo protagonizado por la figura masculina.

Así lo considera Natalia, quien asegura: “El contexto histórico nos obliga a cuestionar. Todas las personas estamos atravesadas por el patriarcado, nadie nació siendo feminista. Hoy en día todas las personas nos estamos planteando un montón de cosas que tienen que ver con actitudes, con formas de pensar, que nos parecían que eran así pero por ahí no son tan así”.

Por esa razón, la joven destaca la importancia de pensar el tango, como cualquier tipo de actividad cultural, dentro de una perspectiva de género, el cual es acrecentado gracias a la deconstrucción de las nuevas generaciones de los cánones estereotipados, donde la mujer queda relegada a un lugar inferior.

“Las cosas están de a poco cambiando, el feminismo viene trabajando hace mucho tiempo. Lo que sucede es que las mujeres más jóvenes quizás no tienen ningún interés en ponerse en ese lugar donde la mujer fue puesta históricamente”, afirma.

Natalia tiene 40 años. Confiesa que nunca fue de asistir con frecuencia a las milongas ya que solía sentirse incómoda. “Fue gracias a involucrarme al feminismo que pude entender por qué me sentía así”, revela.

“Nosotras, como todas las personas que frecuentan el tango, amamos el tango, y no es un lugar de crítica, si estamos ahí es porque lo amamos, nos parece un espacio, lugar, música y danza maravillosa. Hay que ir transformándolo para que no sucedan hechos de violencia, para la comodidad de todas las personas”, señala.

La revolución que se viene

Foto: Facebook MFT

El tango no es una danza homogénea, por lo cual el movimiento feminista dentro del ámbito generó bastante resistencia tanto por hombres como por mujeres. “Yo lo tomo como una resistencia que tiene que ver con no poder aún ponerse a reflexionar sobre ciertas cosas”, opina.

Luego, agrega: “Hay mucha gente que por ejemplo nos ha hecho críticas, pero ni siquiera desde un lugar muy claro, porque tampoco leyeron el protocolo, ni estuvieron en la reunión ayer, o nos tratan de fanáticas, o que queremos ir en contra de los hombres. Nadie quiere ir en contra de nadie, la idea es abrir espacios, trabajar en conjunto, que nos preguntemos qué nos pasó. Hay mucha gente interesada, que quiere leer el protocolo, y que se quiere informar; es lo único que importa para mí”, confiesa.

Sin embargo, más allá de las críticas, la búsqueda de transformación por parte de las mujeres es un hecho, y se potencia con la llegada de las nuevas juventudes. Justamente, Natalia destacó el aporte de niñas y adolescentes en el feminismo es muy “valioso”, ya que lo pudo ver materializado en su hija de 12 años: “Ella tiene actitudes que tienen que ver con otra posición en la que se encuentra ella y no es la que nos encontrábamos nosotras en nuestra infancia, y eso está buenísimo”, agrega.

Confesó que a su pequeña todavía no la apasiona el tango, pero sí sabe bailarlo. Al fin y al cabo, todo este movimiento es por ella, porque el día en que la joven o cualquier mujer que elija participar de una milonga, pueda hacerlo con tranquilidad. Es hora de construir un “arrabal” feminista, ser "arrabalera", como decía Tita Morello.

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